Cuetzalan, la pintura rural de Puebla

GUADALAJARA, JALISCO (23/SEP/2012).- Escuchar el nombre de Cuetzalan trae a la mente, de inmediato, la remembranza de esa ave representativa en México: el Quetzal. Este pájaro fue uno de los primeros oriundos y anfitriones de esta tierra poblana, aunque ahora ya sólo quede prácticamente en el recuerdo; cuando años atrás estas aves decoraban los árboles y techos de las viviendas, hoy, sólo queda en el recuerdo.

Es Pueblo Mágico y hace honor al nombramiento. Calles estrechas, muy estrechas, techos que tiñen de marrón la superficie por esas tejas de cada una de las rústicas viviendas, calles donde se pisa la piedra de castilla como camino. Algunos nombran a la población como el lugar que vive bajo la niebla, y se debe a que su ubicación, justo entre las estribaciones de la Sierra Madre Oriental de México, en épocas de lluvia cubre por las mañanas con el espesor del “humo” al pueblo. Es sin duda un espectáculo para propios y extraños.

Y sus fachadas, qué decir. Uniformes pero en diferencia de colores mantienen vigente ese toque rural y único que caracteriza a un pueblo de este tipo. Lleno de cultura, historia y tradición, Cuetzalan vive como un destino mítico, que guarda en él, y sus alrededores, sitios de interés que “llenan el ojo” de quienes acuden de visita.

Ejemplo de esta misticidad son sus grutas, mismas que, si bien es cierto, no se hallan dentro del pueblo, sí son de fácil acceso.

Caminar entre grutas

Hay en Cuetzalan por lo menos tres grutas de fácil acceso que quedan a pocos kilómetros del Centro del pueblo. Una de ellas la llamada Gruta Aventura, que cuenta con todos los servicios que un turista busca, como guías, recorridos, y estacionamiento; la entrada no supera los 40 pesos. Las bóvedas de entre 30 y 40 metros de altura, formadas por la Naturaleza, impresionan desde su entrada. Las formaciones rocosas y el clima que se siente dentro de ella da un toque único a los visitantes.

Una más es la de Atepolihui; ésta es una de las grutas más seguras y accesibles para el público en general. Para llegar a ella es necesario tomar el camino que conduce de la ciudad de Cuetzalan a Junta Auxiliar de San Miguel Tzinacapan y aproximadamente a 4.5 kilómetros de recorrido se encuentra la desviación hacía la gruta. Atepolihui mide 80 metros de largo y está formada por tres salones. En el primero destaca un mirador natural, desde el cual se tiene la oportunidad de observar un maravilloso paisaje de la sierra. En el segundo, se encuentra la figura de un elefante, formada por la unión de estalactitas y las estalagmitas propias de la gruta. El tercer salón es conocido como “los Candiles”.

Gastronomía, el mejor secreto

La tradición culinaria de esta zona de la sierra combina elementos indígenas y españoles, de ahí resultan diversos platillos como la cecina ahumada, acompañada de caldo de nahuatlaca, hongos y tlacoyos. En el tianguis de los domingos se encuentran los tamales pulacles rellenos de verdura y envueltos en hoja santa o en hoja de aguacate. Es común también el pan de rodeo y el café, derivado de los abundantes cultivos de la región. En cuanto a bebidas está el vino local obtenido de las frutas maracuyá yolixpan.

Riqueza artesanal

Cuetzalan se distingue por las prendas de algodón blanco, de hilo de artisela y de lana, también por las elaboradas en telar de cintura como sarapes, chales, jorongos, cambayas, cortinas y rebozos. Trabajan la madera para crear muebles, cruces de cedro, tambores, teponaxtles, sonajas, flautas, violines y máscaras. El domingo se exhiben en el tianguis diversidad de objetos, desde sombreros y cestos hasta piezas de cerámica y miniaturas de madera y trapo.

La variedad de ropa bordada como las blusas de telar, los vestidos bordados, las camisas, los huipiles, los rebozos con teñidos naturales o de seda. Y para el adorno de la casa como son los manteles, maceteros, servilleteros y paneras; con la forma tradicional y representativa de Cuetzalan como es el Quetzal: además del uso del bambú en sus diferentes formas.

Parroquia de San Francisco

Es de los principales edificios coloniales de Cuetzalan, de estilo renacentista, construida en el siglo XVII y remodelada en la primera mitad del siglo XX, a la que incorporaron estilos como el dórico. Su interior es asombroso por la planta basilical de gran altura.

Fiesta y tradición

Como una manera de preservar las tradiciones de la región en 1963 se instituyó la Feria Nacional del Huipil, que tiene lugar del 1 al 9 de octubre. En este festín destaca el tradicional mole, pan, queso, pipián, tamales de frijol y de mole, acamayas, chilpozole, cecina ahumada, exquíhitl, y los ricos tlayoyos rellenos de alverjón con hojas de aguacate. Entre los dulces se encuentran el dulce de tejocote, manzana, perón y plátano.

Singulares bebidas como el Xoco atol (atole de maíz fermentado), yolixpan, vino de café, maracuyá y el delicioso café de la sierra.

Entre las artesanías de la región de Cuetzalan, encontrará tejidos de ropa, de hilos de algodón y un complicado tejido de gasa, en telar de cintura. También se tejen quechquémetl, sarapes, jorongos, cortinas y artesanías a base de raíces de helecho pezma y confección de huipiles.

CÓMO LLEGAR

Toma nota

Viaja a Puebla por ETN por $925. De ahí, toma un autobús a Cuetzalan, el recorrido es de cuatro horas, aproximadamente.

La cama

- Hotel Tosepan Kali
Carr. Cuetzalan - San Miguel Tzinacapan km 1.5. Teléfono: (233) 331-0925

- Posada Molina
Miguel Alvarado No. 68 Centro. Teléfono: (233) 331-1099