Las gorditas de Los Asientos

GUADALAJARA, JALISCO (07/JUL/2013).- Real de Asientos es un pueblo minero que está a menos de una hora de Aguascalientes, que podrá ser Pueblo Mágico o lo que ustedes quieran pero… lo que más nos gustó fueron las gorditas de por allá. ¡Ah… qué cosa…! ¡Esas si que son mágicas pa’ que vean…! Les platicaré…

Todo esto salió de una divertida plática con Doña Belén García, quien bien instruida y enamorada de pinturas, documentos y papeles viejos, es la guía y guardiana del “Túnel y Pinacoteca” del lugar, con quien tuvimos la dicha de comentar datos, historias y leyendas que sucedieron en siglos pasados, y ciertamente imbricadas en los tiempos actuales.

Los túneles, nos decía, eran antiguos acueductos que pasaban bajo la Parroquia de Belén, supuestamente para proteger las endebles estructuras de las filtraciones (?). Ahora estos túneles son unos pasadizos por donde se llega a la colección de pinturas de motivos religiosos, que eran ordenadas sobre pedido por los eclesiásticos ricachones de aquellos tiempos. Vender el cielo siempre ha sido buen negocio, comentábamos.

Algunas de esas pinturas son atribuidas nada menos que a Miguel Cabrera, pintor barroco novohispano del siglo XVIII, cuyas pinturas —una de ellas la conocidísima de Sor Juana Inés— están cotizadas en los mercados mundiales; y ahí están guardaditas y casi desconocidas en este árido pueblito “cuyo origen y destino —según reza el monumento de la entrada— está labrado sobre puro terreno macizo”; y sus entrañas están recubiertas de oro y plata (como los pilares de Maríablanca que cantábamos de chiquillos).

Ahora, la enorme compañía Minera Frisco, perteneciente al Grupo Carso de ya saben quien, está explotando con lujo de avances tecnológicos —y dicen que cuidando al medio ambiente— sendas vetas de oro, plata, plomo y zinc, al parecer con gran éxito. Es impresionante ver los grandes cerros de minerales extraídos. Enormes maquinarias  trabajando sin cesar en cuevas y montañas. Hondonadas cubiertas de plástico negro para evitar (me dijeron) la contaminación del subsuelo con los líquidos utilizados en la separación de los metales. Vistosas naves azules colgando de las montañas para proteger a máquinas y obreros. En fin: todo un emporio minero alrededor de Los Asientos.

Y… a propósito de los asientos… quedamos de platicar de los asientos de las gorditas que tanto nos gustaron, y que fue el motivo de platicar de este lugar.

De la Ciudad de Aguascalientes se llega a Rincón de Romos por la carretera 45; ahí vuelta a la derecha; y pasando Tepezalá, se llega al emblemático monumento de Real de Asientos, que indica el crucero de lo que fue el “Camino Real de Tierra Adentro” por donde, ires y venires con recuas llenas de mercancías recorrían de México a Santa Fé. Asientos, con sus minerales y la acuñación de moneda (de ahí su título “Real”) era el paso forzado de estas caravanas que hacían del pueblo un sitio importante en el trayecto.

En los primeros tiempos, el asedio —plenamente justificado a nuestra manera de ver— de los regionales chichimecas, y sobre todo de los guachichiles quienes, para manifestar su bravura se teñían el pelo de rojo cual gorriones (de ahí su nombre) y usaban curiosos gorros cónicos de piel del mismo color, eran la pesadilla de los viajeros que transitaban llenos de riquezas pilladas de nuestra entonces Nueva España.

En la plaza, como la panza reclamaba, y veíamos que varios mineros chamagosos y tiznados entraban confianzudos a un pequeño restaurante… pa’ pronto nos aclientelamos compartiendo con ellos su mesa, su tizne y sus cuitas. La inmediata recomendación de las gorditas no se hizo esperar; por lo que pedimos de inmediato… unas de papas con chorizo, otras de nopales, otras más de frijoles con requesón y arroz ranchero por un lado, mismas que nos hicieron exclamar para beneplácito de nuestros anfitriones…

¡Para gorditas, las de los Asientos! ¡Si señor…!

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