Domingo, 15 de Junio 2025
Suplementos | Hoy celebramos la fiesta de la Epifanía del Señor Jesús, con la visita de los Reyes Magos

La Palabra del domingo: “Que te adoren todos los pueblos”

La palabra epifanía, de origen griego, significa “manifestación”. Es, sencillamente, la manifestación al mundo entero de que ha llegado el Hijo de Dios

Por: EL INFORMADOR

Domingo 4 de Enero
La Epifanía del Señor

     Hoy celebramos la fiesta de la Epifanía del Señor Jesús, con la visita de los Reyes Magos. La palabra epifanía, de origen griego, significa “manifestación”. Es, sencillamente, la manifestación al mundo entero de que ha llegado el Hijo de Dios, que se hizo hombre en el seno virginal de María, su madre.
     Jesús recién nacido se manifiesta como el Mesías prometido, que vino a salvar no sólo a los judíos, sino a todos los hombres, a todas las razas, de todos los tiempos, sin excepción. Participan en este gran acontecimiento evangélico, los Reyes Magos que acudieron de lejanas tierras, del mundo no judío, a adorar al Niño Jesús nacido en Belén.
     Es admirable la audacia de estos Reyes Magos, que lo dejaron todo para ponerse en marcha rumbo a lo desconocido, guiados por la inspiración de Dios y la luz temblorosa de una estrella. Buscando al niño dejan su país, su parentela y su comodidad; se exponen a los muchos peligros de su largo camino. Llegan a Belén y preguntan con ansia: “¿Dónde está el Rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella y hemos venido a adorarlo”.
     Ante la indiferencia de muchos y la malicia de otros, los magos siguieron guiándose por la estrella, que los llevó finalmente hasta donde este niño está con María su madre. Los viajeros supieron ver en ese niño nacido en un pesebre, al Hijo de Dios hecho Hombre, el Mesías redentor, y postrándose lo adoraron y le ofrecieron regalos: incienso como a Dios, oro como al rey, mirra como al hombre. Los reyes representan la universalidad de la salvación y la catolicidad de la Iglesia. Cumplida su misión, regresaron felices a su tierra.
     La Epifanía del Señor es un misterio que muchos cristianos no asimilamos todavía. No nos importa el gran problema evangélico de millones de hombres que en la actualidad no conocen a Cristo. Y nos quedamos callados cuando nos preguntan: “¿Quién es Cristo? ¿Qué quiere? ¿Dónde está?”.
     El hombre busca a Dios y quiere que Dios se le manifieste. Quiere ver alguna luz, alguna estrella, algún camino. Nosotros los cristianos deberíamos ser la Epifanía, la manifestación de Cristo dondequiera que estemos.       
     Deberíamos mostrar a Dios en nuestra palabra y en nuestra vida. Si el mundo que nos rodea no lo encuentra en nosotros, es porque estamos lejos de Cristo.
     Pongámonos en manos de Dios, convencidos de que no somos sino pobres instrumentos para que su voluntad salvífica se manifieste y se cumpla en nosotros y en nuestro prójimo. El Señor Jesús actuará a través de nosotros para continuar su obra, si nos compenetramos profundamente con Él, pensando como Él piensa, amando como Él ama. Vida auténtica en gracia santificante, para que Dios manifieste su misericordia infinita.
     Amiga, amigo: Jesús está siempre con nosotros en la Eucaristía, para convertirnos en propagadores de su Evangelio. De nosotros depende que muchos encuentren a Jesús o lo ignoren. Dios tiene la última palabra”.

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