Empezar bien el año

Cualquier persona sensata sabe que debe de proponerse hacer mejor las cosas el próximo año. Sin embargo no es suficiente proponérselo, sino ser mucho más objetivos y concretos. Sobre todo armar un plan específico para tratar de concretarlo, aunque sea poco a poco, durante el transcurrir de las semanas.

Uno de los principales enemigos de los buenos deseos de año nuevo es que se desvanece su fuerza, junto con las palabras que se las lleva el viento.

Un deseo, sin la fuerza de voluntad, está condenado a perderse en el olvido.

Psicológicamente nos podemos auto engañar muy fácilmente y perdernos en una maraña de enredos, que nos hacen entusiasmarnos por alcanzar una meta, sin el sustento adecuado.

Vale mucho más proponernos una sola actividad que muchas al mismo tiempo, es decir, no hay que darnos cuerda con muchas cosas a la vez, porque seguramente acabaremos cayendo en la pretensión de abarcar mucho y apretar poco.

Basta con uno sólo, si lo logramos este año, es más que suficiente.

Desde luego que hay que escribirlo, la fuerza de la palabra escrita reafirma lo ya pensado y dicho, pero puesta en el papel, le da un carácter mucho más comprometedor ante sí mismo.

No se necesita andarlo pregonando y esparciendo ante los oídos de los demás, basta con una sola persona que nos escuche hablar de nuestros propios compromisos para que quede sellado con el sigilo de la promesa.

La fuerza de voluntad tiene que tener el dominio del cumplimiento, del coraje por realizar lo que se ha pensado. Es la determinación por concretar las ideas. Es vencer la simpleza de las palabras volátiles que se las consume el conformismo mediocre de quien fácilmente echa por la borda sus propias ideas.

Se necesita ser constante, dedicado, entregado a lo que se quiere hacer, sin pretexto ni justificación alguna. Nada de encontrar la forma de retractarse o de abortar los compromisos. Se trata de iniciar con la madurez de quien decide comportarse a la altura de sus aspiraciones.
Lo que se empieza se debe de terminar con éxito. No hay espacio para los perdedores que van dejando por el camino sus propósitos. Y además tienen el cinismo de olvidarse de sus exigencias.

El que quiere, puede. El que se ha tomado en serio sus sueños, tiene que emprender la tarea de hacer todos los días algo por alcanzar sus ideales. Es uno de los motivos más importantes de la fiesta de principio de año.

Dejar atrás el pasado y mirar con fe el futuro que se ha de construir con lo mejor de sí mismos, con la creatividad y el encanto del optimista que ve el futuro con la oportunidad de alcanzar vivir mejor que el año que se deja atrás.

Que tus sueños se hagan realidad, con el trabajo de todos los días por hacer camino al andar.
Feliz año nuevo.

GUILLERMO DELLAMARY / Filósofo y psicólogo.