GUADALAJARA, JALISCO (29/OCT/2016).- Prepárese, porque al mando de un R8 V10 Plus en cerca de tres segundos ya estará corriendo a 100 kilómetros por hora. Y esto lo hará sentir sobre el cuerpo presiones que nos recuerdan los cohetes espaciales germanos.Quizá no sea muy conocido, pero los cohetes espaciales tienen su origen en la época de la Segunda Guerra Mundial, en Alemania. El ingeniero teutón Wernher Von Braun fue quien desarrolló los cohetes con fines militares, derivando de estos los espaciales que han llevado a la raza humana fuera del planeta. A la luna, por ejemplo.El Audi R8 en su versión más extrema, la V10 plus, es eso: un verdadero cohete, una nave que, por fortuna, carece de las austeridades de las cápsulas espaciales. Los interiores del R8 resultan sumamente agradables. Los materiales son de una excelente calidad, agradan a la visa y al tacto, como nos tiene acostumbrados la marca Alemana. El diseño interior de este biplaza está enfocado totalmente al conductor que en este caso, se convierte en un piloto. No existe (ni es necesaria) una pantalla en la parte central del tablero, solo los controles para ajustar el aire acondicionado y las funciones más básicas del auto.Toda la información es desplegada solo para el conductor en lo que Audi denomina una cabina virtual o “Audi Virtual Cockpit”. Este sistema es una enorme pantalla de 12.3 pulgadas en el tablero frente al conductor, ahí se muestran las funciones básicas del R8. Tenemos velocímetro, tacómetro, indicadores de temperatura y presión de aceite. En la misma pantalla se despliegan las alertas de funcionamiento del auto y no solo eso, también encontramos la información de navegación; teléfono y entretenimiento, funciones que podemos controlar desde los mandos en el volante o bien, desde la perilla y botones de la consola central. El sistema de control que Audi llama “Multi Media Inerface” (MMI) requiere de cierto conocimiento previo para ser manejado, no es tan intuitivo como otros sistemas pero a fin de cuentas, estamos en una nave espacial y los que se atreven a pilotarla deben tener algo de conocimiento. ¿No?El diseño exterior ha sido renovado respecto a la generación anterior. Hay un frente más afilado, líneas que fluyen dinámicamente a todo lo largo del R8 y le dan ese carácter de superauto, lo transforman en un imán de miradas, blanco de la admiración y las envidias de cualquier persona que lo observa. Como si una nave aterrizara en las calles.Lo más interesante del auto, sin embargo, viene del motor central que es visible a través del medallón trasero. La estética del motor es casi tan perfecta como el funcionamiento del mismo. El propulsor de 10 cilindros con 5.2 litros de desplazamiento, genera una potencia de 610 caballos de fuerza y empuja con un torque de 413 libras / pie. Todo este poder es administrado de manera magistral por una caja de transmisión S Tronic que cuenta con siete velocidades y está conectada al motor por un doble embrague que logra cambiar de velocidades en fracciones de segundo, maximizando el empuje en todas las relaciones. El despliegue de tecnología no termina ahí. Para lograr una aceleración de 3.4 segundos de 0 a 100 kilómetros por hora, el R8 pone toda esa potencia en el pavimento a través de sus cuatro neumáticos. Este superauto explota al máximo las capacidades de la tracción integral “Quattro” de Audi.Como en un cohete al despegar, los primeros metros quizá no son explosivos pero, al rebasar los 10 kilómetros por hora, la vista a través de las ventanas se convierte en un festival de manchas de colores y la sensación de aceleración es brutal. Sea que dejemos al R8 administrar los cambios de la caja o que nos pongamos el casco y guantes de piloto para hacer los cambios por nosotros mismos con las paletas detrás del volante, es alucinante la sensación y el sonido del motor al ir acelerando y llegando a las 8,250 revoluciones por minuto, cuando el rugido del motor se convierte en un aullido que solo nos hace querer más, más velocidad, más pista, más emoción.El acelerar no es la única emoción proporcionada por el R8. La tracción integral que lo hace despegar tan explosivamente (sí, después de los 10 km/h) es también responsable de mantener en control el auto, aun en manos experimentadas y seleccionando el “modo pista” donde tenemos desactivado el control de estabilidad y tracción, resulta difícil rebasar sus límites. Ahora, con la opción “deportiva” seleccionada, resulta casi imposible hacer que el auto mueva la parte trasera. Hablando de modos de manejo, la opción “cómoda” brinda al conductor y ocupante del Audi R8 una sensación de alivio, ya que la suspensión controlada magnéticamente se torna menos rígida y adecuada para un uso en pavimentos de ciudad. Las enormes llantas con medidas 245/35 adelante y 295/35 atrás, están montadas en rines de aleación con 19 pulgadas de diámetro y son más que adecuadas para un desempeño excepcional, aunque la comodidad sufrirá si se maneja solo en modo deportivo.Pero a fin de cuentas ¿Quién no quiere subirse a una nave espacial que aparte de contar con todo el lujo, nos haga soñar que nos lleva a la luna? Nosotros, sin duda, sí. Y cada vez que se pueda.