Domingo, 12 de Octubre 2025

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Por: EL INFORMADOR

“Historias de piratas”

Éramos muchos y parió la abuela, no cabe duda que el mundo está loco, y no nada más aquí, sino en todo el globo terráqueo, del otro lado del planeta, allá donde el aire da vuelta, aparecieron piratas, sí, piratas de barco y todo, no como los de telerisa, no, piratas de verdad, de barco y abordaje. Muchos de nuestros políticos estarán tristes porque somos tan tercermundistas que aquí no tenemos de ésos, y es que por fortuna tampoco tenemos barcos para asaltar.

Imagine usted que en Somalia, que queda en el cuerno de África, hay piratas que asaltan barcos, no voy a negar que cuando lo leí no tenía la menor idea de dónde quedaba ese país que debe ser absolutamente tercermundista como nosotros, lo que se confirma viendo sus números: en 2002 un dólar costaba 8.45 y el nuestro en esa fecha debe haber andado por ahí. Su tasa de inflación era en 2000 como de 6.8 y la nuestra también era así por entonces, de la deuda externa mejor ni hablo porque como todo lo referente a estadística mienten allá tal y como mienten aquí.

Son tan parecidos a nosotros que hacen barcos y no tienen Costa, ustedes me dirán que nosotros tenemos muchísima Costa, pero como a aquéllos nos gusta construir barcos en lo seco, cuando la oscuridad gobernaba este país había un general, creo que se apellidaba Jara y que de seguro era cuate o conocía mucho del jerarca en turno, justo como sucede ahora mismo, y a este sujeto se le ocurrió poner un astillero para fabricar barcos en ¡las lomas de Chapultepec!, nunca supe cómo pensaba bajarlos al mar. Yo le levantaría un monumento a la estupidez. Pero eso sí, gastó más o menos el mismo concreto que dice el Gobierno ha puesto de piso a las casas que no tenían y en ambos casos las autoridades invitan al que lo dude a contarlas. Éstos son hechos que sólo se dan en el subdesarrollo. Fuera de eso, el asunto de los piratas es divertido independientemente de que los gringos y franceses no tienen sentido del humor y los fueron a atacar y los gringos en venganza durante el rescate del valiente capitán Pillips, secuestrado por los malandrines les dieron tres tiros, uno a cada uno, entre ceja oreja y madre, se quedaron quietecitos. Ya los franchutes les habían puesto un estatequieto en el rescate de un yate con rehenes. Pero no creo que vayan a entender y los piratas ya dijeron que así no se llevan, que ellos sólo secuestraban y pedían rescatitos, pero fíjese qué buenas gentes, ellos no mataban, pero ahora sí que tiemblen los gringos y franceses porque dicen que la cosa se va a poner peor.

Después de estos desfiguros ya podemos esperar cualquier espectáculo, no sé, se me ocurre alguna guerra de aborígenes sin corbata en peregrinación en busca de Aztlán, o algún seguidor de mi general Villa que se lance a conquistar Columbus. O a la mejor hay alguno que pretenda hacer un auto de fe de la inquisición, con efigies tatemadas y todo, porque lo único que es una verdad absoluta es que de los seres pedestres que habitamos este hermoso país podemos esperar cualquier acción por fuera de lugar que pudiera parecer, eso es lo que hace divertido vivir aquí, a pesar de tanta gente solemne que pretende hablar “en serio”, sólo basta leer los diarios.

Santiago Tarín, en un libro muy divertido llamado “Viaje por las mentiras de la Historia Universal”, pregunta a sus lectores: “¿Quién fue Robert Maynard? Le doy dos pistas: ni juega al futbol ni es astronauta. Qué, ¿ni idea? Ahora responda quién era Barbanegra. ¡Ah, eso sí lo sabe? Aquí hay pocas dudas: un pirata; uno de los más salvajes, violentos y despiadados de los que surcaron el mar Caribe. Para que lo sepa, el primero era el teniente de la Marina Real Británica que le dio caza y muerte; un tipo valiente y dispuesto, pero, del que se acuerdan muy pocos. Pues sí que estamos bien, del malo se acuerda todo quisque y de los buenos, ni su abuela. Reflexionemos y reconozcamos una cosa: el lado oscuro tiene su atractivo. Si no fuera así, ¿cómo se explica que tantos bandoleros y asesinos sean leyendas y los jueces o policías no? Es verdad que nos quedan Elliot Ness y Wyat Earp. Pero los malos ejercen una perturbadora fascinación que no tienen los defensores de la ley y el orden. Y más si encima son piratas, van en barco y los encarnan en el cine tipos altos, atractivos, simpáticos, diestros espadachines y que para más inri se llevan a la chica, que por cierto siempre es rica, nada de una joven de pueblo: ya llega con un plan de pensiones bajo el brazo”. Realmente es un libro muy recomendable, fue editado en la colección “Verticales de bolsillo” de Editorial Norma.

No creo que los piratas somalíes llenen las expectativas del autor citado, pero famosos se han hecho y si no me cree simplemente vea las notas en los diarios internacionales visibles en internet, los contenidos son más informativos que los pocos medios, que los hay, que por lo demás no están financiados ni controlados por nuestro Gobierno, cada vez más intolerante con los que no coinciden con los puntos de vista de los jerarcas.
CARLOS ENRIGUE / Abogado.
Correo electrónico: ayerdeciamos@hotmail.com

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