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El puente de Cartagena

Puente que da la bienvenida al municipio

Por: EL INFORMADOR

Tres bellos escarzanos de piedra conforman el puente; un arco grande, el claro del lecho, y luego dos medianos.  /

Tres bellos escarzanos de piedra conforman el puente; un arco grande, el claro del lecho, y luego dos medianos. /

GUADALAJARA, JALISCO (09/FEB/2014).- Totatiche se pavonea del hermoso y añejo puente de Cartagena. Puente que da la bienvenida al municipio. Del Museo de la Cultura Wixárica nos dirigimos a Villa Guerrero. No dejamos de mirar el atractivo cerro que custodia el lado Este de Colotlán, rumbo a El Carrizal, la bella montaña nos fue mostrando sus expresivas peñas, la hechizante elevación nos invitó a regresar.

El camino de herradura de la Nueva Galicia, que unía a Colotlán con el Real de Bolaños, fue cobrando importancia conforme el Real arrojó buenos resultados. Para andar los caminos se cobraba un impuesto nombrado “peaje”, las garitas  comenzaron en 1793, parte de ese derecho de paso se canalizaba para mantener los caminos y hacer mejoras, como puentes, para facilitar la comunicación y el progreso. David Carbajal López citó: “La explotación en gran escala de los yacimientos argentíferos existentes en la comarca Tepec-Bolaños ocurrió a partir del siglo XVIII, cuando los españoles, atraídos por el descubrimiento de ricos depósitos minerales, se asentaron en el área a pesar de la escarpada orografía y de la hostilidad de los indígenas.

En tales circunstancias, fue a finales del decenio de 1740 cuando inició el primer auge bolañense, favoreciendo en su consolidación por las autoridades centrales de la Nueva España, a causa de su potencial en riqueza minera y de su ubicación estratégica en la Frontera de San Luis Colotlán, así como por la colonización agrícola iniciada desde el siglo XVI en el área de Tlaltenango”.

A pocos kilómetros de habernos desviado para Totatiche, “Lugar de nuestros amados y reverenciados padres”, fuimos sorprendidos por el poético puente; no dudamos en detenernos para admirarlo de cerca y acariciarlo. Una vereda nos fue llevando a una preciosa playa del río Cartagena, de arenas finas y blancas, lo más insólito era que estaba salpicada por bizarras conchitas; nos despojamos del calzado y nos arriscamos los pantalones para percibir la diáfana y fresca agua del Cartagena, que corría despacio y sigilosamente entre playitas, piedras, plantas y entre el fabuloso puente.

Luego nos sentamos sobre unas piedras para deleitarnos del paraje que enriquecía al puente, lomas cubiertas por diversa vegetación. Tres bellos arcos escarzanos de piedra conforman el puente, un arco grande comprende el claro del lecho y después le siguen dos medianos arcos de medidas un tanto similares en su claro y diferentes en su altura, debido a la pendiente del puente, que baja al primero o último arco, como se quiera ver.

Posteriormente subimos al legendario puente y sentimos su energía, su vibra. Puente por el cual atravesaron entusiastas gambusinos al cañón de Bolaños, unos tesoneros y otros con suerte, volvieron a cruzar el puente de regreso, pero con mulas cargadas de lingotes, de lingotes de plata. Caminamos río arriba, contemplando el encantador espejo, embellecido por alfalfillas, barbas de chivo, escobas de arroyo, huizaches, mezquites y fresnos.

El río venía de canturrear alegría al poblado Cartagena, registrado como rancho en 1825 por Victoriano Roa. El fantástico río nace en Zacatecas, delimita parte del municipio de Totatiche y después se adentra al municipio, para tocar al asentamiento referido y al puente de piedra, más adelante se acerca a La Boquilla, enseguida serpentea por las faldas de la mesa Las Varas, registrando mil 600 metros de altura.

Luego bordea el cerro Carboneras para llegar al rancho Los Rentería y posteriormente se aproxima a La Ciénaga del Maguey, donde desemboca en el río Colotlán, en un punto llamado Las Adjuntas, río que delimita al municipio de igual nombre con Totatiche. Celina Guadalupe Becerra nos dice: “A lo largo del periodo 1839-1848 se mantuvo la división de la jurisdicción en dos partidos: el de Colotlán y el de Bolaños, según la capital de cada uno. Aun cuando en 1846, el distrito de Colotlán recuperó su denominación como Octavo cantón del estado de Jalisco, el río Cartagena siguió marcando el límite entre los ahora departamentos de Colotlán y Bolaños”.

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