Suplementos | . Casa de citas por: Eduardo castañeda Por: EL INFORMADOR 29 de agosto de 2008 - 23:40 hs El testimonio Las amenazas de crear un tribunal internacional para juzgar los crímenes contra la humanidad cometidos en la antigua Yugoslavia, plasmadas en numerosas resoluciones y acuerdos —la última de ellas en el del 4+1 rubricado en Washington por Javier Solana—, son, como saben muy bien Milosevic, Karadzic, Mate Boban y congéneres, ejercicios de retórica para la galería, pura letra muerta. Los criminales, conocidos de todos, viajan a Nueva York, París, Londres y Ginebra, recibidos con sonrisas y honores por los mismos que formulan «enérgicas protestas» en «términos duros e inequívocos» ante la masa abrumadora de pruebas de genocidio y purificación étnica. La comedia desempeñada por las dos partes no engaña a nadie. Radovan Karadzic, envuelto en su aura soñadora de poeta admirador de Walt Whitman, finge desconocer incluso la expresión limpieza étnica, que articula torpemente en respuesta a una pregunta de los periodistas, como herido de angélica estupefacción. (...) (...) ¡La carnicería en el cementerio de Sarajevo, «un acto mediático de la presidencia bosnia para encubrir los fines expansionistas islámicos»!: algo así como si el doctor Goebbels aclarara que los judíos de Auschwitz se precipitaban a las cámaras de gas para suscitar la compasión y atizar el furor de la propaganda antinazi. Objeto de una casi universal pero vana e hipócrita reprobación, Milosevic, Karadzic, Seselj se presentan como chivos emisarios de un complot vaticano-islamista-germano.” Juan Goytisolo. Cuaderno de Sarajevo. Anotaciones de un viaje a la barbarie. Editorial Aguilar. 1994. México. 104 págs. Este escritor español (1931), exiliado en Marruecos, ha gustado siempre de ir a conocer los horrores de la guerra in situ. En la guerra de los Balcanes no fue la excepción y denunció lo que ahí sucedía ante los ojos del mundo. Es autor de Señas de identidad, Paisajes después de la batalla, Telón de boca, entre otros. Recibió el Premio Juan Rulfo de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Notas sobre la guerra de Bosnia. Para no olvidar lo que hizo Karadzic, hasta ahora llamado a cuentas por crímenes contra la humanidad. La memoria literaria “Aún miraba el cadáver. Tenía los bolsillos vueltos al revés; sin duda sus compañeros lo registraron en busca de municiones, dinero y tabaco antes de dejarlo allí. Alejó con el pie las moscas del rostro, pero volvieron en seguida. Por un momento Barlés tuvo la fugaz visión de alguien esperando en alguna parte. Una mujer, tal vez. El muerto era joven, así que quizás se trataba de una madre, o una novia. De cualquier modo ese alguien, a la espera de una carta o una noticia, tal vez pendiente de la radio –intensos combates en Bosnia Central- ignoraba aún que el objeto de sus pensamientos era un trozo de carne pudriéndose al sol en la carretera entre Bijelo Polje y Cerno Polje. Porque en el fondo cada muerto no es sino eso: el dolor futuro de alguien que te espera y no sabe que estás muerto. (...) (...) Barlés lo sabía muy bien: el hecho de que un artillero serbio, por ejemplo, disparase la granada de mortero PPK-S1A en lugar de la PPK-SBB contra la cola del pan en Sarajevo podía suponer la diferencia entre que Mirjan, o Liljiana, vivieran, muriesen, recibieran heridas leves o quedasen mutilados para toda la vida. Y la existencia o disponibilidad de la PPK-S1A o la PPK-SBB dependían menos de las ganas del artillero serbio que de los cálculos estadísticos realizados por los citados Mortimer o Manolo mientras, entre café y café, intentaban llevarse al huerto a la secretaria. La bala retozona del 5.56, esa misma que hace zigzag y en vez de salir por ahí sale por allá o hace estallar el hígado, se comporta así porque un brillante ingeniero, hombre pacífico donde los haya, quizá católico practicante, aficionado a Mozart y a la jardinería, pasó muchas horas estudiando el asunto. Tal vez hasta le dio nombre –Bala Louise, Pequeña Eusebia- porque el día que se le ocurrió el invento era el cumpleaños de su mujer, o su hija. Después, una vez terminados los planos, con la conciencia tranquila y la satisfacción del deber cumplido, el asesino de manos limpias apagó la luz en la mesa de proyectos y se fue a Disneylandia con la familia.” Arturo Pérez-Reverte. Territorio comanche. Seix Barral. México. 1994. 141 págs. Escritor español, nacido en Cartagena, en 1951. La base de este libro son sus experiencias como reportero de televisión en la antigua Yugoslavia y otras guerras que cubrió antes de dedicarse por entero a la literatura. Es autor de El club Dumas, La tabla de Flandes, La reina del sur, El capitán Alatriste, entre otras. Temas Tapatío Lee También Afición de Chivas realiza la Serenata Rojiblanca de cara al Clásico Tapatío Djuka lamenta que sus goles no ayudaran a conseguir Liguilla para Atlas Atlas buscará cerrar bien su semestre con la victoria ante Chivas Alan Pulido asegura que el Clásico Tapatío será un partido de vida o muerte Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones