Viernes, 23 de Mayo 2025
Suplementos | La ciudad francesa presume su rica herencia histórica

Aventura atlántica en La Rochelle

La ciudad francesa presume su rica herencia histórica, al tiempo que se levanta como uno de los principales destinos de descanso del continente

Por: EL INFORMADOR

Al caminar también se pueden contemplar sus colosales torres, responsables de enmarcar la entrada del Puerto Viejo. EL INFORMADOR / J. Monrroy

Al caminar también se pueden contemplar sus colosales torres, responsables de enmarcar la entrada del Puerto Viejo. EL INFORMADOR / J. Monrroy

GUADALAJARA, JALISCO (27/SEP/2015).- Magia, historia y mucho encanto en cada una de sus calles. Todo lo anterior, en el mismo destino, siempre listo a ser descubierto por los visitantes. Es La Rochelle, un lugar donde la vista se posa, para no apartarse más.

No por nada La Rochelle tiene los  puertos más bellos de Francia, con alto atractivo frente a las costas de Bretaña y el Golfo de Gascuña; sus construcciones arquitectónicas, sus zonas naturales y la historia que esconde en sus muros alberga el sueño parisino que muchos quisieran conocer y adentrarse en este asombroso mundo cultural.

Con más de 80 mil habitantes para darle vida y sonido a sus calles, en la Rochelle se respira un ambiente fresco y tranquilo. Su combinación de quietud y alegría hace que todo turista desee conocer un podo más sobre su pasado. ¡Y vaya que tiene mucho por presumir!

Aunque ya hayan pasado siglos, La Rochelle fue una de las plazas más codiciadas en buena parte de la historia de Europa. Desde la época medieval hasta la Segunda Guerra Mundial estuvo en la mente de los conquistadores, gracias a su ubicación privilegiada y gentil clima, además de ser ruta segura para entrar al corazón de Francia. Todo lo anterior dejó una huella indeleble en sus calles, que puede ser capturada por las ágiles manos de los turistas con cámara en mano.

Un diseño privilegiado

Los turistas que conocen o aprecian la arquitectura coinciden: La Rochelle es una ciudad con un innegable trazo medieval, sí, pero a la vez fue adelantada a su tiempo, con un diseño que con mínimas modificaciones se mantiene completamente funcional.

Para el transeúnte es fácil pasear  por sus calles, ya que muchas de ellas son pensadas en la preferencia para aquellos que andan a pie; con este beneficio las personas, pueden contemplar las casas con fachadas de piedra blanca, característica sobresaliente de la ciudad que ya estaba presente en los mapas desde el siglo X. Con el paso del tiempo se fueron agregando nuevas construcciones, así que también puedes disfrutar a tu paso con edificaciones de los siglos XV, XVII y XVIII, periodos centrales para la historia de la urbe.

Al caminar también se pueden contemplar sus colosales torres, responsables de enmarcar la entrada del Puerto Viejo. Se encuentra la Torre de San Nicolás con 42 metros de altura con forma octagonal, que servía como un pequeño laberinto de escaleras y pasillos, como un complemento y una unión de la segunda torre: “La Cadenas”. Ambas columnas fueron utilizadas para proteger la entrada al Puerto Viejo, en el Siglo XVIII.

Por su parte, la “Torre de la Linterna” es una de las más populares, por contener en sus paredes más de 600 inscripciones (frases y dibujos) de los británicos, holandeses y españoles que estuvieron presos. Y es que durante siglos (del XV al XVIII), la torre era una de las edificaciones más temidas de la ciudad, pues sirvió como cárcel.

Sus dimensiones nos dan una idea de la razón por la que fue una temida mazmorra. Entre sus características resulta su longitud al tener 42 metros de altura (más grande que las otras dos torres) y su aguja gótica octagonal. Si el turista tiene la oportunidad de subir a lo más alto de las torres se llevará una gran sorpresa; una vista majestuosa.

Por último, la columna menos conocida, pero no por ello menos importante es la “Torre del Gran Reloj” del siglo XVIII, en ella se une  la zona portuaria a el casco viejo de la ciudad. Detrás de esa construcción, se encuentran las calles repletas de comercios, ejemplo de lo anterior son Des Merciers, Chaudrier y du Palaisnos.

Orgullosos de sus raíces

La Rochelle originalmente fue un pueblo de pescadores, algo de lo que siempre se han sentido orgullosos. Si algún día la visitas, te puedes dar una vuelta por su mercado, porque allí encontrarás alimentos sacados directamente del mar. Si lo tuyo son las ostras, por ejemplo, puedes disfrutar de las que traen directo de las islas Oleron, ¡son una delicia! La mejor temporada para disfrutarlas es después del mes de abril.

Ahora, si lo que andas buscando es cultura, te recomendamos que visites la ciudad en verano, cuando se celebra su Festival Internacional de Cine, uno de los más importantes de todo el país galo.

Disfruta

Para dormir

v Hotel Ibis. Con excelente ubicación y buen servicio. Dirección: Place du Cdt de La Motte Rouge, 17000.

v Hotel a Monnaie Art & Spa. Ambiente lleno de cultura y buen gusto. Dirección:  3 Rue de la Monnaie.

v Hôtel Saint Jean d’Acre: Muy cómodo, perfecto para quienes buscan aventura. Dirección: 3 Rue St Jean du Pérot.

Toma nota
¿Cómo llego?
Desde Guadalajara lo más recomendable es viajar en avión. Iberia ofrece el traslado (con dos escalas) desde 10,466 pesos. Ojo para los que se cansen de ir sentados, pues el vuelo dura en total 20 horas.

Otras líneas que ofrecen el vuelo son Delta (11,475 pesos), Air Canada (17,779 pesos) y United Airlines (18,034 pesos). Todas con dos escalas.
Ya de París a La Rochelle hay posibilidad de viajar ya sea en autobús como en tren. El traslado desde la capital gala hasta el puerto, si decides rentar un auto, es de 4 horas con 28 minutos.

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