Domingo, 12 de Octubre 2025
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Las misteriosas esferas de piedra

En el Sur de Costa Rica tuvimos la suerte de encontrarnos con un puñado de esferas de impresionante redondez

Por: EL INFORMADOR

Belleza. Parte de la elegante decoración del restaurante Las Mercedes en Morelia. EL INFORMADOR / P. Fernández Somellera

Belleza. Parte de la elegante decoración del restaurante Las Mercedes en Morelia. EL INFORMADOR / P. Fernández Somellera

GUADALAJARA, JALISCO (07/AGO/2016).- No sé si se habrán fijado que, entre los paisajes del campo podrán existir miles y miles de líneas, de colores, de luces y de sombras de las más diversas formas pero, cuando alguna línea recta, cúbica —como los dorados cristales de pirita— o esférica se aparece en el entorno, nos llamará poderosamente la atención, provocando que la imaginación comience a dilucidar historias sobre su procedencia, dudando que la Naturaleza haya sido quien la creó, o si fue hecha por nuestros ancestros; o quizás por enormes gigantes; o quizás son las huellas de extraterrestres de fuera de nuestra pequeñísima Galaxia, olvidándonos que nuestro planeta ha sufrido movimientos y cataclismos inimaginables, por lo que no nos debería de causar asombro cualquier fenómeno geológico por incomprensible que este sea.

En este caso, las esferas de piedra que hemos tenido la suerte de encontrar en varias partes del mundo siempre me han sorprendido; y últimamente han llegado a ser una (más) de mis extrañas obsesiones. ¿Por qué?, me preguntan mis amigos, mi familia y hasta algunos de mis escasos lectores. Perdón, pero no tengo más que contestarles con la sencilla e infantil respuesta que me enseñó mi pequeña nieta: “!Porque sí! ¡Y punto!”  Dice abriendo sus manitas a los lados en posición de firmes.

Nota: “una esfera es un conjunto de puntos equidistantes de un centro; los puntos cuya distancia es menor al radio de la superficie, hacen que dicho cuerpo sea una bola sólida”.

Hace algunos años, tuve la suerte de recibir el extraño —y para mi inapreciable— regalo, de unas tres “bolas” de piedra volcánica de unos 50 centímetros de perfecta redondez, de parte de unos queridísimos amigos venezolanos quienes —exitosos y aventureros— se mudaron nada menos que a la mismísima Siberia, y quienes, dada nuestra entrañable amistad, consideraron que nuestra casa sería el lugar ideal para esas maravillas volcánicas. Unas bellas y pesadísimas (300 kg c/u) esferas de piedra creadas por la naturaleza, que por años he estado disfrutando frente a la ventana de mi pequeño —y atestado de recuerdos— estudio.

En el Sur de Costa Rica, a orillas del Río Diquis tuvimos la suerte de encontrarnos con un puñado de esferas de impresionante, y hasta casi milimétrica, redondez que la gente dice fueron labradas por los hombres hace miles y miles de años (¿?). Cosa que personalmente dejo en tela de duda; ya que aún con las herramientas actuales sería difícil hacerlas con tal perfección. Además, de ser así, se encontrarían restos del material de desecho del que se hubieron labrado; así como restos de las herramientas utilizadas.

Al llegar a casa y asomarme nuevamente por la ventana, aquellas tres esferas volvieron a llamarme la atención. Revolviendo una vez más mis ya de por si revueltos archiveros, encontré una tarjeta postal que alguna vez hube guardado, claro, con la imagen de una esfera de piedra. La tarjeta me refirió a un restaurante llamado Las Mercedes, nada menos que en Morelia.

Gasolina, tanque lleno, impermeable y una chamarrita y a agarrar la carretera para, unas tres horas después, llegar a un bello hotel del centro de la ciudad.

Efectivamente: el hermoso y elegante restaurante Las Mercedes estaba decorado con decenas de esferas idénticas a las de afuera de mi ventana. Sergio, el dueño de infaltable e interesantísima plática, nos explicó que todas estas piedras bola habían salido de la Falla Geológica de Santa María, que curiosamente cruza casi toda la ciudad. Las famosas pelotas de piedra, claro, ya han sido extraídas. Nos dijo que ahora se encontraban en casas y jardines particulares, hoteles (Villa Montaña tiene varias), o en elegantes restaurantes, como era este el caso.

Gozamos la cena, la plática, la ciudad, y el hecho de haber satisfecho la inquietud de la procedencia de nuestras esferas. ¡Morelia vale muchísimo la pena!

NB: No. Las Piedrotas de Tapalpa, aunque indiscutiblemente bellas, no son esféricas. Las que si son, son las de Ahualulco; y aunque su procedencia geológica debe de haber sido similar, y su aparición ha sido debida igualmente a la erosión, estas son mucho más grandes que las de Morelia, y su textura, formación y materiales son totalmente diferentes.

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