Las secuelas de la crisis económica

La crisis económica que afecta al país está dejando varias secuelas, a cual más de indeseables y peligrosas.

Los más afectados son los negocios medianos y chicos, en las personas de sus propietarios y de sus trabajadores.

Entre estos, los que sufren más consecuencias de esta crisis son los que están pagando rentas muy elevadas, pues sus ventas y sus correspondientes ganancias ni conjuntamente alcanzan a cubrirlas, por lo que se ven obligados a cerrar sus establecimientos.

El mejor de los casos se presenta cuando tienen la suerte de encontrar locales más baratos para establecerse, pero esto sucede en pocas ocasiones.

Algunos afectados por estas severas condiciones económicas en estos medianos y pequeños negocios, en un intento de sortear estas dificultades optan por seguirles pagando sólo a una parte de sus trabajadores, turnándolos en esta variante, pero terminando por deberles varias semanas a todos ellos.

Lo más grave de este asunto es que varios de los afectados dejan de pagar las cuotas que obligatoriamente deben de cubrir al Instituto Mexicano del Seguro Social, a fin de que  su planta laboral disfrute de los respectivos servicios médicos, tanto en clínicas como en hospitales, según se requiera.

Al no pagar estas cuotas, el Seguro Social suspende la atención médica, que necesitan tanto los trabajadores como sus familiares derechohabientes.


Hemos sabido del caso de un pequeño niño que requiere con urgencia de una operación en el cerebro para que la sangre le fluya ahí correctamente, y así pueda caminar, lo que ahora no hace.

Sin embargo, como el patrón de este trabajador le debe varias semanas de sueldo, durante las cuales tampoco ha pagado las cuotas correspondientes al Seguro Social, esta institución le niega esa atención urgente, asegurando que lo hará cuando le cubran los adeudos respectivos y que las cuotas se sigan pagando.

Esto sucede porque al no cubrirse las cuotas, el seguro del trabajador deja de estar vigente, y por lo mismo no se le puede prestar atención médica ni a él ni a sus familiares.

En lo que respecta a los medianos y pequeños negocios, las autoridades de la ciudad y del Estado podrían conseguirles líneas de créditos blandos, con pagos mínimos y a largo plazo, para que sus propietarios puedan adquirir los productos que necesitan para elaborar los artículos que venden, y para que los comerciantes estuvieran en condiciones de poder comprar las mercancías que expenden.

Estos créditos ayudarían a conservar numerosas fuentes de empleo, a fin de que sus trabajadores siguieran obteniendo un salario que mucho se necesita en sus familias, y para que los dueños de esos negocios hicieran frente a las condiciones difíciles que están viviendo.

Tocante a los trabajadores que se han quedado sin empleo, y a los que todavía lo conservan aunque sea a medio tiempo, y que sus patrones no están pagando las cuotas de sus seguros y que por lo mismo perdieron vigencia y ya no tienen acceso a los servicios médicos del Instituto Mexicano del Seguro Social, se les podía admitir en el Seguro Popular, unos gratuitamente y otros con cuotas meramente simbólicas, para que pudieran pagarlas.

De esta manera, todos esos trabajadores y sus familias tendrían los servicios médicos que ellos y sus familias necesitaran.

Lo que verdaderamente importa es no dejar en la desprotección médica a numerosas personas, en especial a los niños y a los ancianos, sobre todo en estos momentos problemáticos y difíciles.

Para poder realizar esto es necesario conjuntar los esfuerzos económicos de los tres niveles de Gobierno, el Federal, el del Estado y el de los municipios, y si también las agrupaciones religiosas pueden aportar algo, sería muy benéfico para todas esas familias en problemas, ya no tanto económicos, sino médicos.

En estas circunstancias será muy valioso que todos nos demos la mano, y así poder salir decorosamente de este trance económico.