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Suplementos | El destacado escritor falleció a los 81 años de edad a causa de una infección estomacal

Hugo Gutiérrez Vega: un animador cultural con un amplio legado

El destacado periodista cultural, escritor, poeta, más un largo etcétera, falleció a los 81 años de edad a causa de una infección estomacal

Por: EL INFORMADOR

Con el deceso del poeta, editor, actor, periodista y diplomático, la historia literaria de Jalisco y el país cierran un capítulo import EL INFORMADOR / ARCHIVO

Con el deceso del poeta, editor, actor, periodista y diplomático, la historia literaria de Jalisco y el país cierran un capítulo import EL INFORMADOR / ARCHIVO

GUADALAJARA, JALISCO (27/SEP/2015).- Con el deceso del poeta, editor, actor, periodista y diplomático de carrera Hugo Gutiérrez Vega (1934-2015), la historia literaria de Jalisco y el país cierran un capítulo importante, un lapso en que una vida dedicada a interpretar la experiencia humana a través del arte y el ejercicio periodístico contribuyeron a forjar una identidad para este país, en especial durante la segunda mitad del pasado siglo.

Tapatío de nacimiento, Gutiérrez Vega se desempeñó durante los últimos años como presidente del consejo de administración de un diario de circulación nacional, donde también estuvo al frente de uno de los suplementos culturales más leídos en el país, además de ser el rostro visible de una cátedra de periodismo cultural que hospeda la Universidad de Guadalajara (UdeG) y que lleva su nombre.

Nacido en 1934, Gutiérrez Vega fue llevado por su familia a vivir a Lagos de Moreno, Jalisco, durante su niñez, y fue ahí que conoció al poeta Francisco González León, quien sería una influencia determinante en su vida, como también lo fueron la obra del padre Alfredo Plascencia y la de Ramón López Velarde, quienes le condujeron a tomar el camino de la poesía.

Entre los numerosos autores que contribuyeron a dar forma a su propia obra se encuentran los poetas españoles de la generación del 27 (Federico García Lorca, Rafael Alberti o Luis Cernuda); así, aunque ganó algunos concursos de poesía antes de cumplir 20 años, publicó su primer libro, “Buscando amor”, apenas en 1965 (de hecho, el INBA prepara un homenaje en el Palacio de Bellas Artes por los 50 años de este volumen de poemas, evento donde tomarán parte el 1 de octubre la actriz Diana Bracho, la poeta Carmen Villoro y el rector general de la UdeG, Tonatiuh Bravo Padilla).

Lo que no puede arrebatársele al célebre hombre de letras es que su trayectoria lo distingue como uno de los más importantes poetas contemporáneos de México, así como una de las figuras culturales más trascendentales en una nación donde destacó por ser, hasta el fin de sus días, un intelectual crítico, comprometido y que no dejó de asumir riesgos al expresar su opinión.

A lo anterior, por supuesto, le precede una formación sólida; Gutiérrez Vega se doctoró en Derecho por la Universidad Autónoma de Querétaro —para la que fue rector—, pero también estudió letras inglesas en Michigan (Estados Unidos), literatura italiana en la Universidad de Roma y sociología de la comunicación en Londres (Inglaterra).

Un currículum como el suyo, le ganó el puesto de docente en la Facultad de Filosofía y Letras y la de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); aunque destacó de igual modo como funcionario, pues llegó a dirigir de Casa del Lago, la Revista de la Universidad y fue titular de Difusión Cultural para la UNAM; asimismo, en 2011 fue elegido como miembro de la Academia Mexicana de la Lengua.

Leguas y lenguas

Se le reconoció siempre como un gran viajero; algo que fue favorecido por su prolongada faceta como servidor de carrera en el Servicio Exterior Mexicano, ya que no solamente desempeñó funciones de consejero cultural en Roma, Londres, Madrid o Washington, fue también embajador en Grecia, concurrente en Líbano, Chipre, Rumania y Moldavia, de igual modo trabajó para la UNESCO en Irán y la antigua Unión Soviética, y fue cónsul general de nuestro país en Río de Janeiro (Brasil) y en San Juan (Puerto Rico).

Lo anterior, por supuesto, influyó de manera determinante en otra de sus pasiones, la traducción poética de textos de poesía griega, labor por la que ha sido reconocido; ahora bien, como consecuencia, su obra literaria ha sido también traducida a lenguas como el inglés, francés, italiano, portugués, ruso, rumano y griego.

Algunas obras

“Buscando amor” (1965), “Samarcanda y otros poemas” (1972), “Información y sociedad” (1974), “Cuando el placer termine” (1977), “Poemas para el perro de la carnicería” (1979), “El Tarot de Valverde de Vera” (1981), “Meridiano ocho-cero” (1982), “Andar en Brasil” (1987), “Georgetown blues y otros poemas” (1987), “Las peregrinaciones del deseo. Poesía reunida 1966-1985” (1987), “El erotismo y la muerte” (1987), “Los soles griegos” (1989), “Cantos del despotado de Morea” (1991), “Una estación en Amorgós” (1996), “Los pasos revividos” (1997), “Lecturas, navegaciones y naufragios” (1999), “Algunos ensayos” (2000), “Peregrinajes: poesía reunida 1965-1999” (2000), “Poemas sobre poetas” (2001), “Esbozos y miradas del bazar de asombros” (2006), “Antología con dudas” (2007) y “Los pasos revividos” (2013).

Premios y reconocimientos

Premio Nacional de Poesía Aguascalientes (1975), Medalla Alfonso X de la Universidad de Salamanca en España (1981), Premio Jalisco de Literatura (1994), Gran Cruz de la Orden del Delfín en Grecia (1994), Premio Nacional de Periodismo en Difusión Cultural (1999), Premio Iberoamericano de Poesía ‘Ramón López Velarde’ (2001), Premio Xavier Villaurrutia (2002), Medalla de Oro/ Instituto Nacional de Bellas Artes (2004), Doctorado Honoris Causa por la Universidad Autónoma de Querétaro (2010), Premio y Homenaje Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez en la FIL (2010), Premio Nacional de Periodismo “Carlos Septién García” (2012), Premio Nacional de Ciencias y Artes en Lingüística y Literatura (2013) y Doctorado Honoris Causa por la UdeG (2014).

Una cátedra heredada

Aunque Hugo Gutiérrez Vega nunca perdió relación con Guadalajara —como expresó la directora de la Feria Internacional del Libro (FIL), Marisol Schulz, fue siempre “cómplice” del encuentro literario—, ésta se acentuó en el pasado reciente; interesado por la formación de profesionales en el periodismo cultural, dio su nombre a un proyecto de cátedra académica que se especializa en fomentar la capacitación periodística y literaria, así como impulsar la docencia, la investigación cultural, histórica, política, social y económica de la sociedad mexicana.

Comenzó como una iniciativa por parte del Foro de Periodismo Cultural en la ciudad, pero esta cátedra se formalizó mediante convenio su adhesión a la UdeG —quien valida sus cursos y talleres— y, a partir de 2012, tiene como sede formal el Centro Universitario del Sur (CUSur) y la Casa de la Cátedra (en Miguel de Cervantes 176) en Guadalajara.

Y todavía más, no sólo cedió su sombre para un certamen literario bienal que convoca el Aayuntamiento tapatío o aglutinó voluntades para llevar a cabo el Festival Literario “Letras en la Mar” (en Puerto Vallarta), sino que —como animador cultural constante— convocó a diferentes personajes del ámbito cultural latinoamericano a compartir con él el estrado —tal el caso de Carlos Monsiváis o el poeta Juan Gelman— donde se le rindieran homenajes.

Al final, la imagen imperecedera de su figura resalta en algunas de sus frases en las que reivindica la necesidad de reflexionar siempre sobre las condiciones del país, pero siempre “por encima de la pirotecnia de los políticos profesionales y de sus juegos de feria de rancho” porque, sostenía, “el debate intelectual no se ha cumplido”.


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