Suplementos | Por: Pedro Fernández Somellera De viajes y aventuras El difícil arte de remendarle la plana a la naturaleza Por: EL INFORMADOR 10 de abril de 2011 - 02:20 hs Una escala humana nos sirve para dimensionar algunas de las piedras pintadas de Tafraout.P.FERNÁNDEZ / GUADALAJARA, JALISCO (10/ABR/2011).-Si bien sabemos que el arte es una especie de locura, permanente o pasajera, según la ocasión, pero al fin locura, nos sorprendió sobremanera encontrar un enorme macizo montañoso, ya casi perdido en el desierto del Sahara, a muchos kilómetros de cualquier ruta turística o de quien fácilmente lo pudiera ver, en donde, algunas de sus enormes piedras habían sido pintadas con precisión, cuidado y toneladas de vinílica, de azul celeste unas, de rosa fulgurante otras, algunas más de naranja furioso, unas de negro profundo y otras hasta tenían de una franja de color contrastante como para dimensionarlas en su tamaño; algunas de ellas enormes y monolíticas que se habían partido con los días ardientes del desierto (40º) y sus noches gélidas (-5º), estaban minuciosamente cubiertas por cada uno de sus lados para enfatizar sus cuarteaduras y asperezas con naturalidad. ¿Por qué o para que hicieron esto en medio del desierto donde escasamente alguien las pudiera ver? El arte, solamente el arte y la estulticia pudieran tener una respuesta. (Erasmo de Roterdam -cuatísimo de Tomás Moro- escribió El Elogio de la Locura -que les recomiendo leer-, donde describe a la moria o la estulticia como uno de los más interesantes y divertidos atributos del ser humano; quiza ahí se encuentre la respuesta). De que eran bellas, eran más que bellas. De que es muy difícil remendarle la plana a la naturaleza agregándole más de lo suyo propio, lo es. De que el que lo hizo lo logró, ciertamente lo logró. De que fue una suerte haber estado ahí casi al momento de que las hubieron pintado, si lo fue. Si no tuvimos la suerte de haber conocido al artista, ni ver a quienes conformaban a su equipo, si pudimos observar que todavía algunas plantitas acusaban con color la presencia de quien hubo estado -no hacía muchas horas- haciéndolo, no la tuvimos. De que las disfrutamos acampando varias noches cerca de ellas, congelándonos bajo las estrellas y oyendo los aullidos de la noche, o achicharrándonos bajo el sol mientras escalábamos y fotografiábamos peligrosamente los duros precipicios engañosamente pintados de azul celeste como si fueran nubes, ciertamente lo disfrutamos. Suerte de la vida que nos permitió hacerlo, y suerte fue que nuestras inquietudes nos llevaran a lugares tan extraños y en momentos tan precisos. Jean Veráme es el artista belga que realizó por los años de 1984 tan extraña, alejada, monumental y desconocida obra de arte en medio del desierto, avalada y financiada por él mismo y con el apoyo (hasta donde se sabe) del rey Hassan, para beneficio de… el arte. Únicamente para el arte, que está ahí para quien tenga la suerte de llegar y que además lo sepa apreciar (como todo en nuestras vidas). En fin: como la estulticia se había apoderado de nosotros, que tratando de hacer un iluso viaje alrededor del mundo en un camión equipado, tuvimos la suerte de encontrar a la interesante Tafraout de las cercanías y sus piedras pintadas; ciudad de bellas construcciones de barro entre pedruscones montañosos, y su gente, que cual monjes de encierro envueltos en sus extrañas chilabas o cubiertos con largos mantos azules de beduino ocultaban su tímida aunque evidente hospitalidad. El Sahara ya se extendía inhóspito hacia el Sur y ello nos cautivaba. Varias horas de brechas polvosas nos condujeron a aquellas piedras-arte que en medio de la nada, con sus colores inusitados y poco realistas entre las montañas, nos decían que la belleza pudiera encontrarse en los más inusitados y extraños lugares que pueda uno imaginar. ¿Buscarla? No. No hay que buscarla; simplemente hay que encontrarla… con tan sólo caminar. Y aunque cerca de Tafraout las piedras pintadas son una locura fascinante, quisiera aclarar que aquí en México está absolutamente prohibido hacer cualquier pinta en las rocas y en los cerros; y que si esto se hizo en el desierto del Sahara en medio de la nada, tuvo que ser autorizado después de un largo proceso de presentación, tanto del currículo del autor, como del sometimiento de infinidad de proyectos y maquetas. Por favor no lo intenten en nuestro terruño; ya que es muy difícil remendarle la plana a la delicada y bella naturaleza que tenemos. Temas Pasaporte De viajes y aventuras Lee También Zacatecas y La Antigua: Viaje a dos joyas históricas de México El arte de saborear Nayarit Agencias de viaje en Jalisco ofrecen descuentos para adultos mayores con Inapam Un viaje por el tiempo en Cuitzeo, Michoacán Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones