Mototaxis no deben prestar servicio urbano: experto

GUADALAJARA, JALISCO (04/NOV/2012).- Los mototaxis son un "mal necesario", surgido para atender las necesidades de traslado en fraccionamientos de Santa Fe y Chulavista, en Tlajomulco. Sin embargo, por ningún motivo deben prestar un servicio urbano por vialidades primarias como sucede en distintos municipios metropolitanos, por no ofrecer condiciones de seguridad.

Los mototaxis tendrían que operar como un servicio complementario de un transporte colectivo o masivo, pero sólo al interior de los cotos y respetando los elementos de seguridad como son el cinturón, casco y un límite de velocidad.

Para operar en el exterior de fraccionamientos, el transporte público debería transformarse en un servicio de mayor calidad que integrara a los fraccionamientos a una red de transporte púbico colectivo eficiente, en este aspecto ha faltado la intervención de la autoridad vial para resolver, señaló Jaime Aguilar, jefe del Departamento de Transporte Universitario de la Universidad de Guadalajara.

"Esa es la parte que se ha dejado de hacer por parte de la autoridad: promover la solución a las necesidades de la población  para sus desplazamiento", porque los mototaxis surgen ante la demanda de los usuarios y la insuficiencia del servicio.  

Aguilar, quien fue director del Organismo Coordinador de la Operación Integral del Transporte (Ocoit) hasta febrero de 2007, dijo que en su momento este organismo técnico emitió dictámenes negativos a la operación de mototaxis, al considerarlos como "no aptos" para el transporte de pasajeros.

Desde su punto de vista, al operar en avenidas principales los vehículos que son pequeños y no cuentan con una estructura que proteja a los viajeros, quienes además no utilizan casco ni cinturón, están en una situación de alta vulnerabilidad.

"En su momento emití dictámenes negativos porque primero iniciaron con bicitaxis, luego con mototaxis y por la cuestión de seguridad a mí se me hacen no aptos para el transporte de pasajeros".  

El académico consideró urgente atender las necesidades de traslado con otro transporte más seguro, en las zonas donde han surgido los mototaxis para suplir la falta de transporte público. De esta manera,  dichos vehículos sólo operarían para enlaces condominales organizados por los propios colonos.

El fenómeno de los mototaxis surgió en Tlajomulco, debido al crecimiento explosivo de habitantes y el tipo de condominios: cotos cerrados y extensos en donde no se pueden introducir unidades del transporte público, provocando desplazamientos de más de kilómetro y medio a los pobladores.

Como director del Ocoit, Aguilar recordó que realizaron una investigación de campo en Tlajomulco y Zapotlanejo, sobre bicitaxis y mototaxis para revisar la factibilidad de la operación. En ambos casos condujeron las unidades y "vimos que no reunían aspectos de seguridad básicos, ni para el operador del vehículo, menos para los usuarios".

Recordó que los mototaxis inicialmente eran más "hechizos", una motocicleta con un arnés, sujeto a una canastilla.

En el caso de los actuales mototaxis, son vehículos pequeños sin la estructura necesaria para proteger la integridad de los ocupantes; al circular por avenidas primarias, está en riesgo al convivir con vehículos más pesados.

Son vehículos inestables, sobre todo al realizar algunos giros, esto implica una alta probabilidad de volcarse.

Además, los ocupantes y el conductor carecen de casco y cinturón de seguridad.

"Por donde circulan hay pendientes pronunciadas, hay condiciones de tráfico que incrementan el riesgo. Por una parte, el vehículo no es seguro; luego, no tienen accesorios de seguridad y, por la otra parte, circulan con alto riesgo por vialidades primarias".

FRASE

"Fue un mal necesario por el tipo de fraccionamientos que se construyeron ahí y, por supuesto, por la carencia de un plan de transporte que atendiera esa necesidad. Fue un mal necesario que se descontroló y actualmente lo padecemos", Jaime Aguilar, jefe del Departamento de Transporte Universitario de la UdeG.

EL INFORMADOR / LETICIA FONSECA