GUADALAJARA, JALISCO (25/FEB/2017).- ¿Se podría dotar de mayor lujo al CC? La respuesta de Volkswagen es que sí y lo comprobó con una edición especial 2017 de ese modelo, que en otro tiempo ostentó el nombre de Passat CC en su primera generación, pero que hoy sólo se queda con el apellido que enmarca su carrocería tipo coupé.El CC es un coche que desde siempre nos ha agradado. Cuando llegó al mercado, antes de terminar la década pasada, fue objeto de polémica debido a que un auto que se denominara como un coupé no podía ostentar cuatro puertas. Fue impensable para los puristas pero hoy en día ya nos hemos acostumbrado a su definición. Luego de esa ligera tormenta de términos, desde que lo manejamos nos agradó y en la actual generación prácticamente conserva ese mismo sabor.Nos gusta también que esa originalidad en su carrocería nos haga ver distinto en la calle. Quien mira un CC inmediatamente lo relaciona con un coche de lujo (tal vez algunos lo conecten con un auto Premium, pero no es tanto así). Sin embargo, los elementos que lo conforman son atractivos a la vista y en donde sí conecta es con el corazón.La silueta del CC es un sube y baja en los trazos. De entrada, el color de la pintura es característico de esta edición especial, con un “Rojo Fontana metálico”, según lo denomina la marca alemana, pero también se puede pedir en un color “Negro profundo perlado”, según se enlista entre las opciones. De cualquier forma, el tono que realmente identifica a esta edición especial es el rojo que vemos en las fotos.El CC edición especial también marca diferencia con el juego de rines de aluminio de 18 pulgadas de diámetro, con un diseño propio de 10 brazos en forma de rayo. Y nos detenemos en este apartado, en las llantas, el cual nos pareció que un punto débil del CC. El trato que hay que darle a los “zapatos” de este auto en general es el de llevarlo entre algodones, similar a un atleta que cuida su físico.Y es que en el vehículo de prueba, además del evidente desgaste al que se ven sometidas las ruedas por las diferentes pruebas, el sensor de la presión de las llantas nos llegó a indicar el bajo nivel de aire en una.Descubrimos un pinchazo en el último día de la prueba, lo que nos obligó a rodar con cautela. Pudimos haber cambiado la llanta por la de refacción, pero para nuestra sorpresa, también tenía un pinchazo. Mala suerte o no, por lo tanto hubo que dejar estacionado el coche, hasta que VW mandara una nueva llanta con sus trasladistas y así poder llevárselo de regreso a casa, al corporativo de VW en Puebla.El problema con las llantas de perfil bajo, no nada más del CC que tiene unas 225/45 (con autosellante), sino en general para cualquier auto con similar tipo de ruedas, es que sufren por los baches; por lo que el cambio de llantas podría ser un dolor de cabeza constante.Damos la vuelta a la página y en el interior nos encontramos con asientos bitono en rojo y negro, que realzan la personalidad del CC. Estos asientos abrazan perfecto al conductor, cuentan con ajuste eléctrico y están tapizados en piel. Además, disponemos de sistemas como el Volkswagen App-Connect, un elemento que nos facilita la vida en términos de conectividad con nuestro smartphone. Terminales USB y un sistema de 8 bocinas, así como una pantalla de infoentretenimiento de 6.5 pulgadas a color, complementan el habitáculo.Mismo saborEl dinamismo que hace de este auto vestido con traje de gala todo un atleta, proviene de su motor turbo de 2.0 litros que eroga 200 caballos de fuerza desde sus cuatro cilindros. La máquina está complementada por la caja automática DSG de seis marchas.Como dijimos, el sabor en la conducción es único en este CC. Percibimos buen aplomo en altas velocidades, donde se desempeña de mejor forma, alcanzando los 200 km/h sin chistar. Se sufre, sólo un poco, en ciudad en medio del tráfico, principalmente porque tenemos que memorizar cómo dejar caer el peso del pie derecho sobre el acelerador, ya que dicha aceleración se vuelve intempestiva (en otras palabras nos hace un jaloneo) si pisamos demás el acelerador, esto debido al tiempo de espera en el que entra el turbo y nos da la famosa “patada”.Es divertido ese despegue cuando nos mentalizamos a esperar ese tipo de arranque, pero es un tanto desesperante cuando buscamos una respuesta inmediata en una situación de rebase o al querer incorporarnos a los carriles centrales de Lázaro Cárdenas, por citar un ejemplo.En conclusión, tenemos un auto con un aura de exclusividad, dotado con elementos que lo hacen ver todavía más diferente, y que por 21 mil pesos más de lo que cuesta la versión “normal” del CC, no sería descabellado pagar por tener un auto todavía más vistoso, y presumir el tener a buen atleta con traje de etiqueta.
