Lunes, 09 de Septiembre 2024

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Suplementos | El evangelio de Mateo 25, 14-30 relata la historia que Jesús contó, acerca del hombre que encargó sus bienes a varios de sus criados

Cada quien su don

Tenemos una gran responsabilidad ante Dios, ya que Él nos ha dotado de diversos dones, con el deseo de que los usemos con sabiduría

Por: EL INFORMADOR

    El evangelio de Mateo 25, 14-30 relata la historia que Jesús contó, acerca del hombre que encargó sus bienes a varios de sus criados. En esta parábola, el amo entrega diferentes cantidades de dinero a sus siervos, y después de un tiempo regresa para hacer cuentas con ellos y para recibir las ganancias de sus negocios. Dos de sus siervos le entregaron buenas cuentas y fueron recompensados, pero otro de sus criados solamente se contentó con esconder en tierra el dinero de su amo, para devolvérselo cuando este regresara. Este último siervo fue reprendido duramente.
    Lo primero que llama la atención, es que el amo no entregó las mismas cantidades de dinero a sus criados, sino que aparentemente lo hizo de acuerdo a sus capacidades. No obstante, todos recibieron algo, así fuera mínimo. Esto concuerda con lo que Dios hace con los seres humanos, ya que reparte a todos diferentes aptitudes y dones, por lo que  ningún ser humano podrá nunca ponerse de pie ante Dios para decirle “Tú no me diste don alguno para usarlo en la tierra”.
    Lo segundo que podemos observar, es que cada uno de los siervos decidió lo que iba a hacer con los bienes que les fueron conferidos. Ninguno fue obligado a hacer algo en contra de su voluntad, y cada uno escogió libremente lo que  haría con su tiempo y sus responsabilidades. De la misma manera, cada uno de nosotros tendrá siempre la libertad de responder o no al llamado de Dios para usar sabiamente los recursos que nos da, tales como tiempo, salud, familia, etc.
    Lo tercero que podemos notar en el relato de Jesús, es que a su tiempo, el amo regresó para hacer cuentas con todos sus criados. No hizo un balance general con todos, sino que cada uno se presentó delante de su señor y dio cuenta exacta de lo que había hecho con el dinero de su amo. Esto también sucederá con Dios, ya que cada persona se presentará sola ante Dios, y junto con el Creador revisará todos los detalles de su vida, bajo el escrutinio del Señor de los señores. No habrá respuestas colectivas ante Dios, ni nadie podrá echar responsabilidades sobre otros de lo que hizo con su propia vida.
    El cuarto elemento que llama la atención de la parábola que Jesús contó, es que el amo aprobó o reprendió a sus criados, dependiendo de los resultados que éstos dieron respecto a lo que se les encomendó. El amo fue perfectamente justo, ya que felicitó y recompensó a quien había hecho lo correcto, mientras que reprendió y castigó a quien fue negligente y malo. Dios también ha preparado recompensas o castigos para todos aquellos a quienes les ha entregado dones o talentos, con la responsabilidad de que sean usados apropiadamente, y para que Dios sea glorificado.
    Un punto interesante más, es descubrir que dos de los criados de la historia duplicaron el capital que se les había dado, de acuerdo a sus capacidades de trabajo. Para cuando su amo volvió de su viaje, el de los cinco talentos ya había desarrollado la capacidad de trabajar con diez, los cuales le fueron entregados con la tarea de que volviera a multiplicarlos. Lo  mismo pasó con el que recibió dos talentos.
    Todo esto nos debe llevar a pensar que tenemos una gran responsabilidad ante Dios, ya que Él nos ha dotado de diversos dones, con el deseo de que los usemos con sabiduría, a fin de que le entreguemos fruto abundante de lo que nos ha concedido. Esto aplica para todos los seres humanos, y no solo para aquellos que tienen una “vocación religiosa”, ya que Dios no solo reparte sus dones a las personas afiliadas a una religión, sino a todos los seres humanos, por cuanto es un Dios bueno.
            
    Angel Flores Rivero   
iglefamiliar@hotmail.com



    

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