Suplementos | Las encuestas colocan a Margarita Zavala como una firme aspirante a la Presidencia El enigma Zavala Las encuestas presidenciales colocan a Margarita Zavala como una firme aspirante a la Presidencia de la República Por: EL INFORMADOR 24 de abril de 2016 - 00:57 hs Zavala ya compró boleto para 2018, pero su arrastre electoral sigue siendo un enigma. EL INFORMADOR / S. Mora GUADALAJARA, JALISCO (24/ABR/2016).- Margarita Zavala se ha convertido en el personaje sorpresa de la carrera hacia 2018. Con un discurso que se niega a comprometerse con la vía partidista y un guiño a los sectores de la sociedad que califican bien al calderonismo, la ex primera dama se encuentra por encima de los 20 puntos porcentuales en todas las encuestas presidenciales. Y en una, la publicada por Buendía y Laredo en marzo de este año, encabeza las preferencias con un porcentaje de entre 24 y 26%, dependiendo de los contrincantes. En Reforma, la última encuesta publicada, la aspirante presidencial alcanza el 21%, aunque queda lejos de Andrés Manuel López Obrador que se sitúa por encima del 26%. Queda claro que Zavala es la única aspirante competitiva dentro del PAN, la única que puede colocar al partido a las puertas de un posible regreso a Los Pinos en dos años. La panista obtiene su fuerza electoral de distintas fuentes. En primer lugar, Zavala entiende el contexto del país. El debilitamiento del voto partidista es innegable. De acuerdo con Parametría, el voto duro de los partidos políticos ha perdido 30 puntos porcentuales desde 2006 y 22 puntos desde 2012. Por el contrario, el elector que se define como independiente es hegemónico en nuestro país, superando el 60% del total. Y no sólo eso, de acuerdo a la casa encuestadora del diario Reforma, 67% de los mexicanos estaría dispuesto a votar por un aspirante independiente a la Presidencia en 2018. Tras décadas en donde México era una isla a nivel América Latina, por su marcado voto partidista y la pervivencia de altas tasas de voto duro de los partidos políticos, en menos de cuatro años el electorado está pidiendo independencia, exigiendo candidatos que tengan una posición crítica con respecto a los partidos políticos. Zavala ha jugado esa carta, un discurso que deja abierta la posibilidad de ser candidata independiente, sin renunciar a los jugosos beneficios de ser una candidata de partido. Un pie afuera y un pie adentro, esa narrativa le resulta ventajosa a Zavala hasta el día de hoy. En segundo lugar, si bien apela constantemente al voto panista, haciendo referencias a símbolos del partido-con un discurso más bien cercano al de su marido-, Zavala busca convertirse en la candidata de los conservadores, la candidata que aglutina desde el centro-derecha hasta la derecha más marcada. El voto anti-PRI como bien explicó Alejandro Moreno en su libro “El votante mexicano”, tiene un componente de izquierda, pero también existe una rama de oposición al tricolor desde la derecha. El discurso contra la posibilidad de que las mujeres interrumpan su embarazo, el apoyo a exenciones fiscales para escuelas privadas o el discurso antipartidos, también consolida el nicho de voto conservador al que quiere llegar la ex primera dama. Ha elegido la ruta de hablar de la corrupción y la impunidad como sus primeros acercamientos al debate público, pero una revisión de sus discursos deja en claro que Zavala hace guiños al conservadurismo mexicano un día sí y el otro también. Agitar el miedo ante la posibilidad de que López Obrador llegue a la Presidencia, es otra de las herramientas que tiene a su alcance Zavala, sus declaraciones son prueba de ello. En este contexto, el primer rival de Zavala es Jaime Rodríguez El “Bronco”, actual gobernador independiente de Nuevo León, alcanzó la gubernatura con un discurso antipartidos, de combate a la corrupción y apelando constantemente a los sectores más conservadores de la sociedad neoleonesa. El “Bronco” conquistó el voto anti-PRI, el voto independiente y hasta el voto antisistema. Los datos de la elección revelan como Rodríguez se fagocitó al PAN y obtuvo apoyo electoral particularmente de electores de la derecha. También priistas. Y este es precisamente uno de los problemas de Zavala: si bien puede cohesionar a elector anti-PRI e incluso competir con López Obrador entre los independientes, en un marco electoral que ponga a referéndum la dicotomía: sistema vs. antisistema, la ex primera dama queda mal parada. Algo similar como lo que le ocurre a Hillary Clinton en su enfrentamiento con Bernie Sanders en las primarias del Partido Demócrata: se entiende que la ex primera dama representa el sistema y la continuidad, es parte de la élite política y una mujer de amplia trayectoria en Washington. No es fácil que Margarita Zavala simbolice el cambio cuando su marido fue Jefe de Estado y ella lleva décadas en la política activa. Existen disensos sobre la forma en que se comportarán los electorados en 2018. Unos creen que será un referéndum sobre el PRI. Otros que consideran que lo que está en juego es el sistema de partidos en su conjunto. Una tercera vía que cree que el debate sobre la corrupción vertebrará la identidad política de los mexicanos, y una cuarta que opta por entender 2018 como el debate sobre la vigencia del sistema político que heredamos de la transición a la democracia. Me suelo inclinar por la última. Si bien 2006 fue la elección ideológica de nuestro país, derecha contra izquierda, y 2012 la disputa entre dos cambios con respecto al calderonismo, el cambio “sensato” de Peña Nieto y el “cambio verdadero” como lo llamó López Obrador, hoy en día hay razones para creer que los electores se repartirán en dos polos: el sistema, que lo encabeza particularmente el PRI y sus aliados, vs. el antisistema, en donde López Obrador parte como la cara más visible. En cada uno de los polos habrá una disputa por colocarse como el más fidedigno representante, pero como ha sucedido en México desde el 2000, la elección se jugará a dos bandas, no hay elecciones tripartidistas en nuestro país. Las dos vueltas en una misma elección, pero sólo dos llegarán a la cita de junio con posibilidad de ser Presidenta o Presidente de la República. Ante esta realidad, Zavala se encuentra en una posición complicada. Por un lado, entiende que en la esfera del combate a la corrupción y a la impunidad, debe representar una cara que se identifique con el “antisistema”. Incluso, en su oposición al PRI. Sin embargo, la ex primera dama comparte el núcleo duro de las reformas de Peña Nieto, no se separa un ápice de la herencia del ex presidente Felipe Calderón y no parece tener recetas muy distintas de las que se han empleado en el país en los últimos 20 años. Su discurso parece ser: estamos a favor del proyecto de apertura económica y comercial que proviene desde el Tratado de Libre Comercio y compartimos las reformas de Peña Nieto, pero estamos en contra de la corrupción y la impunidad que corroe al país. ¿Es posible que una candidata que comparte una buena parte de las políticas implementados en los últimos años, con Felipe Calderón y Peña Nieto, sea apta para abanderar el cambio? No la tendrá fácil Margarita Zavala, su vínculo con la toma de decisiones de los últimos años, es innegable. Ser esposa de Felipe Calderón también le plantea una serie de dilemas. En primer lugar, qué posición tiene con respecto a la guerra contra el narco del Presidente Calderón. Una guerra aplaudida por unos, condenada por otros, pero que no deja indiferente a nadie. En las entrevistas que ha concedido, no ha dudado en defender el legado del calderonismo y en calificar aquella apuesta “como la única salida posible”. En segundo lugar, qué rol jugó Zavala durante la administración de su marido. ¿Se podrá zafar de decisiones que fueron tremendamente controversiales? Hasta hoy no hereda negativos de esos días, ya que las encuestas le dan un saldo de opinión bastante aceptable. Y en tercer lugar, cómo centrar su discurso en el tema de la corrupción, cuando existieron tantos casos de corrupción en los tiempos de Calderón como presidente, empezando por los escándalos de Pemex: Juan Camilo Muriño y César Nava. Zavala deberá decidir, pronto, qué relación quiere tener con el calderonismo, hasta hoy ha optado por abrazarlo sin ambigüedades. Muchas cosas faltan por resolverse de cara a 2018. Por ejemplo, si la izquierda va unida. Si fuera así, prácticamente reunirían el apoyo de entre 41 y 46% del electorado, dependiendo la encuesta que usted revise. El candidato del PRI, si Peña Nieto jugará con su “delfín”, Aurelio Nuño, o si por el contrario apostará por quien aparezca mejor situado en las encuestas -como ocurrió cuando fue gobernador del Estado de México-. Sin embargo, a dos años de los comicios, Zavala es todavía un enigma. Es innegable su capacidad de atracción al interior del panismo, en donde 80% la quiere de candidata, pero todavía no queda tan claro que sea más eficaz que López Obrador o el “Bronco” para seducir al votante anti-PRI e independiente. La suerte de Margarita se jugará entre las clases medias, clientelas históricas del PAN, y su capacidad para superar al PRI y a López Obrador en las grandes ciudades. Guadalajara, Monterrey, Aguascalientes, Tijuana y Puebla son ciudades fundamentales para el proyecto de la aspirante, ya que en la Ciudad de México todo indica que López Obrador tendrá un colchón innegable. Zavala ya compró boleto para 2018, pero su arrastre electoral sigue siendo un enigma. Temas Tapatío Enrique Toussaint Orendain Lee También Samuel Kishi y su cine que cruza fronteras y generaciones Un museo vivo: Experiencias y arte en el Cabañas La gran estafa que nos hizo “americanos” Sociales: André e Isabella reciben la Primera Comunión en familia Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones