México | TRIGO SIN PAJA POR FLAVIO ROMERO DE VELASCO Temas para reflexionar Los que proclaman y reclaman una sociedad más justa y equitativa son los mismos políticos insumergibles de siempre que han vivido en el penthouse del edificio social Por: EL INFORMADOR 2 de abril de 2011 - 04:06 hs Flavio Romero de Velasco. / En una de las capillas de la hermosa catedral de Puebla están depositados los restos mortales del general conservador Miguel Miramón, quien fue el más joven de los presidentes de la República, a los 26 años de edad. La placa que tenía el lugar donde yacen sus restos, fue redactada con torpeza, por no decir con mala fe y con sobra de envenenada pasión política. En la placa se hablaba del “tristemente famoso general”. No hay generosidad ni buen sentido en ofender así a un muerto en el mismo sitio de su descanso eterno... Una mano anónima borró tal ofensa, cumpliendo así con un acto histórico de estricta justicia, porque el general Miramón fue un mexicano que amó intensamente a su país. Quizá pueda decirse que políticamente estuvo equivocado, pero lejos está de merecer la tacha de traidor, a menos que con ella se califique a una inmensa cantidad de mexicanos de ese tiempo trágico y convulso de nuestra historia. Si yo supiera qué mano anónima fue la que desapareció tal ofensa, la estrecharía con honor, porque un buen mexicano hizo justicia a otro buen mexicano. Corrupción y concentración de la riqueza en unas cuantas manos, van juntas casi siempre, y a veces se confunden, se mezclan, se hacen una. Diez familias, no más, imponen autoridades para proteger y legitimar la acumulación indescriptible de propiedades y servicios cuyos dueños somos nosotros, que hoy nos vemos retratados en las caras desfiguradas de quienes se reúnen, protestan, gritan y mueren al pie de las mezquitas por lo mismo que nosotros padecemos... Y si las causas de la revolución popular en el Medio Oriente existen en los países de Nor-África, también el arma de todos los alzados existe: el teléfono celular, un pequeño objeto que cabe en la mano, capaz de transformar la Tierra en una enorme asamblea de conspiradores al aire libre, un minúsculo instrumento donde no se puede impedir el tránsito de las ideas, donde se convoca sin distorsiones, se denuncia sin temor y se deciden conductas. El verdadero nombre del gran pintor mexicano Diego Rivera es Diego María de la Concepción Juan Nepomuceno Estanislao de la Rivera y Barrientos Acosta y Rodríguez. Los que proclaman y reclaman una sociedad más justa y equitativa son los mismos políticos insumergibles de siempre que han vivido en el penthouse del edificio social, ajeno y lejano a las preocupaciones de los hombres de a pie. A veces vivimos un vasto páramo de insomnios... de noches horrendas en las que recibe el sueño por goteo. Temas Tertulia Temas para reflexionar Lee También ¿Para qué sirve la Historia? Juventud y malestar social: violencia y pobreza de tiempo Armonía La rebeldía liberal Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones