Suplementos | Hoy comienzan las campañas con muchas interrogantes en el aire Dilemas electorales Las campañas comienzan con muchas interrogantes: ¿El PRD seguirpa como el principal partido de izquierda? ¿El PRI logrará la mayoría en el Congreso? Por: EL INFORMADOR 5 de abril de 2015 - 00:42 hs ¿Vamos a un cambio en el sistema de partidos? EL INFORMADOR / ARCHIVO GUADALAJARA, JALISCO (05/ABR/2015).- Encuestas van y vienen. Y con 60 días por delante, las campañas definirán el panorama político que tendremos en México en los próximos tres años. Las mismas interrogantes con las que se inició el proceso hace seis meses continúan sin responderse: ¿Quién capitalizará el desgaste del Gobierno de Enrique Peña Nieto? ¿El PRI será capaz de mantener una mayoría sólida en el Congreso o necesitará más que nunca la aportación de sus satélites, el Partido Verde y Nueva Alianza? ¿Cómo quedará el pulso entre el PRD y Morena? ¿Vamos hacia un sistema de partidos bipartidista, con otros tres partidos medianos-regionales y el resto partidos chicos con poca representación? Alianzas balsámicas La baja aprobación del Presidente de la República es, hoy en día, un pasivo para el PRI, pero que paradójicamente no ha lastimado a la coalición gobernante. Y es que, de acuerdo a prácticamente todas las encuestas, el PRI coaligado con el Verde y con Nueva Alianza rozarían la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados. Debido a la llamada “cláusula de gobernabilidad”, una fuerza política o coalición sólo necesita 43% de los votos para hacerse con la mitad más uno de los asientos en la Cámara Baja. Según la encuesta de Reforma publicada el lunes 30 de marzo, PRI, Verde y Panal juntos suman 43% de la intención de voto, mientras que de acuerdo a Parametría, el tricolor y sus partidos satélites alcanzan los 42 puntos. Eso quiere decir que a pesar de las casas de Higa, el desgaste presidencial por la tragedia en Ayotzinapa o el mal rumbo de la economía, el Presidente de la República podría obtener una balsámica mayoría absoluta. Una mayoría de estas características significaría autonomía para que el Presidente empuje reformas simples a través de la Cámara Baja y necesite pocos votos para aprobar reformas a la Constitución. Si bien, tras las reformas estructurales aprobadas en el primer bienio del Gobierno peñanietista, todo parecía indicar que la órbita de gravitación política dejaría el Congreso para pasar al Ejecutivo, con los recientes escándalos queda claro que el Legislativo tendrá un papel fundamental en la segunda parte del sexenio. Falta mucho para que estos datos se concreten, pero lo interesante es que a pesar de la baja aprobación presidencial, el juego de alianzas puede ser un salvavidas en un momento de incertidumbre política para Los Pinos. Canalizar el descontento Es difícil saber cuánto descontento con la situación actual se canalizará a través del abstencionismo, cuánto por las vías de la anulación del voto y cuánto optará por votar por la oposición. Sabemos que tasas altas de participación favorecen al llamado “voto anti-PRI” y alto abstencionismo beneficia al tricolor que suele tener a su base electoral más cohesionada. En comicios intermedios, el voto nulo se ha mantenido relativamente estable desde hace 24 años: 4.83% en 1991; 2.84% en 1997; 3.36% en 2003 y 5.4% en 2009. Sin embargo, aunque la cifra no parece ser muy alta, sí podemos decir que hay territorios puntuales en donde la anulación se eleva, sobre todo los distritos urbanos, de clases medias y con alto nivel de educación. Por ejemplo, el distrito 10 de Zapopan en donde en 2009, el voto nulo fue la tercera fuerza política —por detrás del PAN y del PRI— con 11% de los sufragios (más de 14 mil). O los distritos 8 y 12 de Guadalajara, donde el voto nulo rebasó el 7% de los sufragios emitidos por los electores de dichas demarcaciones. Sin embargo, es también importante señalar que según las encuestas sí hay partidos políticos que han canalizado el hartazgo de la ciudadanía con la situación actual del país. Por un lado, el más claro de todos: Morena. El partido de López Obrador cuadruplicó su intención de voto en menos de seis meses. Curiosamente, a pesar de estar también involucrado en el caso Ayotzinapa, Morena ha sido el menos golpeado con lo sucedido el 26 de septiembre (sobre todo si lo comparamos con el PRD). Y es que en un momento político en donde el centro del debate se encuentra en la corrupción, en los privilegios y en los posibles conflictos de interés, no podemos negar que es música para los oídos del tabasqueño que busca su tercera candidatura a la Presidencia. López Obrador está construyendo su camino a la candidatura de las izquierdas en 2018 y una parada clave para el tabasqueño es 2015, el año en que puede convertir a Morena en el partido progresista más votado. Y aunque parece que el PRD ha logrado detener la sangría de intención de voto que le viene acechando desde 2013, es innegable que todas las encuestas ya ponen al PRD y a Morena en empate técnico. El PAN es otro depositario del voto anti-PRI. El blanquiazul creció en intención de voto desde la aprobación de la Reforma Fiscal. La Reforma Fiscal es, por mucho, el cambio más repudiado por los mexicanos. A nadie le gusta pagar más impuestos, pero el rechazo incrementa cuando la economía da claras señales de estancamiento. Sin embargo, si bien el PAN logró colocarse en las encuestas como el único partido político capaz de arrebatarle la mayoría al tricolor, ya hay algunas mediciones —como la de Reforma del 30 de marzo— que le restan puntos en intención de voto al partido de Gustavo Madero. En este escenario de fragmentación, lo que no podemos descartar es que PAN y PRD busquen una coalición legislativa que le encarezca las negociaciones al Presidente. Sin embargo, al día de hoy, PAN y PRD se encuentran muy lejos de la mayoría absoluta: 36% en Reforma y 39% en Parametría. ¿Un sistema en cambio? Analistas especulan sobre si estamos ante el fin del sistema tripartidista que caracterizó la transición a la democracia en México. Es decir, un partido realmente nacional como el PRI, y dos partidos con alta presencia regional, el PAN en el Norte-Occidente y el PRD en el Centro-Sur. Y es que de acuerdo a los especialistas que consideran que vamos hacia un sistema bipartidista (PRI-PAN), con tres partidos medianos (PVEM, Morena y PRD) y el resto chicos (PT, MC, PES, PH, Panal), en elecciones anteriores los tres partidos mayoritarios controlaban poco más de 85% de los votos y actualmente, según las encuestas, sólo controlarían entre 67 y 71%. Es decir, una caída de intención del voto de poco más de 15 puntos porcentuales si nos remitimos a 2009 y 2012. Es innegable que vamos hacia un sistema de partidos de mayor fragmentación. Nada extraño en América Latina, en donde países como Brasil y Argentina han constituido sistemas de hasta 20 partidos políticos disputando espacios en el Poder Legislativo. Un contexto partidista más parecido a lo que sucede en sistemas parlamentarios europeos. Sin embargo, esta fragmentación debe ser matizada. En primer lugar, hay altas posibilidades de que tres o hasta cuatro partidos pierdan el registro nacional en la elección de 2015. El Encuentro Social, Humanista y el Partido del Trabajo se encuentran en serio riesgo de perder el registro. Hasta Movimiento Ciudadano se encuentra en posibilidad de perder el registro, aunque los votos en Jalisco y en Guerrero podrían ser su colchón para aguantar hasta 2018. En segundo lugar, la fragmentación es artificial, sobre todo en la izquierda. Recordemos la elección de 2009 cuando López Obrador hizo campaña por PT y Convergencia para luego pactar con el PRD en los comicios presidenciales de 2012. En esa elección, el PRD alcanzó los 32 puntos porcentuales de voto, lo que no es muy distinto de los 28 puntos que suma hoy toda la izquierda junta. La división de la izquierda en elecciones intermedias es un fenómeno relativamente normal, veremos si esta fragmentación se mantiene en la elección presidencial. Y el otro polo de fragmentación también es artificial: el PRI y sus satélites. La alianza entre el PRI, el Verde y el Panal es una coalición de Gobierno que gira en torno a la Presidencia de la República. El acuerdo de estos dos partidos con el PRI es ya de largo plazo. Por ello, dicha fragmentación no es auténtica del sistema de partidos, sino una estrategia del PRI para jalar más votos a través de marcas alternativas. A prueba el voto duro En México, el sistema de partidos gozó de buena salud durante décadas. Las mediciones de identificación partidista siempre arrojaron porcentajes de filiación política muy superiores a la media de América Latina. Y es que México es de los pocos países en donde no se ha derrumbado por completo el sistema de partidos. Los dos partidos mayoritarios de este país tienen más de setenta años de vida y el principal partido de izquierda es previo a la caída del Muro de Berlín. Si bien los partidos no son vistos ni como hermanas de la caridad ni tampoco como organizaciones confiables, la mayoría de los mexicanos piensa de ellos como un “mal menor”. Sin embargo, las últimas encuestas ya muestran que comenzamos un declive de la identificación de los mexicanos con los partidos. De acuerdo con Parametría, el voto duro de los tres principales partidos políticos ni siquiera alcanza el 40% del electorado y sólo 25% sostiene que su principal motivación para definir el voto es el partido político. Así, como sucede en otros países de América Latina, los partidos políticos son menos relevantes que antes para definir la identidad política de los ciudadanos que encuentran otros espacios de representación en sus colonias o con proyectos de candidatos individuales. Al día de hoy, la elección parece aburrida. Pocas ideas, poca agenda y poca propuesta. Sin embargo, no podemos olvidar que se pone en juego la mayoría en la Cámara de Diputados a través de alianzas; el reacomodo de fuerzas en la izquierda mexicana y hasta saber si en realidad estamos entrando a un cambio en el sistema de partidos en México. Los datos muestran un escenario de mayor fragmentación donde las alianzas son indispensables y en donde la identificación partidista ha caído a los niveles más bajos de la historia. El abstencionismo, si es bajo o alto, también jugará un papel clave en la lectura posterior de la elección. Bajo esta óptica, la elección del 7 de junio definirá muchas interrogantes que al día de hoy siguen en el aire. Temas Política Tapatío Elecciones intermedias México 2015 Lee También La aparente estabilidad mexicana La embriaguez del poder: cuando el alma se emborracha de sí misma Ni tan buenos ni tan malos Clima en Ciudad de México hoy: el pronóstico para el domingo 12 de octubre de 2025 Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones