Viernes, 10 de Octubre 2025
México | LA SOPA POR IVABELLE ARROYO

Esterilización estatal

¿A santo de qué tiene que regular el Estado la manera en la que conviven dos individuos que han decidido registrar su unión?

Por: EL INFORMADOR

Ivabelle Arroyo.  /

Ivabelle Arroyo. /

Ya salieron a aclararlo, pero a ver a quién le quitan la idea, en el resto del país, de que el gobernador de Jalisco busca encarcelar a la mujer que, sin el permiso de su marido, se practique una operación para evitar más hijos.

Efectivamente, el escándalo fue provocado por una malinterpretación de la iniciativa, que a la letra dice: “Comete el delito de esterilidad provocada quien, sin el consentimiento expreso de quien tenga legitimación para otorgarlo conforme a las disposiciones legales aplicables, practique procedimientos quirúrgicos que provoquen en una persona esterilidad”.

Sí, la redacción es horrible, pero la clave está en la frase “practique procedimientos quirúrgicos”. Se refiere al personal del sector salud, a los médicos, a los seres de blanco que practican procedimientos quirúrgicos. No a la mujer, no al marido, no a los ciudadanos de Jalisco.

El caso fue tan mal leído en el país, que los legisladores de otros lares aprovecharon una vez más para acusar al jalisciense de retrógrada y tonto. En el Distrito Federal, la diputada perredista Marisela Contreras vio la oportunidad de presumir que en esa ciudad, lo que hay es una sanción a quien practique una esterilización sin el consentimiento de la persona. Exactamente lo que quería el gobernador de Jalisco.

Pero a ver, que escriban mal los asesores de Emilio González Márquez, que su fama de torpe lo preceda, que los periodistas entiendan mal las cosas y que los políticos de oposición vean bote para subirse a velear, no es lo importante.

Lo medular es la actitud de los gobiernos mexicanos, de estar metiendo las narices en donde de verdad nadie les llama. ¿A santo de qué tiene que regular el Estado la manera en la que conviven dos individuos que han decidido registrar su unión? A quién se le ocurre meter una disposición para el sector salud en un esperpento legislativo que se llama “Ley para regular las obligaciones que se derivan del matrimonio”. Pero qué monserga. Ahora resulta que el Estado va a velar porque los esposos tomen decisiones conjuntas, que establezcan una “comunidad íntima”, que se respeten.

Todo está muy bien, pero qué diablos tiene que hacer ahí el Estado, como ente abstracto, o mejor dicho como suegra impertinente, cuidando que las cosas vayan bien. No le compete, de veras.

Eso de que los perredistas en la Ciudad de México quieran cuidar que un vientre rentado no abuse de la pareja que lo alquiló o que los panistas en Jalisco quieran vigilar que los matrimonios sean políticamente correctos es igual de improcedente.

El matrimonio civil regula la relación entre las personas que lo contraen y la sociedad en la que viven, no la relación entre esas dos personas. Para eso están las suegras, los terapeutas y el cardenal.

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