GUADALAJARA, JALISCO (03/SEP/2017).- Pueblo de tradiciones arraigadas e intrépidos voladores. De grutas misteriosas y penetrante olor a café. Con mil historias por contar y aventuras por vivir. Cuetzalan, en la sierra Norte de Puebla, perdido entre la neblina y embellecido por la naturaleza, es un destino que te resultará irresistible una vez que lo conozcas.Aquí la aventura comienza temprano, en pleno corazón del Pueblo Mágico. Recorre su Centro Histórico y visita el Parque Celestino Gazca, una maravillosa placita coronada por un bello kiosko metálico, levantado en 1905. Entra en alguna de las fonditas que lo rodean y disfruta de una taza del supremo café que se da en la región.Frente a la plaza se encuentra la Parroquia de San Francisco, corazón de la fe en Cuetzalan y alma del pueblo. Levantada en el siglo XVII, se le agregó una torre de reloj en el XIX. Además de la devoción católica, simboliza el sincretismo entre las culturas prehispánicas y europeas, pues al exterior de la iglesia se encuentra el palo sagrado al que ascienden los voladores de Cuetzalan.Muchos podrían pensar que voladores, solamente en Papantla, pero aquí también los indígenas rendían culto y pedían favores a los dioses subiendo a las alturas y danzando para sus deidades. Tradicionalmente son cinco danzantes y es uno de los espectáculos perdibles del pueblo.Pero Cuetzalan tiene muchas maravillas que fueron creadas con el cincel de la naturaleza. Una de las más destacadas son las Grutas Aventura. Pasear por ellas te permite recorrer 420 metros a una profundidad de hasta 80 metros. El recorrido es seguro y el acceso está a 10 minutos del Centro de la ciudad, lo que las vuelve en una experiencia infaltable. Otro sistema de grutas de la zona son las de Atepolihui, con tres salones y un mirador natural.Es cierto que hay mucha belleza por descubrir bajo tierra en Cuetzalan, pero en el exterior también la naturaleza hizo un trabajo impresionante. La Cascada Las Hamacas, en el poblado de San Andrés Tziculan (a 20 kilómetros del Pueblo Mágico) es perfecta para disfrutar de paisajes espectaculares. Cuenta con enormes formaciones rocosas, pozas y un conjunto de cascadas.Un poco más cerca (a tres kilómetros) se encuentra la cascada Las Brisas, cuya caída de 17 metros crea un pequeño estanque que invita a los aventureros a tomar un chapuzón.No puedes abandonar este destino sin llevarte un lindo recuerdo. Te sugerimos que visites el mercado de artesanías (calle Miguel Alvarado 33), en el Centro de la ciudad. Aquí todo es artesanal, y los productos más destacados son los textiles. Desde rebozos, morrales y hasta huipiles con intrincados diseños, se convertirán en tesoros y perfectos regalos. Remata el día en el café La Época de Oro, con una buena taza y disfruta de los antojitos de la región.
