Suplementos | Los pequeñines decidieron juntarse ¡Para comprar esos bosques y protegerlos! El Bosque Eterno de los niños Los pequeñines decidieron juntarse nada menos que ¡Para comprar esos bosques y protegerlos! Por: EL INFORMADOR 17 de julio de 2016 - 01:28 hs Esperanza. Los niños haciendo conciencia de lo valioso que es un bosque. EL INFORMADOR / P. Fernández Somellera GUADALAJARA, JALISCO (17/JUL/2016).- Grata fue nuestra impresión cuando nos enteramos de que una asociación infantil en Suecia, al realizar que en las lejanas tierras de Costa Rica se estaban perdiendo los bosques cubiertos de nubes, de lluvia y de sol durante todo el año, en donde habitan plantas y animales de todas clases. Sumamente alarmados, los pequeñines decidieron juntarse nada menos que ¡Para comprar esos bosques y protegerlos! Si, ¿pero cómo? Pues haciendo galletas; juntando y vendiendo latas de aluminio, cartón y periódico; vendiendo dulces y golosinas; motivando a sus mayores; recolectando dádivas; y cuantas cosas estaban al alcance de sus posibilidades. ¡Increíblemente lo han logrado! A la fecha ellos -y quienes se han ido uniendo a su causa- han podido comprar nada menos que más de 20 mil hectáreas de bosque a los particulares, cuyas tierras, aún estando dentro de la Reserva de Monteverde, se estaban deteriorando debido a la tala, la agricultura, la ganadería, la caza furtiva y la voracidad de los fraccionadores y terratenientes. ¿Qué como lo hicieron? ¡Pues increíblemente así! vendiendo latas y pasteles al principio; y motivando con su empeño y preocupación a sus padres y a la gente mayor; advirtiéndoles del peligro que estaba corriendo el mundo entero al perderse estos bosques para siempre. El espíritu y entusiasmo de esta asociación, iniciada hace poco más de 20 años, ha trascendido de tal manera que actualmente son 44 los países que se han unido a la causa, habiéndose podido rescatar ya más 20 mil hectáreas de bosques, cañadas y cerros pletóricos de vida que componen actualmente “El Bosque Eterno de los Niños” ¡La reserva privada más grande de Costa Rica! Las donaciones que recibe esta increíble asociación son inteligentemente administradas. Sólo se dispone del producto y los intereses que genera el Fondo Patrimonial constituido, que obviamente aumenta a cada día. El 50% del saldo disponible se dedica a la compra de tierras, haciendo hincapié en las que colindan con la propiedad, para ir cerrando así el acceso a quienes, de un modo u otro las pudieran maltratar. El 40% se destina a su mantenimiento y protección -guardias, herramientas, investigación-. Y el 10% restante va a recuperación del mismo fondo. ¡Lógico, creativo y eficiente! ¿No creen? (En Google hay mucho más información sobre este increíble logro de los niños: vale la pena echarle un ojo). En mayo pasado tuvimos la suerte de estar en las bellas montañas cargadas de flora, fauna, nubes y lluvia de Monteverde. Los rituales de reproducción de millares de aves, insectos y animalillos flotaban en el aire. En las copas de los árboles, entre musgos, orquídeas y bromelias, los tucancillos se afanaban en limpiar sus nidos para evitar el acoso de las hormigas. Los trogones, los carpinteros y los quetzales (no tuvimos la suerte de ver uno) con gran algarabía buscaban larvas y gusanos para llevarlos a sus crías. Los helechos, que alcanzan el tamaño de árboles, y los enormes musgos que crecen hasta 800 veces su tamaño normal parecieran querer subirse, junto con nosotros, a los extraordinarios andadores que se han construido para poder caminar entre el bosque a la altura de las copas de los árboles sin maltratarlos; para que así el visitante tenga la oportunidad de observar -azorado y en silencio- la maravillosa vida que existe en los diferentes estratos de la selva. Una en la copa de los árboles, etérea y voladora. Otra en las regiones medias en donde las aves comparten su vida con decenas de insectos y reptiles inimaginables. Y allá más abajo, en la media sombra, ranas, musgos y orquídeas exóticas y esplendorosas que, entre la espesura y la humedad de ese mundo tan diferente y tan activo e industrioso, se afana en retornar a hojas, maderas y “vida ya sin vida”, a existir de una nueva y diferente forma. Es como estar en una biblioteca de la naturaleza cuando se camina por esas montañas entre la niebla y la lluvia, de la región de Monteverde en Costa Rica. NB: Hace ya muchos años que hemos estado proponiendo una solución como ésta para el Bosque de La Primavera (varias veces publicada en esta columna). Las tierras en La Primavera, dados los decretos vigentes para su protección, tienen escaso valor económico y si algunas compañías con grandes recursos y compromisos ecológicos para el país las adquieren -con ventajas en impuestos- con un compromiso de conservación y protección, y con la cláusula de que nunca se podrá cambiar la vocación del terreno como bosque, estas, además de lograr un cierto valor económico para sus propietarios, nuestros hijos y nietos lo podrán disfrutar para siempre. Como de hecho ya sucede en el exitoso Parque de Chipinque en Monterrey; y ahora lo vemos en este nuevo ejemplo de Costa Rica. Mejor será tener un bosque para Guadalajara y las ciudades y pueblos aledaños, que otro agobiante fraccionamiento más. pfs@telmexmail.com Temas Pasaporte De viajes y aventuras Lee También Agencias de viaje en Jalisco ofrecen descuentos para adultos mayores con Inapam Un viaje por el tiempo en Cuitzeo, Michoacán Abrazo otoñal en la Riviera Nayarit Pasaporte: la vocación de contar el mundo Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones