Jueves, 09 de Octubre 2025
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¿A quiénes llama Jesús?

Jesús en realidad vino más bien para establecer seguidores, a quienes llamó discípulos

Por: EL INFORMADOR

La vida de cuatro hombres quedó marcada por lo que sucedió una mañana, mientras Jesús caminaba por la orilla del mar de Galilea. Los cuatro se encontraban trabajando, ya que su negocio era la pesca, y según nos cuenta San Marcos, los cuatro recibieron su llamamiento para seguir a Jesús. Esto marcó el resto de sus vidas.

Jesús no sólo vino a este mundo para dar enseñanzas maravillosas; Él en realidad vino más bien para establecer seguidores, a quienes llamó discípulos. Esta misión del Señor sigue llamando a hombres y mujeres para que sean sus discípulos. La pregunta central es, entonces ¿a quiénes llama Jesús en el día de hoy?

Jesús llama a personas que “están haciendo algo”. Lo primero que me llama la atención del relato de San Marcos, es que tanto Pedro como Andrés su hermano, y Santiago y Juan --éstos últimos, hijos de Zebedeo-- fueron llamados por Jesús cuando estaban trabajando en su negocio. En honor a la verdad, en  los tiempos de Jesús dedicarse a la pesca no era una profesión muy reconocida, sino más bien algo reservado para personas con poca preparación, o con pocas opciones para desarrollo; aún así, los cuatro varones estaban dedicados a lo suyo, a ser productivos, a proveer a su casa.

El día de hoy las personas pudieran pensar, erróneamente, que los ojos de Jesús están buscando a personas en la cima del desarrollo profesional, o del conocimiento, para poder elegir a sus discípulos de este tiempo. Evidentemente, esto no es cierto. Jesús está buscando seguidores entre todas las personas de todos los estratos sociales y del conocimiento, pero muy especialmente en aquellos que están activos. La pereza, la improductividad o la negligencia, no deben ser excusas para decir que queremos seguir a Jesús, en vez de enfrentar nuestras responsabilidades.

Jesús llama a personas que tienen vocación. Pedro, Andrés, Santiago y Juan habían desarrollado un interés genuino en la pesca. Habían aprendido a pasar noches enteras a bordo de la barca, mientras la demás gente estaba durmiendo; podían soportar el frío y la incomodidad con tal de obtener una buena pesca. De hecho hay pasajes en los evangelios que relatan que después de una vigilia entera pescando, a la mañana siguiente estos hombres no se iban a dormir, sino que permanecían a bordo de sus barcas, remendando sus redes, a fin de ser más productivos la siguiente vez. Esto se llama vocación. Quizá podría estar mezclada con necesidad económica, pero al fin y al cabo se trataba de vocación. Jesús discernió esta vocación de los pescadores y usó la metáfora al llamarlos, diciéndoles: “Síganme, y yo los haré pescadores de hombres”.

Los hombres y mujeres que Jesús está llamando el día de hoy, son personas con vocación, con amor por lo que hacen. Es como si Jesús dijera “yo te haré servidor de hombres”, “yo te haré maestro de hombres”, “yo te haré chofer para los hombres”, “yo te haré periodista para los hombres”, “yo te haré escritor para los hombres”, “yo te haré estilista para los hombres”, “yo te haré arquitecto para los hombres”. Y así, la lista es verdaderamente interminable.

Jesús llama a personas que tienen disposición. Jesús no miró si estos pecadores tenían conocimiento amplio en las Escrituras, o si sus cualidades intelectuales tenían futuro. Por encima de todo, el Maestro vio que en estos hombres había disposición para seguirle. Como alguien dijo: “Dios no llama a los capacitados, Dios capacita a los que llama”.

Jesús llama a personas que pueden amarlo por encima de todo. Cuando Jesús los llamó, Pedro y Andrés dejaron su barca, lo que significa que ellos estuvieron dispuestos a cambiar su manera de vivir, a cambio de conocer a Jesús. Juan y Santiago no sólo dejaron su barca, sino que dejaron a su padre Zebedeo, lo cual significa que pusieron el amor a Jesús por encima del amor a su propio padre. Esto no significa que desampararon a su padre, sino que entendieron que podían amar a Jesús y a su padre, pero en ese orden de importancia.

Angel Flores Rivero
iglefamiliar@hotmail.com 

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