Domingo, 15 de Junio 2025
Suplementos | A 270 años de su nacimiento

Historia

Andrés Cavo, humanista e historiador tapatío

Por: EL INFORMADOR

Se cumplieron 270 años desde que vio la luz el historiador y humanista jesuita Andrés Cavo; nació en esta ciudad el 13 de febrero de 1739. Muy poco se conoce de la vida de este religioso intelectual del siglo XVIII. Debió haber realizado sus estudios en el Colegio de Santo Tomás de la Compañía de Jesús, donde ahora se encuentra la Biblioteca Iberoamericana. La agudeza de sus reflexiones llamó la atención de los superiores e intelectuales de la época; se sabe que ya era bachiller cuando ingresó a la Compañía, en 1758, en el noviciado que se encontraba en Tepoztlán. Dos años después fue ordenado sacerdote e inició una vida dinámica y entregada al estudio y a la enseñanza. En sus principales obras, Cavo siempre añadió a su nombre “sacerdos Guadalaxarensis”, o “sacerdote de Guadalajara”.

En 1764 impartió clases en el Seminario de San Ignacio y en el Colegio de San Jerónimo, ambos, en Puebla. Este año sin duda fue importante en la vida del jesuita puesto que fue enviado a la misión de Nayarit. Estando en este lugar, en junio de 1767 llegó la orden de expulsión de la Nueva España de todos los miembros de la Compañía, decretada por el rey de España, Carlos III. Él y su hermano, Lorenzo, quien se encontraba en la iglesia de Jesús y María en la misma misión, fueron enviados al destierro desde Nayarit.

Años después, el mismo Andrés Cavo narró de manera conmovedora que cuando el oidor de la Audiencia de México, Jacinto Martínez de la Concha, en el colegio de San Ildefonso leía el decreto de expulsión, “vaciló en la lectura… y no pudo seguir”. Fue entonces que el padre cubano, José Julián Parreño, superior del colegio, tomó “el decreto en sus manos y con voz clara y serena leyó las palabras fatales”. Fue Parreño quien más influyó en la formación intelectual de Cavo; en noviembre de 1767, en Veracruz se encontraron Parreño y los dos hermanos Cavo, junto con otros 50 jesuitas que partieron rumbo al destierro en el barco “El Buen Suceso”.

No fueron recibidos en España y continuaron el viaje hasta Roma, pero cuando Napoleón obligó al gobierno español a recibir a los desterrados, los hermanos Cavo fueron a España con la intención de regresar a México y a su Guadalajara. Pero muy al contrario, un nuevo decreto lo obligó a regresar a Roma, donde vivió en una extrema pobreza; su hermano Lorenzo le ayudaba económicamente. Andrés escribió poco antes de morir: “… quisiera estar en esta Ciudad de México, porque, con mi gota y lo viejo, no puedo tolerar el frío del invierno, pues, estando casi rodeado de fuego estoy tiritando de frío”.

Cuando se enteró de la muerte de su hermano, “decayó rápidamente y falleció el 23 de octubre de 1803”, sin volver a poner un pie en su ciudad. Su obra principal la escribió en Roma y la llamó Historia civil y política de México, la cual dejó manuscrita y nunca la vio publicada. Fue en 1836 cuando el historiador Carlos María Bustamante realizó una edición que fue bastante criticada por la gran cantidad de errores que cometió al transcribir la obra; le dio el nombre de “Los tres siglos de México durante el gobierno español hasta la entrada del ejército trigarante”, y solo las dos primeras partes son de Cavo; la tercera fue agregada por Bustamante.

Fue hasta 1949 cuando se hizo una edición fiel de la obra de Cavo, a cargo del jesuita Ernesto Burrus. En su obra, Cavo siempre destacó la bondad de las “personas ricas” de Guadalajara, quienes en tiempo de escasez ayudaban a “cuantos pobres acudían” a la ciudad. Perteneció a aquel grupo de humanistas del siglo XVIII, al lado de Francisco Javier Alegre, Clavijero y otros notables jesuitas, que desde el destierro en Italia dieron a conocer al mundo la cultura mexicana, siendo Cavo el primero en escribir la historia de la etapa colonial de la nación.

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