Secuestro de migrantes, nueva modalidad del delito: CEDHJ

GUADALAJARA, JALISCO (19/NOV/2010).- El secuestro de migrantes que se dirigen a Estados Unidos, de origen mexicano y sudamericano, se ha convertido en una “nueva modalidad del crimen organizado”, atentando contra una de las poblaciones más vulnerables y desprotegidas de la sociedad, así lo afirmó este jueves el presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos ( CEDHJ), Felipe de Jesús Álvarez Cibrián.

Explicó, se trata principalmente de personas provenientes de Sudamérica, en los que el crimen organizado ha encontrado una forma de obtener indebidamente recursos, logrando que las familias de los secuestrados –aún con su evidente pobreza– consigan los montos exigidos por los delincuentes.

“Estamos acostumbrados a que el secuestro es una figura antijurídica, antisocial, un flagelo que va contra las personas que creen que tienen dinero, pero no contra los más vulnerables, los que no tienen empleo, los que van buscando precisamente eso, trabajo”, lamentó Álvarez Cibrián.

El ombudsman alertó a las autoridades tanto estatales, como federales, para que se trabaje en coordinación, pues aseguró que los ombudsman del país están dispuestos a colaborar.

Agregó que el tema fue central en el Congreso Internacional de Ombudsman, realizado recientemente, en el que se encontraron con exhortaciones por parte de los ombudsman de Centro y Sudamérica, para que no sólo la CNDH se involucre, sino también las comisiones estatales como una tarea prioritaria, con la finalidad de encontrar una verdadera justicia.

Aunque por el momento no se cuenta con cifras que brinden un panorama del problema se sabe que los secuestradores piden desde mil 500 hasta cinco mil dólares por el rescate.

Con la finalidad de tener un diagnóstico más preciso de la problemática, se comenzará una amplia investigación.

“Este tema para nosotros resulta desde luego novedoso, pero sabemos que se viene realizando desde hace algunos meses, debido a la poca difusión que ha habido al respecto. Por tratarse de un fenómeno nuevo no existe un diagnóstico”.

Uno de las desventajas que existen en torno al problema, es que aunque sí se presentan quejas, los migrantes normalmente lo que menos quieren tener es contacto con las autoridades, más cuando se trata de extranjeros.

Es una constante que sientan temor de ir a denunciar un delito, abuso o violación de derechos humanos por parte de cualquier servidor público, porque de hacerlo, lo más seguro es que sea presa de extorsión o deportación.