Suplementos | De viajes y aventuras La suerte: importante compañera de viaje Por azar, estrellas de cine japonés Por: EL INFORMADOR 8 de septiembre de 2012 - 20:57 hs Filmación. Un breve descanso mientras se iniciaba los trabajos. / GUADALAJARA, JALISCO (09/SEP/2012).- A la señora suerte, hay que tenerla cerca en cualquier viaje por corto o largo que sea. Habrá que solicitarla y -con nuestras actitudes inquietas- dejarle ver que tenemos curiosidad, y que estamos dispuestos a cualquier sorpresa. Mostrarle que es bienvenida, y que su presencia nos hará más interesante el viaje estando dispuestos a sus caprichos, que serán parte de nuestras vidas y que nunca la olvidaremos. Habrá que coquetearle con pasión, sabiendo que no gusta de los pusilánimes, ni los timoratos, ni de los flojos y comodines. La señora nos favoreció, una vez que corríamos en nuestro camión por el Shahel (la parte más al norte del Sahara) adentrándonos en las arenas de Túnez tras haber recorrido una buena parte del desierto argelino. Nefta, era en nuestros mapas, tan solo un pequeño oasis que se caracterizaba por las fuentes termales, reminiscencia de cuando los romanos, a principios de esta era, la ocuparon; y además centro religioso con sus decenas de mezquitas, sus abundantes palmeras, y el mausoleo de Sidi Bu Sid; un santo de quien se dice que pobló de palmeras el oasis. Estando sentados en la arena al lado de nuestro camión, meditando sobre el exótico lugar que visitaríamos, un extraño bólido de aspecto casi marciano que venía a toda velocidad, se paró al lado del nuestro, extrañado que una familia se encontrara en amable convivencia en las inmediaciones del oasis. “¿¡Qué hacen aquí!?” Fue la pregunta inmediata de ambas partes. Aún que nuestra respuesta era más que obvia, la que el nos dio nos pareció más que excitante… “¡Estamos filmando una película, repitiendo las hazañas que se acaban de escribir en el Rally Paris-Dakar que corrimos hace tres meses!” nos dijo entusiasmado. Y… “¿vienes tú solo?” Inquirieron mis hijos con emoción, en un champurrado de francés y esperanto (creo). “No, que va… vienen pilotos de coches, motos y camiones de carrera, con los vehículos con los que compitieron. Además todo el equipo de filmación que grabará las escenas sucedidas. La compañía es japonesa, y la película se llamará I see you pero solo se verá en Japón. La heroína es de por allá, y está flaquita y descolorida; pero bueno, hay gustos para todos” dijo con sorna. “Todo mundo se hospedará en un hotelito bastante bueno que está afuera de la Medina (centro neurálgico) del poblado”. Añadió invitándonos a reunirnos al jolgorio. Ni tardos ni perezosos, decidimos sacrificar algunos dirhams (moneda oficial del Reino de Marruecos)para, en lugar de acampar en el camión, hospedarnos en el hotelito y aprovechar el excitante ambiente automovilístico que doña suerte nos había mandado. Durante la cena conocimos al director japonés -gordito, boina, barbas de candado y muy platicador-. A la Prima Donna etérea. Al mecánico, que era nada menos que Toshiro Mifune. Y a todo el elenco, quienes nos hacían sentir como parte del equipo. Tanto así, que el director nos contrató como extras. Agregando que a la mañana siguiente filmaríamos escenas nocturnas y del amanecer en pleno desierto. ¿Suerte? ¡Suerte de la buena! A toda la parafernalia fílmica se le agregó la temeridad de los pilotos, quienes repetían las escenas que hacía tres meses habían sucedido. A nosotros, nos vistieron con vistosos uniformes, para actuar como “bandereros”, simulando dirigir el tránsito de aquellos bólidos. Más tarde la hicimos de cocineros; y luego hasta amigos de los pilotos, brindando junto a una fogata con “El Toreador”, un piloto español que era el héroe de la película. A eso de la media noche, acabada la filmación, un gran tráiler, poniéndose en el centro, abrió sus puertas laterales, para surtirnos de la comida francesa más esplendida (creo) que he probado; acompañada de un vino francés, champaña, coñac y postre para todo mundo. ¡A medio desierto! Creo que, si no hubiera sido por los extraordinarios coches, y los impresionantes camiones de carrera, la estupenda cocina móvil fue los que más nos llamó la atención. Bueno… vale mencionar que la paga -previa a la estupenda cena- fue para nosotros impresionante el ver caer sobre nuestras manos el tapique de billetes (dirhams) que nos entregaban cada noche como compensación de “nuestros trabajos” como extras. Y… con eso de que no se pueden sacar los dirhams del país, nos dedicamos a darnos la gran vida durante más de una semana, en el hotel de Nefta; aquel misterioso y lejano oasis en medio del desierto. ¿Suerte? Sí. Esa extraña y celosa compañera, indispensable en cada viaje. Temas Pasaporte De viajes y aventuras Lee También Agencias de viaje en Jalisco ofrecen descuentos para adultos mayores con Inapam Un viaje por el tiempo en Cuitzeo, Michoacán Abrazo otoñal en la Riviera Nayarit Pasaporte: la vocación de contar el mundo Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones