Jueves, 02 de Mayo 2024
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Estética del Kung fu

Mucha pelea y misticismo de Oriente al estilo de Wong Kar-Wai, un veterano del cine en Hong Kong

Por: EL INFORMADOR

Trama. La película toma como punto de partida la vida del maestro de Bruce Lee.  /

Trama. La película toma como punto de partida la vida del maestro de Bruce Lee. /

GUADALAJARA, JALISCO (26/ENE/2014).- El gran maestro es una película de artes marciales interesada por la poesía de los golpes y la metafísica de los combates. Muestra las patadas y los manotazos como hechos artísticos de singular belleza. Las manos giran y crean figuras en el aire, los pies se deslizan armoniosamente sobre el suelo y después aporrean el cuerpo. Los enfrentamientos no expresan impulsos salvajes sino refinamientos espirituales. Son danzas, ritos complejísimos, que ofrecen una visión de la sabiduría, del enamoramiento, del respeto a valores antiguos y trascendentales.

En la trama hay algo con la técnica de las “64 manos” que parece interesar mucho a los personajes, pero es lo que diría Hitchcock: un McGuffin; una excusa argumental sin relevancia. Aparecen también de manera regular en las conversaciones, esos aforismos incomprensibles, tan típicos de Oriente, ante los que Occidente no tiene más remedio que darlos por señal de algún misticismo profundo; “Si la sopa se quita del fuego antes de tiempo, nadie la quiere. Pero si se queda más tiempo se quema”, dice un viejo a otro mientras prepara un caldo de serpientes y entre ambos planean cómo llevar a cabo la sucesión del líder del kung fu de toda China.       

El director de la película es un veterano del cine de Hong Kong considerado uno de los grandes cineastas de las últimas décadas. Su gusto por la melancolía domina y matiza toda la historia, dando pie a varios pasajes sentimentales relacionados con la vida íntima del protagonista. Primero su relación con su esposa donde el cariño se manifiesta en forma de silencio. Más tarde hay una bonita declaración de amor —“Eres el corazón de mis corazones”— que procede de otra mujer y constituye el comienzo de una escena en la que se presiente la cercanía de un desenlace fatal.

Violencia, tristeza, y solemnidad son los tres factores que mezcla el realizador con mucho acierto. La película abre con una gran pelea que sirve para demostrar de entrada que el título se refiere a alguien de verdad excepcional. Diez o 12  se avientan contra el protagonista, para aumentar la tensión, es de noche y llueve a cántaros. Los porrazos y puntapiés van de la mano de gotas de agua que caen lentamente y de salpicaduras que brillan como diamantes en la oscuridad. El momento no enfatiza la brutalidad de los constantes ataques, sino que se contempla como un simple entrenamiento deportivo.

Ese desinterés por un heroísmo obvio y por indicar el sufrimiento del esfuerzo, es más evidente en el duelo posterior que escenifica el triunfo del nuevo maestro sobre el viejo. Ambos contrincantes no lanzan una sola trompada sino que disputan una pieza de pan en una elegante lucha que más bien semeja un baile. Un tercer encuentro involucra en el intercambio entre peleadores, esas miradas, esos roces, esas cercanías, que señalan en clave minimalista las inquietudes de la pasión amorosa.

Aunque Ip Man existió, se dice que fue maestro de Bruce Lee, la cinta no se preocupa por la exactitud histórica de los hechos.

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Ficha técnica


El gran maestro (Yi dai zong shi), China, 2013.
Dirección: Kar Wai Wong; Jingzhi Zou, Hoafeng Xu, Kar Wai Wong.
Actuación: Tony Leung, Ziyi Zhang.

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