Populismo y mediocridad

Los diputados de todos los partidos celebran y cantan como gran victoria la derogación de la tenencia en Jalisco. Decidieron que lo mejor que podían hacer por nosotros era confirmar la decisión del Gobierno federal de quitar la tenencia, y sentenciaron que en Jalisco no habrá tenencia estatal.

La tenencia como impuesto federal era un absurdo perpetuado, pues fue un impuesto que se creó para financiar las Olimpiadas de 1968 y se quedó congelado más de 40 años. Era, es cierto, un impuesto con muchísimos inconvenientes, pero si no se quitó después de la Olimpiada fue porque resultaba muy difícil poner cualquier otro impuesto. Así, en la lógica del pragmatismo político, lo que ya funcionaba no lo tocaron: si los ciudadanos ya se habían acostumbrado a pagarlo, no había razón para derogarlo. Calderón propuso, y así lo aprobó el Congreso, quitarlo como impuesto federal y dejar que cada Estado hiciera lo que creyera más conveniente con respecto a un impuesto de tenencia o uso de vehículos.

Tiene pues, todo el sentido del mundo quitar la tenencia. Pero lo que no tienen ninguno es no proponer nada en su lugar. Los partidos están felices porque creen que los ciudadanos les vamos a aplaudir que quiten impuestos. Y de hecho sí; a nadie le gusta pagar impuestos, y si nos quitan el 2% sobre nómina, y el Predial y si nos regalan al agua y quitan todos los cobros estatales, vamos a estar más contentos todavía. El problema es que de dónde va a salir el dinero para mantener al Estado y para fortalecer las instituciones y para darle al Congreso el dinero que pide.

Es evidente que el Gobierno gasta mal, o por lo menos que podría gastar mejor, pero más evidente aún es que México es un país que recauda muy pocos impuestos con respecto a su Producto Interno Bruto y que la debilidad del Estado nace en gran medida de su debilidad financiera. Si vamos a quitar la tenencia porque hay un nueva política fiscal en la que los ciudadanos vamos a pagar de manera más equitativa y el Estado se va a fortalecer, no habría nada que discutir. Pero quitarla por un arranque populista, y quererla regresar con otro arranque populista (decir que el dinero de la tenencia se va a destinar a educación) es un absoluta irresponsabilidad. Los que usamos auto tenemos que pagar el derecho de uso del espacio público, que explotamos unos cuantos en detrimento del resto y como compensación por el daño que los propietarios de automóvil hacemos a los que no tienen, contaminando un medio ambiente que es de todos, y no sólo de los poseedores de un vehículo.

Muerta la tenencia, debe crearse un impuesto de uso de automóvil que se destine a dos cosas: transporte público y medio ambiente. Mientras sigamos tomando decisiones populistas no saldremos de esta mediocridad a la que nos está  llevando la clase política.