Suplementos | por. Pedro Fernández Somellera De viajes y aventuras El espíritu y los sonidos de Cuba Por: EL INFORMADOR 5 de diciembre de 2010 - 01:51 hs Nuestros amigos con quienes bailamos, cantamos, nos reímos y pasamos una tarde inolvidable. ESPECIAL / GUADALAJARA, JALISCO (05/DIC/2010).- “Los latinoamericanos somos soñadores por naturaleza, y tenemos problemas para diferenciar el mundo real de la ficción. Es por eso que tenemos tan buenos músicos, poetas, pintores y escritores; y también gobernantes horribles y mediocres” apunta con certeza Vargas Llosa. García Lorca -quizás confundiendo sus mundos- expresaba que “Una mulata cubana, chico… tiene el color de la magnolia marchita” Y a los cubanos casi los oigo decir que “… lo bongó suenan a palma caribeña, y lo tabacos huelen al sudó de la mulata y a cosa buena de la tierra cubana; la música y los sonidos tienen sabó, y lo ritmo, chico, lo ritmo se paladean con hermosura y se degustan hasta meterse bajo la piel, porque, ven acá chico -me decían- los sonidos viven inquietos bailando con el saborcito de la isla bonita, y lanzan sus gritos al viento con el caló y el cariño mezclado con lo poquito que los mandingas, los congos y los dahomey nos trajeron del África; el tantico que vino de España en paquetes gallegos y catalanes, aragoneses, asturianos y hasta canarios que, agregado todo esto al corazón de lo taínos, de lo siboney y de lo guanahatabey que ya desde siempre vivían en este paraíso que -imaginando que es una isla- ya navegaba en los colores azules del mar caribeño, es lo que viene a formá nuestra almita cubana…” La música y los sonidos en Cuba, ven acá chico -repetían en el tic de su hablado- se paladea más que se escucha, hasta huele y se mete a los ojos; es expresión y memoria a la vez; por eso el cubano habla con las manos, con los ojos, las caderas, las pestañas, las cejas, el torso y los hombros en un río sonoro y cinético, que al ponerle unas pocas de notas, salen las rumbas, los danzones, los boleros y mambos que se hacen picantes al cantar las guarachas o al decir de piropos, y en el melodioso pregón de los vendedores que le agregan colores que huelen a tabaco y a ron, a fruta madura y a mar. En esta melcocha de lenguas, de costumbres y razas, los dioses también han tenido sus “queveres” mezclándose algunos que siendo tres se convirtieron en uno; y otros que al grito de azúuucar y vestidos de blanco se volvieron Orishas, siguiendo las creencias del pueblo yoruba africano. Al prohibirles los amos católicos practicar su religión, los creyentes disfrazaron su culto mezclando sus dioses propios con los santos católicos, dando principio a La Santería. Santería convertida en religión que siguiendo la Regla de Ocha, entre vasos de agua, velas, rosarios, batás (tambores sagrados) con un santero invocando a Changó (Sta. Bárbara), y a Aché (de la buena suerte), a Eleguá (Niño de Atocha), a Babalú Ayé (Sn. Lázaro), a Palo Mayombe, o a la misma Oshún (Nuestra Señora de la Caridad patrona de Cuba) dicen que pueden llegar a entrar en un trance y comunicarse con los espíritus de otros mundos. Sin embargo, también dicen que la comunicación con el más allá solo se consigue a través de rituales que pueden incluir sacrificios que únicamente pueden hacer los babalawó (sacerdotes) utilizando sonidos de cocos y caracoles, o mediante la música y la danza, que son elementos clave para sus experiencias espirituales. Y aunque vivir experiencias como estas, que son tan importantes para llegar al alma de un pueblo, nuestra recomendación más sencilla -y tan válida como esta- es ir a comer a los paladares, comedores privados -y hasta un poco prohibidos por el régimen- en casas particulares en donde, en un ambiente familiar y humilde se tiene la oportunidad de -además de ayudarlos económicamente- convivir con la gente y platicar de sus cuitas. Otra excelente idea es convivir con los conjuntos de músicos autóctonos, que al pié de la calle cantan sus ritmos picosos y alegres, contagiando al paseante de su alegría de vivir olvidando carencias y penas ocultas (entre más viejos sean ellos, más cosas tienen por compartir de sus almas alegres). Una buena propina les caerá como venida del cielo, justa recompensa de los incomparables momentos compartidos con ellos. Y ni que decir de un paseo por el mercado para oír los versos rimados de los pregoneros, dulce valor casi perdido entre los avatares de la vida moderna. Cuba: es un verdadero tesoro extraviado entre los mares políticos. Temas Pasaporte De viajes y aventuras Lee También Agencias de viaje en Jalisco ofrecen descuentos para adultos mayores con Inapam Un viaje por el tiempo en Cuitzeo, Michoacán Abrazo otoñal en la Riviera Nayarit Pasaporte: la vocación de contar el mundo Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones