Domingo, 19 de Mayo 2024
México | PALESTRA 20 POR JORGE OCTAVIO NAVARRO

Saldrán de la cárcel

Si ya era asunto de miedo la posibilidad de ir a la penal, el documental Presunto culpable sobrealimentó la leyenda negra y avivó la indignación popular

Por: EL INFORMADOR

Jorge Octavio Navarro.  /

Jorge Octavio Navarro. /

Una añeja tradición marca que un día después del descanso dominical debe volverse con mayor energía a las tareas laborales u hogareñas. Este dogma occidental es más severo cuando se trata de un receso como el reciente, en honor del natalicio de Benito Juárez. El caso es que en el mundo de las noticias aplica lo mismo y se compite por acaparar la atención de lectores, radioescuchas, televidentes o internautas con las más impactantes nuevas…

Este columnista propone para el “día después de Juárez” hablar de quienes están tras las rejas y las cárceles que los encierran. El tema es quizá poco atractivo; difícilmente compite por titulares, que sí gana cuando hay motines sangrientos o cateos que descubren droga y armas. Los centros penitenciarios están definitivamente mal afamados y sobran motivos. Si ya era asunto de miedo la posibilidad de ir a la penal, el documental Presunto culpable sobrealimentó la leyenda negra y avivó la indignación popular, aunque la carga negativa recae en el aparato judicial, los jueces y sus colaboradores que tienen al alcance de una decisión de segundos, el poder de confinar por años a ese temido mundo carcelario a inocentes y culpables.

¿Pero estos presuntos centros de readaptación social no son realmente las universidades del crimen?

Si la atención se centra en Jalisco —su sistema penitenciario no es tan deficiente, todavía, como el de otros estados con menos recursos—, se encuentran realidades crudas, como heridas frescas:

La sobrepoblación promedio es de 70%. En algunas celdas del Penal de Puente Grande pasan la noche 14 o 15 personas, cuando debían caber siete o menos.

La infraestructura para que los internos se rehabiliten mediante oficios o trabajos que les permitan incluso ganar poco de dinero es casi nula y los empresarios, antes que motivarse a participar, temen involucrarse.

El personal sólo para vigilar a los internos es insuficiente. Es necesario contratar al menos a 20% más. Y después de la vigilancia: la gente para atender necesidades médicas, psicológicas, psiquiátricas y demás es tan poca, que los actuales parecen un puñado de aventureros tratando de mover una montaña con palos y cuerdas.

Hasta aquí… no por falta de elementos, sino de espacio.

En 2010, algunos diputados emprendieron la tarea de diagnosticar todas las cárceles de Jalisco, sin incluir instalaciones federales. Visitaron los 11 centros estatales de reclusión (hay dos más, para menores de edad) y hallaron mil deficiencias… Propusieron para 2011 la asignación de mil 900 millones de pesos adicionales a lo que ya se invierte cada año. Silencio total.

¿Por qué importan los presos, al margen de su drama personal, al margen de si son o no culpables y están encerrados purgando sentencia o peor aún, esperándola?

Porque un día, tarde o temprano, van a salir. ¿Están readaptados?

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