Lunes, 06 de Mayo 2024

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Por: EL INFORMADOR

MOTIVO DE GOZO: Sabemos que tratándose de leyes y decretos promulgados en nuestro país, generalmente sus orígenes e intenciones suelen ser obscuros, sus límites vagos, su aplicación cambiante y su fin imprevisible, por eso, yo al menos, no veo motivo, como lo han hecho otros, de tirar las campanas a vuelo, porque tras años de discusión, fue al fin aprobada por senadores y diputados, la “Nueva Ley de Fomento para la Lectura y el Libro”, uno de cuyos incisos más alabados es la aplicación de un “precio único” (que ha sido, dicen, aunque no les consta, un éxito en algunas naciones europeas) y que consideran un sortilegio, gracias al cual, se precipitará aquí un Niágara de actividades editoriales, de número de lectores y de asaltos a las librerías, donde éstos se disputarán los volúmenes a bofetadas.

SANO ESCEPTICISMO: Vetusto y escéptico por sistema, yo me adhiero más bien a quienes han tomado esa ley “cum grano salis”, pues advierto, por una parte, que estas aprobaciones camerales, como todo lo que de ahí se cocina, posee más implicaciones políticas y económicas, que intenciones culturales, éticas o estéticas, asuntos éstos que la actual clase gobernante, salvo honrosas excepciones, no conoce ni por el forro y ha demostrado ser la última de sus preocupaciones, pues sus ánimos y empeños están entregados a cotidianas y feroces batallas por la conservación e incremento del poder y sus ganancias.

PAGO POR LEER: Admitiendo tales premisas y conociendo por experiencia, como dije antes, la manera en que en esta especie de país se cocinan y aplican las leyes, el producto de este complejo embarazo legislativo seguramente no será un dechado de congruencia y erudición; y mucho menos, merced a decretos mayoritarios, fomentarán por ensalmo el número de amantes de la lectura, ni gracias al mentado precio único, habrán de apagarse los focos rojos del analfabetismo funcional y el desprecio mayoritario por los libros en México. Los pocos que padecemos la enfermedad incurable de la bibliofilia, que no es hereditaria; o quienes hemos sido infectados por el terrible bacilo de la libriosis, que tampoco es contagiosa, igual, con ley o sin ley, con precio único o variable, seguiremos pagando lo que sea con tal de alimentar nuestro vicio; mas quienes detestan leer, ¿libros?, ¡ni regalados!

JOSÉ LUIS MEZA INDA / Escritor.
Correo electrónico: meza_inda@hotmail.com

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