México | POR FLAVIO ROMERO DE VELASCO Temas para reflexionar La comunicación con Dios no requiere de palabras. La oración perfecta es una contemplación muda como lo reconocen los místicos Por: EL INFORMADOR 19 de marzo de 2011 - 04:48 hs Flavio Romero de Velasco. / Los argumentos racionales, no importa cuán sólidos y convincentes sean, se hacen siempre añicos si se les refuta con el ucase terrible de la divinidad. Si Dios ha decidido que el hombre y la mujer “sólo” pueden hacer el amor para procrear hijos y que, por lo tanto, la razón de ser última del cuerpo femenino sea la trascendente y sagrada de la procreación, ¿de qué puede valer, ante ello, mil estadísticas miserablemente pedestres de que, convertida en una práctica generalizada, aquella decisión condena a cientos de millones de mujeres a una vida de servidumbre animal, puebla al planeta de niños miserables, una gran mayoría de los cuales mueren de hambre y enfermedades antes de haber alcanzado la edad de la razón y eterniza a las naciones del Tercer Mundo, aquejadas todas de demografías galopantes en el subdesarrollo y la pobreza? ¿Cómo podría hacer mella, en una ineluctable decisión fraguada desde el principio del tiempo por el Ser Supremo, la comprobación científica de que si no se pone en práctica lo antes posible a escala mundial una efectiva política de control de la natalidad, los sufrimientos y tragedias sociales de hoy se habrán multiplicado y generarán indecibles holocaustos y Apocalipsis para los pobres de este mundo, que serán la gran mayoría de los seres humanos? La comunicación con Dios no requiere de palabras. La oración perfecta es una contemplación muda como lo reconocen los místicos; pero no contemplación en el sentido pasivo de asistencia a un espectáculo, sino de compenetración en lo contemplado. Imaginemos en el comienzo de lo creado una suerte de espacio vacío, una nada inicial. De su seno brota una serie de transformaciones milagrosas, la masa estelar cuyo elemento es el átomo, sustancia primaria albergada en una estructura. En su enlace y desenlace los átomos engendran el cosmos. Hay comidas puramente racionales, nutritivas, higiénicas, que suponen un organismo-máquina que se alimenta de calorías y prescinde de excitantes y estímulos excepcionales. Tales comidas higiénicas son simple y llanamente desabridas, y en ocasiones detestables. El cuerpo humano tiene también necesidades de estética en los alimentos, no sólo de salud. ¡El vino de uva! Todo brebaje que no proceda de la uva es una falsificación del vino; las más altas civilizaciones de la historia han contado con el vino como estimulante y como premio. Para el cuerpo es el vino lo que la ilusión al alma. Ningún goce del sabor iguala al que se deriva de ciertos vinos, y acaso ningún otro goce del cuerpo supera al vino. Sabido es que en México todo lo arreglamos elevando a rango constitucional cada problema y cada necesidad. Tenemos pues en la Carta Magna el derecho al trabajo, el derecho a la salud, el derecho a la alimentación. Con solo eso, todos los mexicanos tenemos empleo, rebozamos salud y tenemos pan de satisfacción tres veces al día. Por cada dos mexicanos hay tres opiniones distintas. Nuestro discurso cotidiano hoy como ayer, es el optimismo envuelto en los ropajes engañosos de la promesa o de las profecías. Gustavo A. Madero, hermano del presidente mártir, afirmó que la prensa en México, suele morder la mano de quien le quita el bozal. Temas Tertulia Temas para reflexionar Lee También ¿Para qué sirve la Historia? Juventud y malestar social: violencia y pobreza de tiempo Armonía La rebeldía liberal Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones