“Olimpiadas en Pekín”

De los festejos periódicos las Olimpiadas es uno de los más singulares, entre otras cosas porque todo mundo se convierte en experto en deportes de los que nadie sabe nada, y eso provoca más pleitos en una cantina que un clásico futbolero; y es que hay que decirlo, el sitio preferido por los amantes del deporte para verlo son las pantallas instaladas en tan beneméritas instituciones, poco falta para que vayan vestidos en traje de carácter, lo harían de no ser por los inspectores que son muy intolerantes en este aspecto.

Lo único malo es que ahí se arman unas discusiones terribles, desde luego que absolutamente desinformadas, gente que no tiene idea de lo que está hablando, discusiones que hacen que en ocasiones, no muy frecuentes, hagan parecer que alguna plática de diputados fue inteligente. Personas que jamás han corrido, ni para alcanzar el camión, opinan de atletismo, los otros de clavados o de jabalina, al tiempo que ahí se practica en grado heroico el levantamiento de tarro, lanzamiento de bachicha, aplanamiento de nachas, salida a gatas y otros deportes que practican casi a diario logrando récords impresionantes.

En lo que quedamos muy bien fue en el aspecto de delegaciones, los chinacates y las grandes potencias quedaron impresionados de la magnificencia de la misma, llevan unas mega edecanes guapísimas, pura cantidad de exportación, cómo estará de bien que en esta delegación hasta deportistas llevaron, no muchos, porque inexplicablemente no quisieron llevar a los jaliscienses que ganaron en las competencias en Monterrey, y las autoridades no los defendieron, ya habían logrado usarlos para publicitarse, y es que de aquello de que Jalisco es uno, cambió por Jalisco es para uno, el que paga el anuncio.

Pero los de pantalón largo han lucido en grande y se han curado en salud diciendo que los atletas conseguirán para México como cinco medallas, con las que esperan los primeros seguir medrando con sus chambas; ojalá que Vergara tome cartas en el asunto, o que compre los olímpicos, para que cuando menos, estimulados por él, los 85 vayan a intentar ganar, ya si allá no ganan es otro problema, pero es indudable que el que compite quien —quiera que sea— debe hacer su mayor esfuerzo para ganar, si no va con ese ánimo mejor que no vaya. Ahora que en nuestro entorno, imagine usted el entusiasmo que provocaron las declaraciones de los burócratas directivos, es como decirles a los deportistas que no importa perder, esto no tiene ningún sentido deportivo, pero sí describe la calidad moral de los dirigentes.

Por lo que se ve, como que no se nos da lo de las medallas, tenemos hasta hoy (escribo esto en miércoles) dos medallas que en realidad son una de bronce, pero hay que tomar en cuenta que aunque se vea fácil, es muy difícil ganar una medalla contra competidores como Nadal, Venus Williams, el Dream Team, Ronaldiño, Messi, Agüero —aunque con estos tres últimos nunca tendremos problema, porque nuestros equipos de futbol, sobre todo las selecciones, son tan malas que difícilmente califican, como pasó en esta Olimpiada—; me dirán que ya hay jugadores mexicanos en el futbol europeo, y es cierto, tan sólo si lo comparamos con nosotros mismos, pero si nos comparamos con Uruguay, que todo el país tiene menos habitantes que Guadalajara y tiene cinco veces más jugadores en Europa que nosotros. Por lo demás, dependemos de alguna genialidad de algún atleta que un día salga iluminado, de otra forma no puedo imaginarme que nos vaya más mal; está tan dada al cuas la situación, que si usted ve el medallero estamos desde luego en último lugar, empatados con Togo, Tajikistán y Uzbekistán.

Sería muy interesante conocer en qué lugar real quedamos, y un comparativo para conocer nuestro costo y el de los demás países por medalla, porque todas nuestras comparaciones se hacen contra nuestros propios fracasos, pero estoy seguro que como todo lo que sucede en este país, será una simulación; cuando vuelvan con un nuevo fracaso habrá una gran alianza de algo en la que “se reestructurará” que se fincarán responsabilidades, le cambiarán los nombres de las entidades, se darán nuevos programas de becas de deportistas que terminarán como Ana Guevara o Belén Guerrero, frustradas por la burocracia oficial y de las asociaciones deportivas que ahogan el deporte, y es que de ningún modo podemos considerar que nuestros jóvenes no pueden hacer lo que otros jóvenes del mundo logran, y no me refiero a los gringos o los chinos, pero no creo que tengamos problema para compararnos con Corea del Norte u otro parecido que tiene cinco veces menos habitantes que nosotros y tiene hasta ahora más medallas que nosotros.

Desde luego que a la raza de a pie no nos dicen cómo escogen a los atletas que van, pero nos podemos imaginar cómo sucede la elección, como todo lo que sucede aquí. Lo que sí resulta incuestionable, es que si compitieran los de pantalón largo en sus propias especialidades estoy seguro que ganarían, dicen que en shoping, drinking, dancing vamos ganando, en eso sí tenemos los favoritos, tardarán los pequineses en olvidar las francachelas de los directivos y recibirán como herencia y recuerdo de esta estancia una cantidad inimaginable de curaciones para la cruda, y como además la aduana está arregladita, pues llegarán llenos de fayuca y todo irá muy bien, se habrá logrado para lo que fueron.

O tal vez debemos nacionalizar a Phelps.

CARLOS ENRIGUE / Abogado.

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