Suplementos | Yo le voy a los griegos porque he sido, desde niño, partidario entusiasta de ellos A favor de los hoplitas Yo le voy a los griegos no porque sea un fanático del gobierno de izquierda, sino porque he sido, desde niño, partidario entusiasta de ellos Por: EL INFORMADOR 5 de julio de 2015 - 02:42 hs Ningún pueblo es exactamente el mismo que aquel que está en sus raíces y algunos han resultado de la mezcla de más de uno. / GUADALAJARA, JALISCO (05/JUL/2015).- Supongo que a la troika europea le tendrá sin cuidado lo que voy a decir (como suele tenerles sin cuidado a esa clase de organismos internacionales lo que piense todo aquel que no sea uno de los multimillonarios que les ladran órdenes, en especial si en vez de europeo influyente es latinoamericano y más bien pobre), pero yo le voy a los griegos. No porque sea un fanático del gobierno de izquierda del partido Syriza (que, sin embargo, me parece que ha presentado un frente respetable al delirio usurero de esa Merkel tan poco simpática), sino porque he sido, desde niño, partidario entusiasta de los griegos. Ya conté en estas páginas que la primera película que vi en la vida con plena consciencia de lo que hacía fue El león de Esparta, que narra la heroica resistencia de los 300 hoplitas de Leónidas contra los ciento y pico mil esbirros armados de Jerjes el persa. Y los primeros libros que recuerdo haber leído fueron unas versiones condensadas e ilustradas de la Iliada y la Odisea que me obsequió mi abuelo. A partir de ese momento he sido incondicional. Me pasé la infancia leyendo mitología griega (el diccionario sobre el tema de Pierre Grimal es admirable y también recuerdo el que preparó el padre Ángel María Garibay K.) y sobre héroes como Alejandro Magno o estadistas como Pericles el ateniense. Luego me asomé a las obras de Sófocles, Homero, Hesíodo, Eurípides, Esquilo, Aristófanes, Arquíloco y Safo y otros muchos más (y no diré Sócrates para evitarme el ridículo de aquel presidente argentino, Menem, quien dijo que era su escritor favorito, pese a que el filósofo no garabateó una sola página y lo conocemos por los escritos de sus discípulos y contemporáneos, entre ellos Platón). Pocos libros recuerdo como una lectura tan grata en la adolescencia como la Historia de los griegos del italiano Indro Montanelli. Pocas, en los años recientes, tan deleitosas como los ensayos sobre la antigüedad griega (y romana) de la clasicista británica Mary Beard. Total, que como admirador de la Grecia clásica (y aficionado a la bizantina) entiendo bien la diferencia entre aquellos griegos de mármol y los actuales, pero qué quieren: la querencia es la querencia. Articulistas favorables a la troika (españoles muchos de ellos, aunque nunca falta el mexicano que se apunte a las causas de los plutócratas de cualquier parte del mundo) se han preocupado por resaltar esa diferencia entre los griegos antiguos, aquellos que inventaron la democracia (y la pusieron en práctica), así como la ciencia como un asunto separado de la teología, que inventaron la filosofía y literatura occidentales, etcétera, y los modernos. Claro: ni los mexicanos somos aztecas ni los italianos son romanos tampoco. Ningún pueblo es exactamente el mismo que aquel que está en sus raíces y algunos han resultado de la mezcla, pacífica o violenta, de más de uno. Lo peculiar en este caso es que los que se sienten herederos de esos griegos antiguos y primos hermanos de los cristianos ortodoxos (entre los cuales los griegos ocupan una posición destacada) son los mismos que ahora, desde tribunas políticas, económicas o periodísticas, abogan por ahogar a los griegos modernos. Hay una Grecia clásica, en la que el pensamiento libre floreció en medio de tiranías y salvajadas, y una, posterior y base de la contemporánea, que se identificó con el cristianismo ortodoxo. Al cristianismo y al humanismo, precisamente, apelan con todo cinismo los usureros que prefieren que Grecia reviente antes que perder algo de sus preciosos intereses. No tengo idea de si el gobierno de Syriza saldrá avante de esta embestida. Pero me queda muy claro que mi simpatía sigue, como siempre, del lado de los griegos. Temas Tapatío Antonio Ortuño Lee También Samuel Kishi y su cine que cruza fronteras y generaciones Un museo vivo: Experiencias y arte en el Cabañas La gran estafa que nos hizo “americanos” Chivas Femenil, a una victoria de asegurar su lugar en Liguilla Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones