En mi maleta

GUADALAJARA, JALISCO (21/NOV/2010).-  Por fin esta semana se declaró a la gastronomía mexicana como Patrimonio Inmaterial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

La mencionada declaratoria se logra gracias a que se trata de “una cocina tradicional, la cual es modelo cultural y comprende actividades agrarias, rituales, conocimientos antiguos, técnicas culinarias, costumbres y modos de comportamiento comunitarios ancestrales”, esto según comunicado del mismo organismo.
Es la segunda ocasión que la gastronomía mexicana participa ante el mencionado organismo.

La primera vez ocurrió en 2005, entonces se rechazó la candidatura y este año se presentó un nuevo expediente bajo el lema “Salvemos la cocina mexicana que es de las mejores del mundo”, así como la investigación coordinada por Gloria López Morales, del Conservatorio de la Cultura Gastronómica Mexicana.

Hay que hacer mención también que inscritos quedan ya en la lista de Patrimonio Inmaterial, la fiesta de los Parachicos de Chiapa de Corzo y el canto tradicional Pirekua, de los purépechas de México, porque permite la visibilidad de las tradiciones, esto en palabras de Francisco López, director de Patrimonio Mundial del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Para los mismos expertos y sólo para el anecdotario, el poder degustar una tortilla hecha a mano tiene por lo menos ocho mil 500 años de antigüedad y aún está presente.
Como dato interesante, esta lista del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad fue instituida por una Convención firmada en 2003, ratificada hasta el día de hoy por 132 países, con el objetivo de proteger culturas y tradiciones populares, de la misma manera que lugares y monumentos.
Nuestro país logró en 2008 que la tradición del Día de Muertos ingresara en la lista de Patrimonio Inmaterial, y el año pasado se incluyeron los lugares de memoria y tradiciones vivas de las culturas Otomí y Chichimeca y la ceremonia ritual de los Voladores de Papantla.

La gastronomía mexicana ancestral dio origen a la cocina mestiza; ahora esos elementos son reconocidos por su gran valía dentro del territorio nacional y, por supuesto, en otros rincones del planeta.

El reconocimiento llega justo enmedio del debate nacional de cómo meter en cintura a la comida “chatarra” en las primarias y secundarias, y también con el nada honroso primer lugar de tener a los niños más obesos del mundo y a la segunda población adulta con problemas de gordura.

Ojalá que con este premio a nuestras tradiciones, todos sepamos que éstas son ricas y valiosas y que evolucionan al paso de los años, empero, con raíces completamente ancestrales y que lejos de olvidarnos de ellas y tratar de incluir otro tipo de comida extranjera, mostremos al mundo de lo que somos capaces de elaborar.
Hoy que están tan de moda las escuelas culinarias, deberían fomentar más la investigación y el rescate de los valores históricos, así como la apreciación de la gastronomía nacional y que poco a poco se vean más en las ciudades de nuestro país más restaurantes dedicados a la cocina mexicana.

Pues ahora sí, a disfrutar de unos buenos tacos, frijoles, guacamoles, moles, tamales, quesadillas y pozoles, que al mundo ya tenemos otra cosa qué presumir: nuestra gastronomía.