GUADALAJARA, JALISCO (07/MAY/2017).- La política ha mutado hacia el duelo de antagonismos. La diferencia, más que los matices, protagoniza el debate político a nivel mundial. Sólo la ceguera nos podría empujar a pensar que seguimos en el mundo del “extremo centro” que narró Tariq Ali. Ese mundo político en donde las elecciones eran como escoger entre dos refrescos de cola, se ha esfumado. Ahora, las elecciones vuelven a encarnar la auténtica disputa entre polos diferenciados. Por ejemplo, la segunda vuelta francesa: no puedo pensar en un antagonismo más perfecto que el que enfrenta a Macron y a Le Pen, o a Trump y Hillary.El panorama político mexicano anuncia también un duelo de antagónicos. A menos de que exista una revolución en las preferencias, todo indica que la disputa en 2018 enfrentará a Andrés Manuel López Obrador, como el único que tiene asegurado su lugar en la boleta, y a algún candidato del PAN. Las encuestas en México delinean con claridad que el ciudadano común quiere “cambio”; es decir, que el PRI deje Los Pinos. Entre 75 y 85% de los mexicanos, de acuerdo a distintas encuestas, considera que el país va por mal rumbo. La pregunta es: ¿Qué tipo de cambio quiere la mayoría de los mexicanos?El PAN dejó Los Pinos tras 12 años de gestión. En el poder cometió errores que siguen pesando en la credibilidad de su discurso: desde la estrategia del combate al crimen organizado hasta su permisividad con los casos de corrupción que azotaron a sus distintas administraciones. Sin embargo, el PAN ha logrado recomponerse como oposición en las elecciones locales. Gobierna, en coalición, estados como Veracruz, Quintana Roo o Durango, y en solitario entidades como Chihuahua, Baja California Norte y Sur, Guanajuato, Querétaro, Tamaulipas. Y no podemos descartar que con alianzas alcance las sillas de Gobierno en Coahuila o Nayarit. En el Estado de México, el desplome de la candidatura de Josefina Vázquez Mota es innegable. Es decir, un lustro después de su derrota electoral, el PAN recupera la fuerza para pelear por Los Pinos.Sin embargo, el reto del PAN está en otro lado. Diría que ni siquiera su división interna es tan peligrosa. El principal desafío al que se enfrenta el PAN es la credibilidad. ¿Es creíble que el proyecto que ofrece el PAN a la sociedad mexicana es distinto del modelo actual peñanietista? ¿Hay diferencias de fondo entre lo que propone el PAN y la política económica llevada adelante por Peña Nieto en los últimos cinco años? ¿Existe una ruptura con el modelo actual de combate al crimen organizado o es simplemente seguir la misma estrategia, aunque con algún matiz? ¿Tiene el PAN una visión distinta a la del PRI en el combate a la corrupción y los privilegios de la clase política? ¿Es un partido que concibe de forma distinta que el actual Gobierno, los programas de combate a la pobreza o la lucha contra la desigualdad?El problema del PAN no es tanto su pasado, que también despierta dudas luego de 12 años en Los Pinos. Sino más bien su presente confuso. La crisis de credibilidad del PAN es que parece representar la continuidad de buena parte de la política económica y de seguridad que tienen al país con graves problemas para generar riqueza, mayor desigualdad y con más de 50 asesinados por día desde 2008.Los discursos electorales se agrupan sobre el binomio continuidad/cambio. Ante una gestión desastrosa de Peña Nieto, la amplia mayoría de los mexicanos se decantarán por algún candidato que prometa cambiar las cosas. El PAN se trata de situar en la órbita del cambio, pero de un cambio moderado, sensato, razonable. Nada de aventuras de alto riesgo. El asunto es que, tras más de una década en el poder, y su estrecho lazo con el proyecto de las reformas estructurales, no parece creíble que el panismo ofrezca un cambio de fondo. Más allá de las disputas entre Calderón y Rodríguez Prats, el gran desafío del PAN es lucir como una alternativa creíble y no un administrador un poco más eficiente. El PAN necesitará mucho más que agitar el miedo para doblegar a López Obrador. Se apellide Moreno Valle, Zavala o Anaya, el cuestionamiento que deben responder los blanquiazules es: ¿Por qué creer de nuevo en el PAN?Enrique Toussaint