Sábado, 11 de Octubre 2025
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Cerro Toro

Monte que brinda cautivadoras vistas de Manzanillo

Por: EL INFORMADOR

Bello. Vista a Miramar, Club Santiago, Laguna Juluapan y la preciosa punta de igual nombre. EL INFORMADOR / V. García Remus

Bello. Vista a Miramar, Club Santiago, Laguna Juluapan y la preciosa punta de igual nombre. EL INFORMADOR / V. García Remus

GUADALAJARA, JALISCO (13/MAR/2016).- Al Noreste de El Naranjo se ubica el vistoso Cerro Toro, una de las mayores elevaciones del municipio de Manzanillo, 750 metros, las más relevantes son: Punta Campos, El Vigía, Prieto, Milpillas, La Calavera, El Escorpión (900), El Rasguño, El Aguacate, El Zacate (1,200), Palos Verdes, Chacales (1,000), Tepejilote, El Cimborro, Mina Colorada (900), Los Naranjos (1,100), Espumilla, El Vallado, La Ocotera, El Centinela (700), Punta Santiago, Punta Juluapan, Punta Carrizal, Rincón, La Milpa, Ojo de Agua, Solocoaguil, Vaca, Cuarentona, La Calera, Jabalí y Piloncillo.

Eduardo Harkort escribió: “La base del territorio (de Colima) es el mismo granito que se observa desde la ensenada de Santiago (Comprendida en el puerto de Manzanillo), hasta los cerros de Centinela y de San Diego: sobre este pórfido está situado el pórfido primitivo y los montes de cal, que forman las serranías de Juluapan, del Mamey, de la Noria, de Piscila, de Chamila, de la cuesta de Jala, y del pie de la sierra de Alo… cerros calcáreos”. Cerros tapizados de sorprendente vegetación, de gran variedad, que contrasta entre sí y embellece los paisajes.

Después de haber degustado unos deliciosos fetuccinis con salmón y crema carmeliana, que preparó la chef Carmelita en “La Pérgola”, optamos por pasar por una nieve de mamey, de garrafa, al “Iceberg”, para luego seguir con dirección a Miramar, pasando El Naranjo, miramos el bonito Cerro Vaca (300), a nuestra izquierda.

Enseguida del poblado La Central, viramos a la derecha, por un camino de tierra que se fue adentrando por unos potreros delimitados por camichines y primaveras, nuestro rumbo era Norte. Al llegar a un crucero giramos a la derecha, el otro sendero conducía a: El Parejo y a El Limoncito. La brecha penetró al lecho del Arroyo El Limoncito, posteriormente, el camino fue ascendiendo y serpenteando entre cedros, rosa moradas, palo fierros, higueras, tampinciranes, granadillos, guayabillos, palmeras y parotas. Cantos de pericos chachalacas, cuervos y jilgueros se dejaron escuchar.

Luego de contemplar diversos y expresivos follajes apreciamos el Arroyo Toro, que zigzagueaba por grandes piedras, sombreadas por higueras y palmeras, enseguida continuamos por el rancho El Toro, donde vimos plantíos de hortalizas y frutales por doquier, en otros potreros, ganado vacuno.  
 
Santiago G. Barbosa evoca: Las grandes haciendas de ganado que aquí existen son: “La Estancia y Anexas”, “Buenavista y Anexas”, “El Pedregal”, “La Magdalena” (Pueblo Juárez), “Santiago”, “Paso del Río”, “El Rosario y Anexas”, y el “Alpoyeque”… “Camotlán”, “El Cacao” y el “Veladero”… hay lugares propios para la cría de ganados nuevos, como el holandés y el suizo”.

Nuestra visibilidad la cegó una espesa neblina que acariciaba al Toro, a paso lento llegamos a la cresta, la nube continuaba ocultando a el Toro, unas vacas se oían en la cañada vecina.

La nube danzaba en torno al Toro, con cierta cadencia y cantidades, que nos envolvían y desenvolvían como jugando, nos sentimos hechizados, cobijados por aquella nube que bailaba con el Toro. La nube fue zapateando al Norte y súbitamente un rayito de Sol se filtró y enseguida desapareció.

Luego miramos un fragmento de la Bahía Manzanillo y de la Laguna Cuyutlán y posteriormente otro de la Bahía Santiago y enseguida uno de la Laguna Juluapan y así sucesivamente se fueron dejando ver pedazos del maravilloso panorama que ofrece el Toro, hasta esclarecerse casi todo el horizonte, pero salpicado con estelas de nubes que enmarcaban los hermosos paisajes: La Bahía Manzanillo con su puerto, algunos barcos, en lontananza, la Laguna Cuyutlán, la Laguna las Garzas, Las Hadas y La Audiencia; La Bahía Santiago, con su punta de igual nombre, el poblado de Santiago, la Laguna Juluapan y la punta de similar nombre; y un fragmento de la Bahía Cenicero. Al caer el Sol nos regresamos y al descender continuó la fiesta visual, pues se dejaron ver los últimos rayos de Sol detrás de los cerros: Vaca y Milpa, un tramo de la Playa de Oro y el Islote Peña Blanca.

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