Suplementos | Esta vez quiero rendir homenaje a los que hacen alboroto vespertino La fiesta interminable Esta vez quiero rendir homenaje a los que hacen alboroto vespertino Por: EL INFORMADOR 11 de octubre de 2015 - 03:44 hs Todos conocemos historias de esos noctámbulos. EL INFORMADOR / ARCHIVO GUADALAJARA, JALISCO (11/OCT/2015).- Uno de mis mejores amigos tiene la costumbre de amanecerse con música, risas y tragos en la sala de su casa. Ese temperamento, que la gente de antaño llamaba “bohemio”, la de mi generación “fiestero” y los médicos “desequilibrado”, resulta muy simpático para quien tiene la comezón de irse de juerga fuera de los tiempos que los demás solemos concederles a tales ocupaciones. Digamos que un miércoles, por ejemplo. Somos decenas, o quizá más, quienes hemos acudido a esas veladas (a lo mejor a estas alturas hay quien nos imagina con una guitarra y cubas libres, como émulos de los parroquianos de la Peña Cuicacalli, cuando la verdad es que la atmósfera se parece más a la del viejo, querido, ruidoso y ahumado Roxy). A la vez, he sabido que los sucesivos vecinos de mi amigo han transitado de las pastillas para dormir al Instituto Jalisciense de Justicia Alternativa sin encontrar, aún, consuelo. Pero como he abordado en diferentes ocasiones en este espacio los perniciosos efectos del ruido sobre las psicologías de quienes no lo producen sino lo sufren, esta vez quiero rendir homenaje a los que hacen alboroto vespertino. Todos conocemos historias de esos noctámbulos. El abuelo de un amigo se iba de juerga con Mike Laure, esa cruza local de Rigo Tovar con Elvis, y de cuya afición al barullo da buena cuenta esa canción en la que asegura: “Quiero amanecer cantando/ allá por Chapala/con los amigos parrandeando… El padre de otro era compañero de dominó y tequilas del llorado Alberto Onofre, aquel mítico jugadorazo del medio campo de las Chivas al que un compañero americanista de la selección le reventó la rodilla de un portazo en la concentración del equipo nacional antes de la copa del mundo del 70. Algunos otros no alternan con famosos pero sí desarrollan comportamientos notables. El abuelo de un amigo, por ejemplo, tenía la costumbre de dedicar la tarde de cada martes a visitar esa cantina céntrica llamada La Fuente y, a pie y acompañado por una variable tertulia de bebedores ya entrados en la setentena, hacer un recorrido por otra serie de establecimientos similares que terminaba en el Mercado Corona por ahí de las cinco de la mañana. Los miércoles, para curarse la resaca, el buen hombre recibía a los amigos en la cochera de su casa. Se jugaba a la baraja. El precio por entrar era llevar un six de cerveza. Otros llegaban, de plano, con un cartón. Para el viernes al buen abuelo le estaban dando los santos óleos. No se piense que no existen las mujeres afectas a eso que un gobernador del Estado llamaba “francachelas”. En un edificio en el que viví habitaba una mujer, conocida como la “Licenciada”, que cada noche ponía un disco de María Dolores Pradera y se metía entre pecho y espalda una botella de aguardiente. Mientras había luz natural su fiesta particular era silenciosa. Pero apenas asomaba la oscuridad, la “Licenciada” era poseída por el espíritu de las bacantes griegas. Nos acostumbramos a dormir entre sus carcajadas y sus gorgoritos musicales, aunque de cuando en cuando nos despertaba el estruendo de sus caídas. Durante años pensé que la mujer bebía sola: luego supe que su compañera de tragos era su madre, una viejita de apariencia inocua a la que le salía un vozarrón de soprano en los estribillos de las canciones más llegadoras. Hay una condena social extendida hacia este tipo de personalidades. Se nos dice que son malos padres, malos trabajadores. Es probable que sí. Pero a veces, a media semana, cuando uno se encuentra perdido en la rutina, se les llega a envidiar. Temas Tapatío Antonio Ortuño Lee También Samuel Kishi y su cine que cruza fronteras y generaciones Un museo vivo: Experiencias y arte en el Cabañas La gran estafa que nos hizo “americanos” Chivas Femenil, a una victoria de asegurar su lugar en Liguilla Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones