Sábado, 11 de Octubre 2025
Jalisco | Su construcción afectará los ecosistemas de la zona

Estiman incompatile proyecto Zafiro con Biosfera de Chamela

El Comité Técnico asesor del Área Natural Protegida advierte que el estudio de impacto ambiental carece de sustento técnico y científico

Por: EL INFORMADOR

GUADALAJARA, JALISCO.- El desarrollo turístico Zafiro plantea “serias amenazas” contra la Reserva de la Biosfera Chamela-Cuixmala, el Santuario de las Islas de la Bahía de Chamela y, en general, contra la región boscosa contigua a estas áreas protegidas, que constituye una de las últimas áreas representativas del bosque tropical caducifolio de América, concluye el Comité Técnico asesor de la Reserva de la Biósfera Chamela-Cuixmala en las observaciones que hicieron a la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) del proyecto, la cual “carece” de un estricto sustento técnico y científico.

Las amenazas que detectaron los alrededor de 20 investigadores de la Fundación Ecológica Cuixmala y de la Estación de Biología Chamela de la Universidad Nacional Autónoma de México, están relacionadas con el uso no sustentable del agua de la región, la afectación a la fauna, la pérdida de 200 hectáreas de bosque tropical caducifolio, la contaminación por residuos sólidos y líquidos y por los efectos que generará el crecimiento de la población.

“Zafiro no demuestra satisfactoriamente la cantidad de agua que requiere el proyecto, ni la cantidad disponible en la región, por lo que no se puede concluir que no afectará la disponibilidad del recurso hídrico necesaria para asegurar la conservación de especies dentro y fuera de la Reserva de la Biosfera Chamela-Cuixmala”, señala el primer punto.

Otra “gran preocupación” son  los efectos nocivos que la falta de agua, la disminución y fragmentación del hábitat y la perturbación que implica la presencia del humano tendrían sobre especies que se encuentra bajo protección en el Santuario de las Islas de la Bahía de Chamela y en la Reserva de la Biosfera Chamela-Cuixmala, pero que dependen de la conservación de áreas aledañas a sus límites, dice una de las conclusiones que se entregó a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), para que se tome en cuenta en la autorización o no del proyecto.

“En particular, se comprometería la viabilidad de poblaciones de especies que necesitan de grandes territorios, como los felinos, y de otras especies bajo distintas categorías de riesgo, como lo es el loro corona-lila (Amazona finschi) y el murciélago Leptonycteris curasoae”.

Asimismo, habría desplazamiento de especies –incluidas las protegidas– y puede ser una fuerte presión para las poblaciones que se encuentran protegidas en la Reserva de la Biósfera Chamela-Cuixmala.

La MIA especifica que se tendrían que talar 200 hectáreas de bosque tropical caducifolio de América, ecosistema que tiene las más altas tasas de deforestación en México. Esto perturbaría negativamente la flora bajo protección en los polígonos resguardados, “al disminuir las poblaciones de polinizadores y dispersores de la zona, que permiten la reproducción de los individuos de muchas especies de árboles de este ecosistema, y al reducir su diversidad genética como consecuencia de la fragmentación y de la pérdida de la continuidad de la vegetación en la región”.

Los últimos dos puntos son la contaminación por residuos sólidos (en el tiradero a cielo abierto de Careyes) y líquidos (por infiltración y escurrimientos de fertilizantes y plaguicidas de las áreas verdes y campos de golf hacia los cuerpos de agua, que finalmente acabarían en la Bahía de Chamela), y los efectos del crecimiento de la población en la región, que a largo plazo incrementaría las presiones sobre la biodiversidad de las áreas naturales protegidas de la zona.

El proyecto no es compatible con áreas protegidas


Los expertos concluyen que Zafiro es incompatible con el objetivo de las áreas naturales protegidas que colindan con el predio y se contraponen con el desarrollo sustentable planteado para la región.
De entrada, porque la MIA “carece de un estricto sustento técnico y científico”, ya que la información que aportan sobre el uso y disponibilidad del agua, así como la diversidad y el estado de conservación de las especies de la flora y la fauna de la región, es incompleta.

Lo más “grave”, dicen, es que no se mencionan las acumulaciones y sinergias en los impactos ambientales relacionada con las poblaciones y desarrollos que se pretenden construir en los alrededores (IEL La Huerta, Las Rosadas y Rancho San Andrés).

Y enfatizan que no están en contra del desarrollo económico y social, “y mucho menos al que implica oportunidades de trabajo y mejora de vida para los pobladores de parajes que, por su belleza, son polos de atracción turística. A lo que nos oponemos es a los desarrollos de corto plazo, que sólo buscan el beneficio para unos cuantos, que no cumplen con los ordenamientos territoriales y que ponen en riesgo los ecosistemas naturales, que constituyen la base tanto de las actividades productivas, como de los ambientes naturales que tanto atraen al turismo nacional e internacional”.

En su opinión, la única manera ética y racional de actuar frente a la crisis ambiental en “la que estamos inmersos”, es desarrollos respetuosos del entorno que, sin dejar de ser rentables, promuevan el derrame de los beneficios económicos de manera más equitativa entre los pobladores de la región.

La consulta pública del proyecto turístico cerró el 3 de marzo. La reunión pública se hizo el 23 de febrero en el municipio de La Huerta. El director de Impacto y Riesgo Ambiental, Eduardo González, resaltó que en términos generales la MIA estaba bien integrada, pero había que revisar a detalle cada uno de los planteamientos.

Este medio buscó la opinión de la Operadora Chamela, desarrolladora del proyecto, pero señalaron que será hoy cuando revisen el proyecto y posteriormente enviarán información técnica en respuesta, si lo consideran necesario.

Textos: Alejandra Guillén.
Fotos: Alonso Camacho.


Para saber

Por decreto presidencial, en 1993 se decretó la Reserva de la Biósfera Chamela-Cuixmala con la idea de proteger el bosque tropical caducifolio del Pacífico de México. Esta región alberga una de las porciones más significativas de este ecosistema en el mundo.

Ficha técnica

-Las 900 hectáreas se localizan dentro de la reserva de la UNESCO “El Hombre y la Biósfera” y en terrenos contiguos a la Reserva de la Biósfera Chamela-Cuixmala y al Santuario de las Islas de la Bahía de Chamela.

-La empresa promovente es Operadora Chamela, S. De R.L. de C.V.; el representante legal es Lorenzo Landeros Volquarts.

-El Comité Técnico de la Reserva de la Biósfera Chamela-Cuixmala que analizó la MIA del desarrollo turístico (14jA2009T0017), está integrado por académicos de la Universidad Nacional Autónoma de México y de la Fundación Ecológica Cuixmala, con más de 30 años de experiencia en la región.

-Zafiro es la unión de dos proyectos anteriores: La Tambora y San Carlos.

-Los proyectos turísticos que se pretenden construir en los alrededores del polígono de Zafiro: IEL La Huerta, Las Rosadas y Rancho San Andrés.

-Desde 2002, la Bahía de Chamela es un santuario de tortuga marina e incluye las islas La Pajarera, Cocinas, Mamut, Colorada, San Pedro, San Agustín, San Andrés y Negrita, así como algunos islotes. Asimismo, hay esteros Ramsar dentro de la Reserva, y en 2006 la UNESCO incorporó el polígono de la Reserva Chamela y otras 50 mil hectáreas aledañas al Programa del Hombre y la Biósfera.

-La Conabio tiene identificadas como “áreas prioritarias” una zona marina, otra hidrológica y otra terrestre, las cuales se verían afectadas por Zafiro.

-La MIA que presentó ante Semarnat la Operadora Chamela se encuentra en la siguiente dirección: //sinat.semarnat.gob.mx/dgiraDocs/documentos/jal/estudios/2009/14JA2009T0017.pdf.

-El dictamen de la Comisión Técnica se encuentra en: www.ibiologia.unam.mx/ebchamela.

Cuestionan estudio hídrico

Abastecimiento de agua, otro de los problemas del proyecto

El estudio hídrico en la región lo realizó la consultora CIEPS, en el que concluyen que hay una disponibilidad de 41 millones de metros cúbicos anuales de agua dulce y Zafiro requerirá un millón 175 millones de metros cúbicos por año, es decir, poco más de 2% total.

Sin embargo, en la primera parte de la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), plantean que Zafiro requiere una cifra distinta de agua: más de dos millones de metros cúbicos.

El Comité Técnico de la Reserva cuestiona los datos: “No es posible sustentar la conclusión a la que llega el estudio hidrológico en el sentido de que hay agua suficiente para el hotel de las características que se plantea”.

Los académicos argumentan que en Chamela llueve en promedio 750 milímetros al año, la evapotranspiración es de mil 500 milímetros anuales, por lo que “las demandas de la vegetación pueden alcanzar valores cercanos a 100% en años secos”. Además, sólo llueve tres o cuatro meses al año.

La suma de lo anterior se traduce en un constante estrés hídrico que alcanza sus niveles críticos durante la época de sequía. Es decir, el agua es el factor limitante más importante de la región.

Por ello, este tipo de complejos turísticos, que son altamente demandantes de agua, deberían ser “cuestionados”, ya que competiría directamente con las necesidades de las comunidades humanas ya establecidas y con las áreas naturales protegidas.

El Comité expone que falta rigor en la MIA con respecto al uso y disponibilidad del agua, pues primero plantean que se requieren dos millones 375 mil millones de metros cúbicos y, luego, CIEPS expone más de un millón de metros cúbicos.

“Estas inconsistencias demuestran que la empresa promovente no tiene claro, o no lo ha sabido expresar en su MIA, la cantidad de agua que requieren para realizar y mantener el proyecto”.

Finalmente, detallan las inconsistencias y errores técnicos que realiza la empresa consultora, la cual “subestima el consumo de agua del hotel, sobrestima el agua disponible en la cuenca y estima una capacidad muy limitada del acuífero. En años secos (12 en una serie de 25 años), la cuenca difícilmente puede aportar más de un millón de metros cúbicos de agua para un hotel cuyo consumo supera el millón y medio”.

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