GUADALAJARA, JALISCO (11/DIC/2016).- La Bufa zacatecana se pavonea de la pintoresca Capilla del Patrocinio, “Fue en el mismo año que se poblara Zacatecas, 1548, cuando construyeron en la cima del Cerro de la Bufa la primera ermita que duró unos cuarenta años, erigida por el Ilmo, Sr. D. Pedro Maraver, Obispo de Guadalajara, sin duda para conmemorar la conquista de esta Ciudad, ya que fue dedicada a la Natividad de Nuestra Señora” (Periódico Sembrando, 1961). Cristóbal Altamirano refirió una escultura de Felipe II, creación de Ordoñez, que posaba en un nicho.Y Roberto Ramos Dávila escribió: “En 1728, el Conde de Santiago de la Laguna, D. José de Rivera Bernárdez, llevado por su devoción a la Virgen construyó, en el mismo lugar que ocupó la anterior, una nueva capilla, que bendijo en junio el Dr. Nicolás Gómez de Cervantes, Obispo de Guadalajara y se dedicó el 21 de noviembre…La imagen de la Virgen… fue llevada de la Iglesia de los Remedios, a su nuevo templo…aproximadamente en 1762, el ermitaño que hacía las veces de sacristán del santuario y según la tradición , después de sustraer la Imagen de la Virgen huyó hacia la ciudad, pero como en el momento en que se cometió el sacrilegio empezaron a repicar las campanas de todas las iglesias… se apresuró a depositar la imagen a las puertas de la iglesia de los Remedios… la recogió D. Juan Modesto de Rivera Bernárdez para conducirla al oratorio de su palacio y ahí permaneció durante más de treinta años”. Se reconstruyó la capilla y el 10 de septiembre de 1795, por la tarde, partió de la Merced una procesión con la Imagen, depositándola en su capilla y en noviembre se restituyó la estatua del rey.Luego de mirar pistolas, carabinas 30-30, ametralladoras, máuseres, cañones Schneider y Mondragón, maniquíes revolucionarios, el revólver Colt de villa y la maqueta de la batalla y, escuchar los cañones que clamaban justicia y democracia, del Museo Toma de Zacatecas, dimos algunos pasos a la capilla vecina.El amplio atrio, delimitado por dos corredores a los costados, conformados por columnas redondas, capiteles toscanos y arcos en medio punto (levantados en 1967). La portada con bizarra puerta trilobulada, la clave con ángel y los capiteles dóricos, al frente de cada columna, una cara de niño. La puerta fue enmarcada por columnas estriadas y en el friso surge con gracia la imagen de la Virgen Patrona, entre un sol y una luna. A cada lado, una columna jónica y por remate una concha y una corona.Del costado izquierdo sobresale el campanario, de planta cuadrada con esquinas ochavadas y de un solo cuerpo, con un vano arqueado por cara, cubierto por cúpula de ocho gajos con cruz en su cresta, torre que suplió a la original en 1806. La fachada lateral nos mostró el remate de su puerta (que fuera clausurada), con la imagen de la Inmaculada, arriba de una ventana circular, sobre el cornisamento, una esquila. El altar con seis columnas toscanas, entre ellas la Virgen venerada. El techo en bóveda de cañón y el coro con órgano. En 1895, el obispo Juan de Cabañas ordenó la construcción de un hospicio con talleres, terminado en 1810.De la capilla, fuimos al mirador, constituido por un largo corredor, con una banca y una arcada toscana, nos sentamos en aquella banca y miramos las hermosas fincas que forman el expresivo poblado. Enseguida subimos al Mausoleo de los Hombres Ilustres, que se encuentra al pie del Crestón Grande, donde descansan: Genaro Codina, Francisco García Salinas, Fernando Villalpando y otros. El mausoleo pertenecía a la familia Del Hoyo, las canteras y restos fueron llevados de su primitivo sitio al crestón, inaugurándose el 16 de septiembre de 1967. Luego de mirar el mausoleo de altas columnas corintias y saliente cornisamento, animado por almenas, contemplamos las vistas que el andador del mausoleo nos regaló.
