Paletas de limón

Seré ligera. —¿Cómo, estando las cosas como están? —Pues precisamente, por eso; para eso sirve la liviandad. Para soltar peso y caminar sin estorbos, me digo, respondiendo a esta vocecilla interna. Nada mejor se puede hacer con un calor que sólo es soportable a base de masticar nieve raspada o paletas de limón. Así como la muerte de Bin Laden no consuela a sus víctimas, las noticias de la política no son fuente de aliento. Son un mosaico de datos poco edificantes, quizá parecidos en las distintas ciudades del país, con personajes similares, que repiten su papel como si no hubiera posibilidad de cambios en el guión para impregnar la ética en la vida de partidos y gobiernos. Eso va abriendo camino a la anulación fundamentada del voto en las próximas elecciones, que serán cargadas de ignominia, como ya lo dijo el poeta Javier Sicilia, si las cosas no cambian de fondo. Ojalá lo abra también a seguir los pasos que en Bogotá se han dado contra un alcalde acusado de corrupción.

En Jalisco, el repaso reciente tampoco alimenta esperanzas: la suspensión de las obras de la Villa Panamericana para salvar la densidad de construcción permitida en el valle de El Bajío que, oh novedad, es surtidero importantísimo de mantos acuíferos; las corruptelas de la pasada administración del SIAPA (Sistema Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado), con la gozosa impunidad de su ex jefe que repartió tubos por toda la metrópoli, aunque no líquido potable; la también escandalosa impunidad de que goza el auditor del Congreso, que seguramente con el buche lleno de secretos es mantenido donde está para que no desembuche; el fuero de que disfruta un diputadillo federal que cuando funcionario municipal autorizó cientos de permisos para descuidar Guadalajara ignorando la legislación urbana; las comidas de un trío de gobernadores, uno tan activo que hasta desodorante se pone y más en la axila izquierda, y dos también muy activos pero sin serlo, jurando la limpia de sus huestes. Dudas me asaltan y me sobresaltan.

¿No vas a hablar de la Marcha? —me pregunta la vocecita. —No. Ya habló Javier Sicilia y dijo muy bien, en el Zócalo de la Ciudad de México, verdades que ojalá hallen eco en nuestra conciencia. No tengo más datos para entender su petición de última hora de la renuncia del secretario de Seguridad Pública, y es importante que explicite en algún momento sus razones. Sí quiero citar su decisión de convocarnos a todas y todos en México para volver a fundar nuestro país: “…este dolor del alma en los cuerpos no lo convertiremos en odio ni en más violencia, sino en una palanca que nos ayude a restaurar el amor, la paz, la justicia, la dignidad y la balbuciente democracia que estamos perdiendo”. Con el amor que habita a Javier tenemos. Y las paletas de limón ayudan. Y voltear a Bogotá o a Medellín, donde sí se va pudiendo, digo.