Con más seguridad

GUADLAJARA, JALISCO (19/MAR/2016).- En gustos se rompen géneros y se dividen opiniones, este es el caso de la nueva Toyota Hilux que con este modelo llega a su octava generación, y aterriza en México con algo más que una nueva fisonomía exterior. Así lo comprobamos.

Con un aspecto totalmente renovado en su exterior e interior, la Hilux 2016 intenta subir posiciones en un mercado donde las pickups medianas han llamado la atención no sólo para aquellos que utilizan estos vehículos para lo que deberían ser, como una camioneta de carga, sino que han adoptado un espacio de cariño en aquellos que ven las pickups cómo un vehículo citadino y de uso diario, o mejor dicho, de uso personal, con el simple propósito de desplazarse de un punto a otro.

Con un diseño mucho más aerodinámico, sobre todo en la parte frontal, la Hilux incorpora una parrilla de doble nivel que permite un ángulo de ataque mucho más elevado en caso de tener la necesidad de subir por algún camino no asfaltado.

Sus luces delanteras son menos anchas y se alargan ligeramente más en comparación la generación anterior. Un detalle que le hace ganar puntos visualmente hablando. Las curvaturas laterales se integran con mayor armonía otorgándole un aspecto menos rudo y más estilizado.

En su interior la Hilux puede llegar a desilusionar por su sencillez en lo que a tecnología se refiere. Si bien es cierto, los acabados y terminados de la consola son de buena calidad para su segmento, existen varios detalles que son para tomarse en cuenta como área de oportunidad para afinar en futuras generaciones.

La consola de instrumentos es sumamente sencilla, inclusive en la versión de doble cabina SR,  sobre la cuál está basada esta prueba, la cual  integra un sistema Bluetooth para conexión de dispositivos móviles, al cual se puede acceder desde el estéreo de una manera no muy intuitiva y poco práctica, esto en el caso de que la conexión sea exitosa. Sin embargo, hay un detalle: no existen botones al volante para controlar el audio, hacer cambio de estaciones, o bien para contestar o colgar alguna llamada, por lo que tenemos que manipular el estéreo situado en el centro del tablero para realizar estas acciones.

Lo más importante

A pesar de los detalles anteriormente mencionados, la Hilux sobresale en algo que es realmente importante para una camioneta de carga: su desempeño. Continúa con su eficiente motor de 2.7 litros y cuatro cilindros en línea, el cuál mejora al tener un nuevo sistema de válvulas con tecnología VVT-i Dual, mismo que regula el cruce de válvulas permitiendo maximizar la potencia otorgando un mejor desempeño.

Por otro lado, la transmisión de cinco velocidades es bastante cómoda y su relación entre cambios es larga, lo cuál le da un manejo más relajado y confortable, además de tener una buena comunicación con el motor.

La posición de manejo es agradable. Sin embargo, un detalle es la falta de ajuste de altura en el asiento del conductor. El espacio en la parte trasera es reducido para tres pasajeros, sobre todo si son adultos o personas altas, ya que sufrirán por un buen lugar para colocar las piernas.

El punto más destacado y aplaudido en la Toyota Hilux es sin lugar a dudas la seguridad, ya que todas las versiones, desde la Chasis cabina hasta la doble cabina SR, cuentan con frenos con sistema antibloqueo (ABS) y bolsas de aire frontales y de rodilla para el conductor.

En resumen la octava generación de la Hilux aporta mucho más aciertos que errores y se pone como una seria rival de la NP300 de Nissan y la Ford Ranger. Su relación de calidad y precio son un buen argumento de compra, su diseño más atrevido y las mejoras en seguridad, son puntos importantes que la marca superó de manera satisfactoria, para otorgar un mejor vehículo de carga que también puede ser disfrutado en ciudad. Además, con la reputación de “indestructible” que tiene en toda su historia.