Lunes, 20 de Octubre 2025
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En el Valle Sagrado de los Incas

Las magnificas construcciones de esta civilización retan a la imaginación de los visitantes que a su paso las admiran

Por: EL INFORMADOR

GUADALAJARA, JALISCO (13/SEP/2015).- Con justa razón los incas ancestrales llamaron así a este hermoso valle cruzado por el Río Urubamba; impetuoso y gran caudal que nace en las montañas del llamado nudo de Vilcanota a casi cuatro mil 500 metros de altura. Así sigue corriendo —a veces calmo y a veces tempestuoso— por el Valle Sagrado para a rodear la imponente roca de dos 600 metros, llamada Wayna Picchu, situada delante de la hermosa Ciudadela de Machu Picchu, allá en las impresionantes profundidades de un paisaje accidentado, escabroso y sin igual; para seguir descendiendo, ahora vertiginosamente, hasta llegar al enorme Amazonas.

De hecho el Río Urubamba fue el que socavó las vías del tren que corren a su lado en el trayecto de Cuzco a Machu Picchu. Hace unos años causaron gran susto por el peligro inminente a los pasajeros y turistas que viajaban en el. Entre ellos se encontraban un grupo de conocidos tapatíos, que tuvieron —después de varios días varados a media selva— que ser evacuados en helicópteros de rescate, con los consabidos sustos y sobresaltos; pues el furioso torrente seguía socavando tierras y plataformas debajo de los vagones en donde se encontraban, y que amenazaban con caer a las furiosas y turbulentas aguas.

El Valle sagrado, con sus tierras planas y fértiles rodeadas por altas montañas nevadas, hacen un conjunto paisajístico de gran belleza; probablemente esta fue la mejor zona poblada por los incas. Un emporio estratégico para la región dado su clima privilegiado y sus fértiles tierras perfectas para la agricultura andina: maíz, frutas variadas, papas, y tubérculos —camote y zanahoria— plantas alimenticias y medicinales, sin faltar la sagrada hoja de coca, eran producidas en vastas cantidades para sus privilegiados habitantes.

Todos estos atractivos hicieron que la gente hiciera de este lugar su residencia; y lo de siempre: ante la patente abundancia… fortalezas, castillos y residencias de magnitudes inauditas, empezaron a ser construidas por el valle, a costa de grandes esfuerzos y costos increíbles y vidas humanas.

En un recorrido de sur a norte por el Valle Sagrado, lo primero que encontramos es la gran fortaleza de Pisaq; puesto de vigilancia para entrar al Cuzco, y la primera en donde se puede apreciar las típicas terrazas escalonadas en donde tenían sus cultivos, entre las escarpadas laderas de las montañas que la rodean. Verdaderamente dignas de admirarse.

Más tarde, la admirable Tambomachay con sus maravillosas ingenierías hidráulicas en donde —como ejemplo— les mencionaré de una pequeña fuente que brotando de un pequeño manantial, deja caer sus aguas por una ventanita cuadrada labrada entre las rocas, hasta un pequeño estanque de donde se desprenden, labradas en gigantescas roca monolíticas, un de pequeños chorros de tal precisión, que si se ponen dos botellas —una bajo cada uno— el llenado de ellas termina al mismo tiempo con religiosa exactitud.

Saqsayhuaman se cuece aparte. Es realmente una obra maestra ciclópea de la arquitectura incaica. Ruinas megalíticas de colosales dimensiones, cuyas piedras fueron talladas con tal precisión que ensamblaran perfectamente entre si, para ahí permanecer incólumes por siglos y siglos. ¿Cómo fue posible que lograran hacer esto? A todo esto debemos agregarle los 6 kilómetros que tuvieron que arrastrar las piedras desde la cantera hasta el sitio. ¿Cómo?  (Conquistadores y religiosos destruyeron cuanto documento existía respecto a los métodos usados para su titánica construcción).

Las altas murallas están formadas por enormes bloques de piedra; algunos de hasta 9 metros de altura, por 5 de ancho y 4 de espesor. A la más grande, se le calcula un peso de unas 125 toneladas; y además está tallada en estilo almohadillado —igual que las restantes— para mejorar su presencia arquitectónica.

Tres enormes muros sucesivos en zigzag fueron construidos para hacer la muralla. El segundo y el tercero, fueron superpuestos y a mayor altura que el del frente. Los restos de la muralla actual llegan a medir unos 360 metros de longitud, y se comunican entre ellas por medio de escaleras y puertas de acceso estratégicamente ubicadas.     

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