Observatorios urbanos y políticas públicas

En una reciente colaboración, nuestro amigo Alfredo Hidalgo Rasmussen –pluma de la columna Cita en la ciudad– comenta atinadamente sobre el papel de los observatorios urbanos en el análisis de los procesos socioterritoriales y su potencial contribución en el debate sobre la ciudad.

Efectivamente, estas innovadoras entidades han venido a dinamizar en el plano internacional el rol de la planificación urbana, tradicionalmente dejada en manos del sector oficial, cuando no en las del privado. Sin embargo, en el caso mexicano – y particularmente en el de Guadalajara– los observatorios han venido cumpliendo con una responsabilidad poco visible pero imprescindible: reportar informaciones confiables y oportunas a las Naciones Unidas.

Hay que recordar que con base en las informaciones que periódicamente reportan los observatorios urbanos, se elabora el prestigiado reporte bianual sobre el estado de las ciudades en el mundo, documento insignia del Observatorio Urbano Global que analiza la evolución de las dinámicas urbanas planetarias en temas clave como gestión ambiental, vivienda, desarrollo social y crecimiento económico. En este sentido, el Observatorio Metropolitano de Guadalajara (OMEGA) ha calculado puntualmente los indicadores requeridos no sólo por las Naciones Unidas, sino también los exigidos por la Secretaría de Desarrollo Social del Gobierno federal para integrar la base de datos para todo el Sistema Urbano Nacional, tarea no menor en el caso de nuestra conurbación.

Adicionalmente, debe señalarse que hay dos notables impactos del OMEGA poco reconocidos en el plano de las políticas públicas. El primero es la inclusión en el Código Urbano de los observatorios urbanos como entidades de interés público en materia de desarrollo urbano –iniciativa pionera y sin parangón en el resto del país– que ubica a Jalisco como estado vanguardista en el rubro.

La segunda es la aún lenta pero significativa inclusión de los observatorios en la gestión municipal. Al respecto tiene que aquilatarse la inaudita posición de la pasada administración municipal tapatía, que en su Plan Municipal de Desarrollo 2007-2009 explícitamente admitió ser evaluada en sus logros finales por los observatorios locales. Ojalá el nuevo cabildo asuma una postura semejante.

Es verdad que nuestro OMEGA dista mucho todavía de ser un actor influyente en la discusión sobre la metrópoli, como también es cierto que mucho han hecho en ese tenor los organismos de la sociedad civil pendientes de los graves problemas urbanos que nos aquejan. Por ello, el mejor escenario que podemos tener todos es el de crear plataformas de observación urbana integradas en un solo esfuerzo plurisectorial, multidimensional e interdisciplinar.

Desde aquí, el Observatorio Metropolitano de Guadalajara lanza una convocatoria abierta a que conformemos juntos una instancia plural de monitoreo metropolitano que aborde territorial y temáticamente los principales asuntos urbanos locales.

Alejandro Mendo Gutiérrez

(*) Profesor titular del Departamento del Hábitat y Desarrollo Urbano del ITESO.