Martes, 23 de Abril 2024
Suplementos | Atrás de las nopaleras floridas se deja ver el fantástico Museo Arqueológico la Quemada

Chicomostoc

Atrás de las nopaleras floridas se deja ver el fantástico Museo Arqueológico la Quemada

Por: EL INFORMADOR

Zacatecas. Un rincón donde la historia se respira a cada paso. EL INFORMADOR / V. García

Zacatecas. Un rincón donde la historia se respira a cada paso. EL INFORMADOR / V. García

GUADALAJARA, JALISCO (26/MAR/2017).-  Al sureste del cerro zacatecano llamado Los Edificios, se localiza la maravillosa zona arqueológica conocida como Chicomostoc o La Quemada, nombre dado por la hacienda vecina. “Se considera como un enclave teotihuacano, un emporio tolteca, un bastión tarasco, el legendario Chicomostoc, un centro caxcán, entre otros. Hasta ahora se ha podido determinar que La Quemada fue ocupada por lo menos entre los años 500 y 900 de nuestra era. Existen evidencias que sugieren que hubo una ocupación más temprana en el sitio, pero aún falta explorar al interior de los grandes basamentos para detectar la posible presencia de estructuras más tempranas. El sitio fue construido en varias etapas… Se trata de un centro ceremonial defensivo”.

De Bernárdez, nos dirigimos para Villanueva, en Malpaso nos detuvimos en el restaurante “Tortas y gorditas Camy”, saboreamos unas ricas gorditas, de rajas, frijoles, carne deshebrada y nopales. Luego de la entrada a San Juan de Atitanac, viramos a la izquierda por el sendero de la vibrante zona arqueológica, que nos fue mostrando hermosas edificaciones, la primera fue el Salón de las Columnas, de planta rectangular (41 m. x 30), con doce bonitas columnas en su interior, redondas, de buen grosor y muy altas (alcanzaron más de 5 m.), columnas que soportaron troncos, varitas de madera y una mezcla de lodo (17 cm. de espesor), cubierta que fue destruida por un incendio. Era una de las construcciones techadas más grandes de Mesoamérica.

Posteriormente, dos largas bardas paralelas nos anunciaron el Juego de Pelota. “Se le ha atribuido a este juego una función religiosa relacionada con el ciclo solar y el sacrificio humano, o bien, con los cultos de la fertilidad. Esta cancha mide 70 m. de largo, los muros laterales probablemente fueron mucho más altos”. Al fondo de la cancha, nos cautivó una bella pirámide, bautizada, “Votiva”, con una fuerte pendiente en sus taludes, el lado sur tenía una escalinata que subía al templo, probablemente el mayor del lugar, orificios en sus muros delatan el andamiaje que se utilizó en su construcción. Después subimos muchos peldaños hasta llegar a una pequeña pirámide, y a un costado apreciamos El Cuartel, denominado por Pedro Armillas, quien encontró su techo quemado y colapsado sobre el piso. “Encima del techo se encontraron varias manos y metates que hacen suponer que los residentes utilizaron la azotea como área de preparación de alimentos. Armillas consideró que se trataba de área habitacional”. Continuamos subiendo entre atractivos taludes hasta dominar el precioso horizonte, embellecido por El Cuartel, la Pirámide Votiva, el Juego de Pelota, el Salón de las Columnas, la Presa Chicomostoc, las calzadas prehispánicas del valle (líneas cafés, conformadas por vestigios de laja y arcilla), el Cerro Cuisillo con su Pirámide de la Luna y en lontananza la Mesa los Barbechos, magnifica panorámica.

Atrás de nopaleras floridas se dejó ver el fantástico Museo Arqueológico la Quemada, que se apegó a la arquitectura del sitio: senderos delimitados por piedras, gruesas columnas redondas, taludes piramidales (de piedra aparente), pérgolas de troncos, patios con figuras prehispánicas en sus pisos y escaleras con peraltes de piedra. Detalles que integran el conjunto a la zona. El museo apenas se percibe, por su atinada construcción y por estar detrás del Salón de las Columnas. Sus espacios gozan de agradables vistas al valle que se deprime en el encantador Río Juchipila. En la Sala Introductora, vimos una maqueta del sitio, que nos mostró el conjunto de estructuras que se manifiestan con gracia en el desnivelado terreno, sin perder su armonía. En la Sala General observamos piezas encontradas en el sitio, como cuencos con pintura al negativo, metates con su mano y molcajetes trípodes. Una vitrina con puntas de proyectil y otra con mazos y hachas de piedra. El altar mortuorio, con cráneos y huesos largos. La Sala Audiovisual Armillas, testimonio de investigaciones.

Nos detuvimos a mirar el Arroyo Tenango y el templo de Huanusco. Momentos inolvidables nos regalaron Zacatecas y sus moradores.

Temas

Lee También

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones