Viernes, 10 de Octubre 2025
Suplementos | “Miren mis manos y mis pies: soy yo en persona”

La alegría espiritual

“Y que su nombre se había de predicar... la necesidad de volverse a Dios”

Por: EL INFORMADOR

.  /

. /

La pascua es una gran fiesta. Los cincuenta días de la pascua tienen un único pensamiento, una sola noticia: Cristo resucitó como lo había anunciado. ¡Alegría, victoria!

La liturgia --el culto oficial de la Iglesia-- en este tiempo de pascua, incita a los bautizados a vivir la alegría del triunfo de Cristo. Venció al pecado y a la muerte, y su victoria es compartida por cuantos han puesto en Él su esperanza.

La Iglesia orante mueve a todos a cantar, a proclamar con aleluyas esta victoria. Ahora todo es alegría, luz y vida.

Mas estos días pasarán raudos. El cristiano es un navegante en el mar de la vida. En esta pascua encontró en Cristo resucitado la dirección al puerto seguro. Sin embargo, seguirá navegando hasta su pascua eterna y en Cristo espera encontrarla.

Cada domingo el mensaje de los evangelistas presenta distintas escenas alegres de Cristo resucitado. En este tercer domingo de pascua, San Lucas narra cómo una vez y más se presenta Cristo ante sus atónitos y aún desconfiados discípulos.

“No tengan miedo”

Tal vez creían que era un fantasma. Entra donde ellos están reunidos; su actitud es familiar, sencilla. Es Él y no tienen por qué temer. Así es siempre en la vida.

El Hijo de Dios no vino a condenar, sino a salvar a todos. En sus años de vida pública manifestó siempre bondad; si lo buscaban las multitudes era porque atraía con el amor, la confianza que irradiaba con sus palabras, sus obras, sus milagros.

En México ha quedado vivo el recuerdo de las visitas del Papa Juan Pablo II. Lo aclamaban las multitudes, cantaban para él temas alusivos, llamándole amigo, diciéndole que ya era mexicano.

Vino Benedicto XVI y se vivió de nuevo la alegría, el entusiasmo. La única explicación a estas manifestaciones, es que no eran dirigidas a la persona del Papa, sino a quien representaba, a quien reconocían. El Papa es vicario, es decir el representante de la cabeza invisible de la Iglesia, el Señor Cristo, y no infunde temor alguno.

El Papa, mientras lo aclamaban, decía: “Laudetie Dominus Noster Jesus Christus” (sea alabado Nuestro Señor Jesucristo”, porque estaba seguro de que era a Cristo a quien aclamaban.

Cristo, aunque oculto en la Iglesia en los sacramentos, en la Sagrada Comunión, nunca lo será para despertar temor o miedo con su presencia, sino comprensión, perdón, misericordia, amor. !Que nadie tenga miedo a Cristo!

“Miren mis manos y mis pies: soy yo en persona”.

El Verbo de Dios tomó la naturaleza humana y entró de lleno en la historia de la humanidad, como una persona más del conglomerado humano. En todo igual a los hombres, menos en el pecado, porque compartió todo con los seres humanos. Sin dejar de ser Dios, pudo padecer y morir como Dios, pudo resucitar como Dios.

Ahora, resucitado, muestra en sus manos y sus pies las huellas de su pasión,  ya sin los clavos, ya sin el dolor redentor.

Y para que sus apóstoles acaben de salir de su asombro y sus titubeos, pide algo de comer y delante de ellos come. Cristo resucitado es Dios porque venció a la muerte, y es hombre allí compartiendo con ellos la comida de pescado asado.

Entonces les abrió los ojos

     Esta manifestación ante susdiscípulos tiene un antes y un después. El antes es manifestarse vivo, resucitado. Ahora ya entenderán aquello que antes no entendían ni querían aceptar, cuando no una, sino seis veces, les anunció que subiría a Jerusalén para ser rechazado por los ancianos, los escribas, los sacerdotes; que sería sentenciado a muerte; que sería levantado en alto --crucificado--, y que al tercer día resucitaría de entre los muertos.
Ahora ya entendieron todo, y el futuro ya les correspondía a ellos, a los testigos ahí presentes.

“Y que su nombre se había de predicar... la necesidad de volverse a Dios”

     Unos , los primeros en haber sido elegidos y obligados a dar testimonio porque con sus ojos vieron, con sus oídos escucharon y hasta pudieron acercar sus manos y tocar a su Señor. Después, sus discípulos y los discípulos de sus discípulos.
     A todos los bautizados llegó y sigue llegando la misma misión de dar testimonio, y más meritorio, porque sin ver creyeron. Todo bautizado ha de ser testigo sin haber visto, porque Cristo resucitó.
     En la última reunión de los obispos en Aparecida, Brasil, en mayo de 2007, se avivó el mandato de Cristo de ser mensajeros, y todos se llamaron discípulos y misioneros, prontos para aprender a los pies del Maestro, Cristo, y llevar a muchos a encontrar a Dios y...

...para el perdón de los pecados

     La fuerza demostrativa de que Cristo resucitó y vive, no debe de estar solamente en palabras, en la argumentación de quien anuncia este hecho admirable, sino en que el verdadero testimonio se manifiesta en el compromiso personal. El testimonio se ha de testificar con una vida apartada del .pecado.
     Cristo es el cordero inmaculado que quita el pecado del mundo. Predicar a Cristo resucitado es ahondar en el misterio de la Redención, porque la sangre derramada en la cruz fue derramada para lavar los pecados de todos los hombres.
     En el pregón de pascua que solemnemente es cantado la noche de la Vigilia Pascual, al proclamar la alegría del pueblo porque tiene un redentor que pagó con su sangre y con su vida el rescate por todos, tiene esta exclamación: “¡Oh feliz culpa por la que nos diste tan grande redentor!”.
Al mirar a Cristo resucitado y proclamado, es lanzar un grito de  alegría porque allí, en Él y por Él, está la misericordia. Allí está el perdón de los pecados.

José R. Ramírez Mercado

Temas

Lee También

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones