Jueves, 02 de Mayo 2024
México | CLAVE POR LUIS ERNESTO SALOMÓN

El general en su laberinto

Fueron dos los mensajes en los que habló claro: en el día de la Lealtad y día del Ejército

Por: EL INFORMADOR

El titular de la Defensa, general Guillermo Galván Galván, levantó la voz. Fueron dos los mensajes en los que habló claro: en el día de la Lealtad y día del Ejército.

El pasado nueve de febrero, habló con sutileza sobre el desencanto por los funcionarios públicos: “Entendemos que el poder político es complejo y acumula varios intereses propios de su naturaleza, formas y fines. No obstante, en todo momento y circunstancia es necesario anteponer el apego nacional”. Luego agregó firme: “Jamás habrá discordancia entre quienes tenemos la misma cuna, la misma forja y un mismo horizonte: México”.

El día del Ejército siguió: “Si se extiende en demasía y se alarga en exceso la confrontación contra estos grupos, no sólo se incrementará el número de víctimas inocentes, también se causará un daño adicional a la población, porque podría terminar habituándose a la cultura de la violencia”.

El mensaje tiene como antecedente un hecho de mayor importancia: el Presidente encomendó al Ejército a luchar contra los narcotraficantes hace más de tres años. Esta instrucción fue acatada con disciplina, pero no puede dejarse de lado que su cumplimiento puede ser contraria al artículo 21 Constitucional que dispone que la seguridad pública corresponde a la autoridad civil. Para dar debida cobertura jurídica a esta actuación se envió al Congreso una iniciativa en abril del año anterior. Está sin dictamen ni discusión plenaria.

Los militares podrían estar impacientes ante tal disfunción de la clase política. Que se agrava con otros hechos que abonan en este sentido: la desconfianza en el equipo gobernante en torno al secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, quien promueve una sola Fuerza Policial Nacional. El continuo desplazamiento del Ejército en Ciudad Juárez, ya que se filtró que el Ejército se retiraría de aquella ciudad y no sucedió. El 3 de febrero pasado se cumplió un año de la muerte del General Mauro Enrique Tello Quiñones y aún no pasa nada. Y por si fuera poco el embajador de Estados Unidos Carlos Enrique Pascual declaró que el Ejército “no está entrenado para tomar el papel que tiene ahora”.

El mensaje no debe pasar inadvertido: el Congreso y los partidos deben atender las reformas en materia de seguridad para dar un marco cierto a la actuación del Ejército. Debe decidirse en torno a la policía nacional o la eliminación de las policías municipales para crear 32 cuerpos estatales.

Los mandos de las fuerzas armadas mexicanas provienen de estratos populares y medios; están alejados de la política partidaria, pero conocen como pocos las demandas sociales. Ahora la sociedad comienza a tener miedo y eso es mala cosa.

Mañana el general secretario se reunirá con legisladores de la oposición. No es sano hacer un laberinto al general. Hasta Simón Bolívar tuvo el suyo, recreado por Gabriel García Márquez. Se ha levantado una voz que hay que atender. Ahí está la clave.

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