Suplementos | Por: Juan Palomar Diario de un espectador jpalomar@informador.com.mx Por: EL INFORMADOR 18 de septiembre de 2010 - 01:23 hs GUADALAJARA, JALISCO (18/SEP/2010).- El cielo espera abierto como una ancha bahía de posibilidades. Es de noche, y una multitud de vuelos fugaces teje su minucioso trabajo en la fronda del jardín. El níspero prorrumpió este año en una vigorosa floración que parece maravillar a las huestes aladas. Mariposas de sombra recortan el aire con trazos silenciosos e imprevisibles. Un helicóptero o dos baten sus aspas invisibles. Una sirena avanza a lo lejos como una urgente navaja, partiendo por mitad el ritmo de la noche. Del otro lado, un tren largo y oscuro siempre se está despidiendo. La caja del agua refleja las intermitencias de una tormenta que se acerca por el oriente. Los relámpagos hacen instantáneas de la casa en calma. ** Reloj de olor. Marcas en los días, estos antiguos llamados del hambre y de la verde combustión de la enredadera dejan su muesca en el discurrir del tiempo. Amanece, anochece, y con precisión astronómica la maquinaria que aquí se resuelve en estos pequeños recordatorios continúa su marcha. Una esquina cualquiera se vuelve una plaza, mínima e intemporal, y las luces de fortuna, el tinglado que cuelga de postes y árboles, congregan la vieja ceremonia de la ciudad que se renueva. Para esto también sirve, para refrendar el humilde y esencial derecho de pisar la calle, de hacerla propia, el contar que son ahora dos siglos de querer una patria de todos. ** Postales. Corto Maltés sigue mirando fijamente entre las hojas de una puerta entreabierta. Desde 1928, un ingeniero civil hace llegar su perdurable fascinación por las calles de Fez; poco sabría entonces de las huellas que tal deslumbramiento revivirían en la ciudad que lo vio nacer. En dos décadas a partir de antier, un muchacho recibirá el luminoso panorama de la bahía de los Ángeles, vista desde las alturas de Menton, con el trazo casi imperceptible del vuelo de un avión perdido en 1945. Una muchacha de pelo rojo mira la cámara y sonríe contra un muro encendido en una calle cualquiera de Oaxaca; cifra intraducible de la Providencia que, incesante, avanza por caminos misteriosos y certeros. Cinco niños se sientan en un escalón, sonríen, saben del ancho futuro ante ellos; la imagen navega ahora contra los azares del tiempo, y una lejana mirada agradecida considera al pequeño grupo desde las costas borrosas de los años por venir. ** Algo de la mejor poesía del siglo queda regada, fragmentos de una explosión que no acaba, a lo largo de las músicas que se suceden. Fortuitas, fáciles a veces, intrincadas y circulares como el baile del derviche otras. Inventadas al calor de las desveladas solitarias, de los ensayos caóticos y múltiples. Pensadas por años, o resueltas en una repentina iluminación puntuada por unas notas distraídas: su carga de asombros está destinada a ir detonando a lo largo de años imprevisibles. Quién sabrá a qué hora uno de estos apuntes del vértigo alcanzará el centro del corazón. Va una traducción de una canción, Nite Flights, de David Bowie. Procede del disco Black tie, white noise. Es de 1993. No hay asidero el estremecimiento ha sucedido el peligro que te amaga vuelve sus fauces hacia el calor y recorre los túneles es tan fría la oscuridad cavada por los perros astillas desgajadas y rotas la carne cruda del puño que te ahoga ha encendido la luz de sangre Trampas de vidrio abren y cierran en los vuelos de noche cuellos rotos cargas de plumas empujan los muros sé mi amor seremos dioses en vuelos de noche con solo una promesa una sola manera de caer Trampas de luz abiertas y cerradas en los vuelos nocturnos gargantas destrozadas pesos muy leves contra las paredes sé mi amor seremos dioses en los vuelos de la noche justo una promesa una sola dirección en la llamada. En los vuelos de noche solo un modo de caer. ** García Lorca: Bisturí de cuatro filos, garganta rota y olvido. Cógeme la mano, amor, que vengo muy mal herido, herido de amor huido, ¡herido!, ¡muerto de amor! Temas Tapatío Diario de un espectador Lee También Samuel Kishi y su cine que cruza fronteras y generaciones Un museo vivo: Experiencias y arte en el Cabañas La gran estafa que nos hizo “americanos” El río Lerma: un pasado majestuoso, un presente letal Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones