Domingo, 19 de Enero 2025
México | Crónica del accidente

''Estaban los cuerpos desparramados''

Una tradición familiar que terminó en tragedia

Por: SUN

CHIHUAHUA. Familiares y amigos despidieron a las víctimas del accidente carretero por la autopista de Chapalilla, Nayarit. REUTERS  /

CHIHUAHUA. Familiares y amigos despidieron a las víctimas del accidente carretero por la autopista de Chapalilla, Nayarit. REUTERS /

CHIHUAHUA, CHIHUAHUA (24/JUL/2012).- Recuerda la tragedia en Nayarit. 26 muertos y 26 heridos en la carretera de Chapalilla el 20 de julio.

Ayer en Chihuahua, en un breve momento de tranquilidad en medio de la desesperación y el dolor, con mucho esfuerzo para evitar las lágrimas doña Gabriela Martínez relata los detalles del accidente que le arrebató a 10 familiares. “El camión dio muchas vueltas. Cuando desperté estaban los cuerpos desparramados por todos lados”.

“Todos los años viajábamos a Guayabitos (Nayarit), era una tradición, nos íbamos pura familia. El plan era irnos directo a Guanajuato, de ahí a San Juan de los Lagos, y después a la playa, pero el camión se quedó sin frenos”, recordó.

Esa noche los 50 pasajeros iban dormidos, confiados en que al despertar disfrutarían de las olas del mar, la arena y el sol, sin imaginar que no terminarían el recorrido.

“Me despertaron los gritos del chofer diciendo que nos quedamos sin frenos. No nos dio tiempo de nada, en unos segundos estábamos dando vueltas, casi todos salimos disparados y el camión siguió. Cuando desperté estaban los cuerpos regados, los heridos llorando y pidiendo auxilio. El camión quedó casi 100 metros más abajo”, narró afuera de la capilla.

Gabriela, de 47 años, recuerda que el chofer se veía muy asustado, “Olía mucho a quemado, nos dijo que nos agarráramos y luego vino el trancazo. El miedo no lo dejó dar vuelta en una curva, se siguió de frente y fue cuando nos volteamos, yo lo venía viendo”.

Tardó más de una hora en llegar el auxilio: “Los paramédicos tardaron un buen rato. Se llevaron primero a los más graves”.

La familia Martínez se encuentran inconsolable. “No se puede imaginar como me siento. Murieron mis padres, dos de mis hijos, uno de 24 y otro de 17; mis nietos, uno de cinco y otra de tres; mi cuñado, tres primas y dos sobrinas”.

La tradición familiar tenía años, en cuanto regresaban de un viaje comenzaban a ahorrar para el siguiente año, siempre con la misma compañía de autobuses, incluso ya antes habían hecho recorridos con el mismo chofer.

“Esta vez nos fue mal, siempre contratábamos a don Lencho, nos daba muy bien servicio”.

Vienen las lágrimas a su rostro, se limita a suspirar y con la voz entrecortada dice: “Es muy duro todo esto, muy duro”.                         

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