Edificio Ipiña

GUADALAJARA, JALISCO (29/NOV/2015).- En el Centro de San Luis Potosí, al Oeste de la Plaza de los Fundadores, se asoma el señorial Edificio Ipiña, proyectado por el arquitecto Octaviano Cabrera Hernández, construido entre 1906 y1912, obra que se paró por causas de la Revolución. El arquitecto se inspiró en las elegantes fincas de la rue Rivolí de París. Edificio diseñado para  comercios en bajos, con bodegas y caballerizas y, viviendas y oficinas en altos. Otras obras fueron: su morada, la ampliación de la Lonja y el pabellón de la exposición Agrícola e Industrial Potosina, posteriormente convertido en Internado de Primera Enseñanza Damián Corona.

Por la mañana de otro día más en la hermosa ciudad de San Luis Potosí, fuimos al restaurante La Parroquia Potosina y degustamos un exquisito desayuno buffet: gorditas con rajas y queso, cecina con bocoles y los tradicionales blanquillos Parroquia, un poco de todo.

Nuestra mesa miraba a la vibrante Plaza, animada por una banda de guerra militar, soldados, estudiantes, maestros y funcionarios públicos, pues estaban izando la bandera nacional para rendirle honores. Al salir del concurrido restaurante recorrimos la Plaza, de planta rectangular, con foro en su parte este, un asta y un bizarro monumento de un rey con escudo, espada y una esfera con cruz en su mano izquierda. Plaza que honra a los fundadores de la Leal Ciudad de San Luis Minas del Potosí.

Las vetas auríferas del Cerro San Pedro descubiertas en 1592 fueron el atractivo para los capitanes: Miguel Caldera y Juan de Oñate. La referida elevación carecía de agua y convencen a los tlaxcaltecas asentarse en la planicie donde había el vital líquido. Jaime Ortiz Lajous nos platica: “Cuenta la tradición que en este sitio se encontró el agua, líquido imprescindible para las labores de beneficio de las minas; a la vera de los pozos y manantiales se generó el primer asentamiento y, casi sin sentirlo, fue naciendo, entre ajetreo de aguadores y de arrieros, de gambusinos y encomenderos una nueva ciudad…

A lo largo de los siglos ha tenido varios nombres: Plazuela de la Compañía, Jardín Arista, Jardín Juárez; en 1942 se le bautiza con el actual nombre. Por su sabor de inicio y fundación”, 3 de noviembre de 1592, participando con los capitanes fray Diego de la Magdalena, Oñate realizó un bosquejo de la futura población y Caldera fue nombrado alcalde.

Preciosas construcciones se dejaban ver alrededor: la capilla de Loreto, el templo de la Compañía, la Universidad y el Edificio Ipiña, de influencia neoclásica, que comprende toda su manzana, su fachada principal mira a la Plaza, de tres pisos, el primero conformado por un señorial portal porfiriano, columnas rectangulares y altas, sobre sillares horizontales, con capiteles dóricos y arcos en medio punto. En el segundo nivel (también de gran altura) con balcones sencillos de elaborada forja, con círculos, estrellas y otros adornos, en el eje de cada arco. Rematados por un frontón formado por dos volutas, columnas estriadas con capiteles jónicos los enmarcan. El tercer nivel, bajo y sólo con cinco vanos, sobresale al centro de la fachada, a los costados, balaustradas con almenas. La fachada norte con agradables y amplias terrazas techadas a los extremos del segundo piso, de tres claros de columnas jónicas, terrazas que ligaban con la residencia de los Ipiña.

Jan Bazant anotó: “Pantaleón Ipiña, había llegado a San Luis durante la guerra de independencia… ya en sociedad con Ímaz , comercio con la plata… abrió con el producto una tienda… se casó en el verano de 1821 con la viuda de Juan Manuel Prieto, dueño de La Parada…en 1834 contrajo segundas nupcias con Genoveva de la Peña… falleció en febrero de 1846, sobreviviéndole su esposa y tres hijos… La hacienda de La Parada fue dirigida primero por la viuda y luego por su esposo Casimiro Toranzo hasta la mayoría de edad de los hijos de Pantaleón Ipiña en 1862… Jovita y José Encarnación”, quien adquirió Bledos en 1883.